El 23 de enero pasado fue el día más caluroso en Paraguay desde que hay registros, con una temperatura del aire (en la sombra) de 39,4 °C y una sensación térmica que rondó los 50 °C en el asfalto de las ciudades. La otra cara de la moneda se vivió el 7 de julio pasado, cuando la Red de Estaciones Meteorológicas Automáticas de la Dinac registró -2.4 °C y -2.9 °C en el interior del país, marcas que también constituyen temperaturas inusuales en nuestro país.
Además, la Dirección de Meteorología e Hidrología confirma que las olas de calor y de extremo calor que sentimos en octubre y noviembre serán más frecuentes acá y en el resto del mundo.
Calentamiento global y economía
A nivel mundial el promedio de temperaturas indica que el planeta es 1,1º C más caliente que desde el periodo anterior a la Revolución Industrial. Se debe a la quema de combustible fósil y madera, como también a la producción ganadera a gran escala, que inciden en el efecto invernadero de la capa de ozono. La principal causa es la emisión de gases invernaderos como el dióxido de carbono (CO2) por la combustión de derivados del petróleo como diésel, nafta, gas, etc. y carbón. Y también está el metano (CH4) que libera el ganado vacuno (sí, a través de flatulencias). Otros gases invernadero son el ozono (O3) y los óxidos de nitrógeno (NxOy).
El calentamiento global causa el cambio climático y alguno de sus efectos los vivimos en Paraguay. Las lluvias se concentran en un corto periodo, provocando inundaciones, mientras que las sequías son más largas. Esto incide en la tierra y en los ríos que crecen para luego bajar a niveles alarmantes.
“Investigaciones basadas en modelación del clima sugieren que, en un clima cada vez más cálido debido al aumento de gases invernadero, se esperaría un incremento de las precipitaciones extremas respecto de su valor medio”, indica parte de la “Evaluación de la vulnerabilidad y la capacidad para enfrentar a los desafíos y oportunidades del cambio climático en Paraguay”. Es un estudio científico de Investigación para el Desarrollo (ID) que estuvo a cargo de Rossana Scribano.
Además de que Asunción es una ciudad con graves problemas de inundación, el cambio climático también se siente en la economía de todo el país. Paraguay tenía un crecimiento promedio mayor al 4% anual, pero este 2019 se cerraría entre un 0,5% a 1%, lo que representa una desaceleración (al borde de una recesión económica) en comparación a años anteriores.
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En particular, la zafra de la soja fue la más afectada por la sequía, entre otros rubros, provocando una caída del 4,7% del sector primario del campo. Además, las dos represas hidroeléctricas (Itaipú y Yacyretá) mermaron en un 8% su capacidad de producción como consecuencia del bajo caudal del río Paraná.
El aumento y descenso del nivel del río Paraguay también trajo sus consecuencias. En el primer caso este año se registró la mayor crecida en medio siglo, que desplazó a más de 70.000 compatriotas de zonas ribereñas, la mayoría de Asunción.
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En segundo caso, también hubo las limitaciones en la navegabilidad, que influyó, por ejemplo, en la escasez de cemento, en parte porque la materia prima no podía llegar a las planta procesadora. Se reportó falta de cemento y el Ministerio de Industria tuvo que liberar la importación del producto ante la crisis.
Incendios forestales
A las inundaciones y las sequías, se sumaron en este 2019 los incendios forestales, también relacionados con el cambio climático.
En el departamento de Alto Paraguay, donde se encuentran las más grandes áreas protegidas, tanto públicas como privadas, fueron afectadas cerca de 325.000 hectáreas de bosques. Aproximadamente 230.200 en el Monumento Natural Cerro Chovoreca, Chaco, y unas 94.600 hectáreas del Parque Nacional Río Negro (Pantanal), según datos de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), informa la Organización Mundial de Conservación - Paraguay (WWF por sus siglas en inglés).
Estos fenómenos son normales y hasta necesarios en la naturaleza, pero no los registrados este año en el Amazonas y en el Chaco paraguayo y boliviano.
El calentamiento global propicia a los climas secos y óptimos para los incendios forestales. Y la emanación de CO2 por la combustión de los bosques incide en el efecto invernadero, que a su vez contribuye nuevamente a los incendios.
