Un país enfermo de mente

Nuevas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud hechas este año sitúan al Paraguay como uno de los países con mayor cantidad de personas con desórdenes de ansiedad o depresión en América. Las enfermedades mentales encienden las luces de alerta.

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Una de las premisas que se debe tener en claro a la hora de asumir que uno está sufriendo de una enfermedad vinculada a la salud mental es sacarse, removerse, el tabú de que uno está loco. Así como con las dolencias físicas, la mente da señales al cuerpo que no está bien.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) dedicó este año especialmente a la depresión, una de las enfermedades que más está creciendo a nivel mundial. Esta entidad tiene, cada año, un informe sobre la salud mental, una de las cuestiones más descuidadas por las personas cuyo efecto generalmente no tiene que ver directamente con la riqueza o la pobreza, sino por una serie de factores vinculadas a ella.

El informe “Salud y estimación de la Depresión y otras enfermedades comunes vinculadas a los desórdenes mentales 2017” de la OMS clasifica específicamente qué son los desórdenes depresivos y los desórdenes de ansiedad.

En el primero de los casos — los desórdenes depresivos — están caracterizados por la tristeza, la pérdida de intereses o placer, sentimientos de culpa o automarginación en cuanto a la importancia de la persona en la sociedad, alteraciones en el sueño o el apetito, sentimiento frecuente de cansancio y poca capacidad de concentración.

“La depresión puede durar o ser recurrente, alterando la capacidad de función de una persona en el trabajo y la escuela, o de lidiar con la vida diaria. Cuando es más severa, la depresión puede llevar al suicidio. Los desórdenes depresivos se subcategorizan en dos: el primero es el desorden depresivo grande o episodio depresivo, que implica síntomas como un ánimo de depresión, pérdida de capacidad o logro del placer y poca energía. Dependiendo de la capacidad de los síntomas, los desórdenes pueden ser calificados como suaves, moderados o severos”, afirmó el reporte de la OMS.

Por otro lado, otra categoría del desorden depresivo es la distimia, que básicamente es un suave impacto de la depresión pero que perdura en el tiempo.

En el segundo de los casos está el desorden de ansiedad, que se caracteriza por episodios de ansiedad y miedo; que incluye ataques de pánico, fobias, ansiedad al trato social, trastornos obsesivos compulsivos y estrés postraumático. También puede ir de leve a severo.

En cuanto a niveles de depresión, Paraguay ocupa el cuarto lugar en toda América. La tasa de personas con esta enfermedad es de 5,2%, un total de 332.628 personas que sufren de este trastorno.

La lista en la región la encabeza Estados Unidos, el país con más depresión en América. Allí, la tasa es de 5,9% de su población, estimada es unos 400 millones de personas. Le sigue Brasil, con 5.8%, Cuba, con 5,5% y en el quinto lugar, después de Paraguay, está Trinidad y Tobago, con 5,2%.

En cuanto a los índices de enfermedades mentales derivadas del trastorno de ansiedad, Paraguay está mucho peor. La lista en América la encabeza Brasil, con un 9,2% y en segundo puesto ya figura Paraguay, con 7,6%, con 483.755 personas afectadas por esta dolencia. Sigue la lista Chile, Uruguay y en un quinto puesto, Estados Unidos.

A nivel mundial, se estima que la población global que sufre de depresión gira en torno al 4,4%, unos 322 millones de personas. La depresión es más común entre mujeres (5,1%) que en hombres (3.6%).

Las edades de prevalencia varían de acuerdo con la edad, aunque la mayoría de los casos se da en personas de entre 55 a 74 años. También se da en niños y adolescentes por debajo de los 15 años, aunque en un nivel menor de los grupos de mayor edad.

El total de personas con depresión subió un 18,4% entre 2005 y 2015; lo que refleja el aumento de la población mundial y también el de los grupos de edad en donde la enfermedad prevalece más.

La cantidad de personas a nivel mundial con desórdenes de ansiedad, a 2015, es de 3.6%. También como la depresión, es más frecuente entre mujeres que varones.

En América, se estima que un 7,7% de la población femenina sufre de un trastorno de ansiedad, mientras que en los varones la incidencia es del 3,6%. La prevalencia no diferencia edad, aunque hay una leve tendencia hacia los grupos de mayor cantidad de años. Se estima que unos 264 millones de personas viven con este trastorno en todo el mundo.

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