Presupuesto sigue errónea tendencia dominante

Se presentó el Presupuesto General de la Nación para el año 2024 y el mismo no contiene ese diferenciador sustancial en relación a lo que se viene dando en otros años. Es lo mismo de siempre. Una lástima. Se ha desaprovechado una brillante oportunidad para que el nuevo gobierno se muestre diferente. No le faltan las mayorías en ambas Cámaras y tampoco creo que las nuevas autoridades no sepan sobre los nuevos instrumentos en materia de finanzas públicas.

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No había escusas para hacer algo diferente. Sin embargo, se optó por lo mismo de siempre, una tendencia errónea dominante que no puede ser modificada a causa de los intereses político partidarios y la corrupción imperante en la distribución del dinero que, por cierto y hay que insistir, los recursos provienen de los individuos, las familias y las empresas: son los que solventan y pagan los desvaríos del malgasto que llega al 7 por ciento del Producto Interno Bruto.

En un país subdesarrollado o rico, ese despilfarro es vergüenza y robo.

¿Qué se debió hacer? Técnicamente no es muy complicado como se cree. Por el contrario, hace mucho más fácil y hasta eficiente el método denominado Presupuesto Base Cero o el “Zero Based Budgeting (ZBB). Con este instrumento las autoridades fijan, primero, los objetivos para la administración estatal y posteriormente se establece el nivel del gasto y su distribución.

El ZBB, como casi todo lo que tenga que ver con administración recursos, se inicia en la empresa privada en el año 1970. Tiene varios años de experimentación exitosa y no solo en el sector privado sino también estatal. Singapur, Nueva Zelanda y varios estados de EE.UU. lo aplican, entre otros. Lo más interesante de esta forma de elaborar el Presupuesto en este caso estatal está en cambiar la base misma de sustentación por el cual el Estado crece y crece con un método vegetativo donde si el año anterior una repartición disponía de 10, pues el siguiente año es 14, luego 16 hasta donde el carnaval se sostenga hasta que luego sobrevienen los problemas porque sencillamente no hay tal cosa como un almuerzo gratis, como alguna lo dijo acertadamente Milton Friedman, Nobel de Economía.

Al evitarse el crecimiento vegetativo del Presupuesto según lo dicho más arriba, lo que se reevalúa es precisamente si cada partida presupuestaria a la fecha es necesaria volver a establecerla en el nuevo Presupuesto. Y para que exista la partida entonces habrá que justificar su existencia. Hago expreso hincapié en la palabra justificar, en el sentido de la asignación en la permanente búsqueda de eficiencia y eficacia.

De este modo, el nuevo Presupuesto se sustenta en bases sólidas y no deja dudas acerca de que el poder administrador estatal (Ejecutivo y el Congreso) desea hacer uso eficiente, transparente y de rendición de cuentas del dinero de la gente.

Es de mencionarse aquí al Congreso, pues si bien el Ejecutivo es, como sabemos, el poder administrador, el Congreso es su contralor, de manera que no está exento igualmente de responsabilidad. Si no fuera así, entonces, no tiene sentido alguno tener un Presupuesto y menos aún que nos llamemos una República sobre los fundamentos del liberalismo republicano.

Demasiado tarde

Es cierto, el nuevo gobierno tuvo poco tiempo para elaborar un Presupuesto Base Cero (ZBB), pero también no tiene escusas para seguir con la tendencia dominante a la fecha. No obstante, tomando en cuenta el déficit y el endeudamiento que vienen creciendo, pues al menos estos dos detalles se debieron tomar en cuenta.

¿Acaso cree el nuevo poder Ejecutivo que las crisis fiscales y luego monetarias no se inician con un Presupuesto desfinanciado y, para peor, sin contraprestación y rendición de cuentas?

¿Acaso creen el Ejecutivo y el Congreso que los niveles de recaudación tributaria se mantienen constantes? Desde luego que pueden caer los ingresos y ahí vamos a enfrentarnos a una tormenta perfecta que recaerá, como siempre, sobre los mismos contribuyentes que siguen pagando sus tributos y mucho.

De manera que se podrán tener los más calificados técnicos en materia presupuestaria, pero si la premisa de la que se parte es errónea, como ocurre aquí ante el Presupuesto vigente y el entrante, esos mismos técnicos dispondrán de una información valiosa de la que muy pocos acceden.

Esa información se vuelve valiosa sumado al hecho cierto de movilizar según la coyuntura del uso de los recursos en papeles y papeles que muy pocos entienden. La burocracia, de ese modo, se torna en poder extraordinario, casi absolutista y monárquico, donde muy pocos saben lo que pasa ahí en las entrañas del poder. El resultado no puede ser más que corrupción, desvío de recursos, riqueza mal habida y la dilapidación del ahorro y del capital privado.

Todavía más, si no se aplica el ZBB, el gobierno no puede establecer un Presupuesto de acuerdo a sus objetivos como poder administrador. Gobierna a ciegas, diletante y sin hoja de ruta. Es como la veleta que se mueve de acuerdo al viento. Los programas y asignaciones de categoría obsoletos, por ejemplo, existentes en el Presupuesto que hoy sigue la tendencia dominante, muy probablemente no están identificados ni son coherentes con los objetivos que desea llevar a cabo exitosamente el Ejecutivo desde su programa de gobierno y mucho menos está identificado y se muestra coherente con lo que establece la propia Constitución Nacional (CN).

Constitución y desarrollo

El artículo 176 de nuestra ley fundamental es muy claro. El objetivo de la política económica se centra en el desarrollo. Lo dice la CN. Personalmente, estoy en desacuerdo con la forma en que se expresa la normativa, pero es lo que hoy dice nuestra ley fundamental.

Para terminar este ensayo digo que estamos por mal camino. Tenemos que preocuparnos y ocuparnos de que las libertades políticas y civiles alcanzadas solo pueden ser sostenibles con libertad económica. Todavía más, es la libertad económica la que hace posible los derechos civiles y políticos.

Y libertad económica también se lleva a la práctica mediante un Presupuesto de gastos riguroso en el respeto y garantía del trabajo de la gente; individuos, familias y empresas privadas. El Estado, los tres poderes, no puede ni debe seguir sacando dinero de la gente laboriosa y emprendedora como hoy sucede. De esto depende el éxito del gobierno.

Libertad

Libertad económica también se lleva a la práctica mediante un Presupuesto de gastos riguroso en el respeto y garantía del trabajo de la gente.

Sostenibles

Tenemos que ocuparnos de que las libertades políticas y civiles alcanzadas solo pueden ser sostenibles con libertad económica.

(*) Catedrático de materias jurídicas y económicas. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”: “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.

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