Evaluaciones del Ministerio del Ambiente (Mades) y de la oenegé Guyra Paraguay concluyen que el fuego lo inició el ser humano, no fueron causas naturales. La Fiscalía sospecha de rozados o quema de pastizales para el cultivo o la ganadería, pero hasta ahora no se sabe quiénes son los responsables.
¿Qué pasó en el Pantanal paraguayo?
“Eso es un disparate”, respondió el presidente de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), Luis Villasanti, en una entrevista a ABC Color y tras ser consultado sobre la quema intensional. No se sabe quiénes fueron, pero lo concreto es que el Chaco ardió por nuestra culpa y fue el incendio más grande de la última década.
Jardín Botánico
Mientras que en el fuego destruía bosques, el Gobierno achicó el Jardín Botánico, uno de los principales espacios verdes de la capital del país. Hubo intensa oposición de un grupo de ambientalistas.
El reclamo de los que protestaban contra la afectación de 1,6 hectáreas del Botánico por la construcción de un viaducto en la zona, tuvo su clímax en un enfrentamientos con la Policía, el 21 de octubre pasado. El saldo fueron varios heridos y dos arrestados.
El Gobierno ofreció a la municipalidad otros espacios como compensación y también mudó los árboles nativos que no estaban afectados por termitas u otras plagas a fin de conservarlos, pero los activistas no estaban conformes y exigían una obra alternativa que respete el espacio verde. El Ministerio de Obras debió recurrir a un amparo judicial para que la Policía resguarde los inicios de los trabajos en zona del Botánico.
La voz de Greta
Otros fenómenos que provoca el cambio climático en Latinoamérica, además de las sequías, las inundaciones y los incendios forestales, son los Huracanes más intensos y la subida del nivel del mar, de acuerdo a datos difundidos en la cumbre del clima (COP-25) en Madrid y que reproduce la BBC. Al menos, en Paraguay no sentimos los últimos dos efectos.
La temperatura de la Tierra no deja de subir y no se puede frenar, aunque si mitigar. El Acuerdo De parís, al que está suscrito Paraguay, busca mitigar el calentamiento a menos de +2 ºC e idealmente a +1,5 ºC.
La primera medida es reducir las emisiones de CO2. Nuestro país es uno de los pocos cuyo sistema eléctrico se fundamenta en producción de energía limpia y renovable, ya que no emite gases invernaderos. Sin embargo, el 80% de lo que consumimos es carbón, leña y derivados del petróleo.
Es imposible cambiar el modelo energético del mundo sin apoyo de los líderes del mundo. Eso nos lo dejó claro la activista medioambiental sueca, Greta Thunberg, cuya voz contra los riesgos del cambio climático se escuchó en todo el mundo.
De 16 años, en agosto de 2018 pasó días acampando frente al Parlamento sueco exigiendo al gobierno de su país acciones concretas contra el calentamiento global. Se convirtió en símbolo de la lucha por la defensa del planeta e inspiró a 4 millones de personas para que se unieran en una huelga global por el clima el 20 de septiembre pasado, la manifestación más grande por el clima en la historia humana, según relata la revista TIMES, que la eligió “persona del año”.
Greta Thunberg es la “persona del año” para la revista Time
Greta denunció que a pesar del Acuerdo de París, la crisis climática sigue siendo ignorada por las personas en el poder. Y Paraguay es un claro ejemplo.
Usamos apenas menos del 20% de nuestra energía de Itaipú y Yacyretá. En vez de retirarla y usarla (falta infraestructura) seguimos quemando leña, madera, gas, nafta y diésel, sin preocuparnos que contribuimos a que la Tierra se siga calentando.
Si ni siquiera abordamos el problema anterior, cómo enfrentaremos otra recomendación: cambiar nuestra dieta y reducir el consumo de carne. Es que el sistema de uso forestal y agrícola del suelo, como la cría masiva de ganado, también inciden en el calentamiento global. Se debe a que los bosques absorben las emisiones de dióxido de carbono y tumbar árboles a mansalva para cultivos y animales no ayuda, además que en el caso de las vacas también emiten gas invernadero.
La investigación de ID no es alentadora. El cambio climático continuará provocando a mediano y largo plazo consecuencias en el campo y por ende en la economía. Tal vez sea lo mejor: si fuera más evidente que el daño del calentamiento global nos afecta al bolsillo y a las arcas del Estado, nosotros y nuestras autoridades empezaremos a tomar conciencia de la necesidad de reducir las emisiones de gases invernadero.