El frío y la tercera edad: un desafío de cuidados

Los adultos mayores sufren notablemente los cambios de temperatura, sobre todo cuando llegan los meses fríos. Es fundamental mantenerlos a buena temperatura mediante la ropa, el alimento y el ambiente. No obstante, lo que parece fácil en teoría, en la práctica no siempre lo es.

Adulta mayor
Los días frescos de otoño y el frío de invierno son difíciles para los adultos mayores, pero atendiendo sus necesidades pueden tener una excelente calidad de vida.

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La sensación de temperatura de los adultos mayores es muy diferente a la que sienten las personas jóvenes.

“Abuela, ¡ya tenés todo el ropero encima y todavía tenés frío!”, “abrigate más, nene, afuera hace un frío que pela (y hace 20 grados)”, “cerrame todas las puertas y ventanas”, “poneme más frazadas y dejá la estufa encendida”, estas son frases comunes que los abuelos repiten una y otra vez. ¿Debemos hacerles caso? ¿no serán manías o su imaginación?

“Los adultos mayores presentan mayor dificultad para regular los cambios de temperatura, esto a pesar de la demencia o no, y por este motivo es muy importante asegurarse de reforzar los cuidados en los cambios de estación. En la vejez cambia el metabolismo y el sistema de termorregulación”, dice la Dra. Paola Gómez Buongermini, geriatra refiriéndose a que el cuerpo pierde más calor que el que produce; por eso las personas mayores sienten más frío que el resto y se vuelven extremadamente sensibles a las bajas temperaturas.

“Es bastante frecuente que tanto en verano como en invierno sea de vital cuidado el asegurar de que se encuentren en un ambiente climatizado. Esto se logra mediante el uso de estufas o aire acondicionado, aunque en nuestro país no es extraño que aún utilicen braseros, los cuales suponen un peligro a la intoxicación por monóxido de carbono en ambientes poco ventilados y el riesgo de accidentes domésticos como incendios”.

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-En general se ve poca gente que sabe vestirse para mantener la temperatura corporal. ¿Cómo manejarlo con adultos mayores?

Siempre una base de telas suaves como algodón y luego las otras prendas que deben ser a su vez confortables. No olvidar medias gruesas y zapatillas de invierno. Camisones/pijamas y si es necesario ropa interior larga.

-El tomar agua es otro problema difícil de resolver con ellos.

La ingesta de agua y líquidos en general, su importancia es igual en invierno que en verano ya que el cuerpo está constituido en su mayor porcentaje por agua y para que los órganos y células funcionen de forma óptima la hidratación es fundamental.

-Quizás con actividad física logremos que tengan más ganas de tomar agua.

También la actividad física debe mantenerse en épocas de frío, siempre en ambientes controlados. Es importante recordar que estamos en época en que aumenta la circulación de virus que pueden provocar infecciones respiratorias.

-Efectivamente, prevenir los resfríos que, empeorando, podrían derivar en neumonía o bronquitis.

Si algún familiar o persona allegada presenta signos de gripe o fiebre, es mejor no acudir, no acercarse por un tiempo prudencial a lugares donde habitan mayores, en caso de que sea imprescindible, usar tapabocas y mantener el hábito frecuente del lavado de manos. Se recomienda la vacunación anual contra la influenza, que, si bien no previene el contagio, tiene como objetivo evitar formas graves de la enfermedad.

Sobre la sensación térmica y el frío

-A medida que envejecemos la temperatura corporal promedio tiende a bajar. La temperatura corporal en la tercera edad oscila entre 33,5°C y 35,5°C.

-Cuidado con la hipotermia, se da cuando hay exposición a aire o agua fría. Asegúrese de que la persona mayor no esté en ambientes más fríos que el cuerpo.

-Algunos adultos mayores pueden verse tan afectados por el frío que quedan incapacitados de comunicarse.

-Las mantas eléctricas son buenas aliadas para el abrigo. Pueden reemplazar a la calefacción, resultando más económicas. Eliminan la sensación de humedad de la cama cuando está fría. Informarse debidamente sobre su uso.

-Las mantas de lana son más recomendadas por su capacidad aislante que impide que el calor salga del cuerpo.

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Alimentación: comida calentita, nutritiva y reparadora

En invierno los adultos mayores deben nutrirse muy bien para afrontar el frío. El estar encerrados en la casa, quizás con hacinamiento, favorece el contagio de enfermedades infecciosas y las de orden respiratorio, cardíaco y osteoarticulares. Para prevenir enfermedades, una buena nutrición se compone de:

-Hidratación: Tomar agua, sopa, zumos e infusiones calientes. Limitar las bebidas estimulantes, carbonatadas y alcohólicas. Respecto a las sopas, cremas y caldos tengamos en cuenta las necesidades del adulto mayor y si lo que buscamos es hidratar, calentar, ser plato de fondo, cena o entrada. No todos los caldos, sopas y cremas son iguales.

Por ejemplo, si buscamos calentar (no saciar) una sopita de pata de pollo es ideal porque aporta colágeno. Poner a hervir las patas y cuando esté en hervor agregar apio, cebolla morada rallada, hierbabuena y orégano, dejar reducir. Colar y dar solo el caldo.

En cambio, si queremos dar un alimento reparador la sopita de pollo o caldo de gallina (sin piel y sin sal) con verduras, arroz, arveja, choclo, zanahoria, cilandro y espinaca son platos súper completos para la energía, vitaminas y minerales.

-Hidratos de carbono: Es importante mantener el nivel de glucosa en la sangre para mantener el calor y evitar la fatiga. Se recomienda pan, arroz, papas, consumir con moderación los alimentos dulces (azúcar, tortas, mermeladas, chocolates, etc)

-Grasas: No sobrepasar el 10% de las grasas saturadas animales como la carne, leche, queso, manteca, embutidos, coco. Fomentar el consumo de pescado y pollo.

-Huevos: de 3 a 4 por semana

-Vitamina D: Muy necesaria, pues se relaciona con el calcio. Se encuentra en pocos alimentos: el hígado de pescado y sus aceites, pescados como el atún y el salmón, la yema de huevo, hígado de vaca, la leche entera. Completar con adecuada exposición a la luz solar.

-Frutas, verduras y legumbres: Aumentar el consumo de cítricos de la época, la vitamina C es necesaria para los huesos y articulaciones. Las verduras, cuánto más verdes, mejor. Consumirlas en forma de guisos o puré envueltas con clara de huevo, o como tortillas al horno.

-Aumentar el consumo de fibra: Cereales integrales, frutas con piel, hortalizas y leguminosas. Excelente el tomate, posee muchas vitaminas evita la oxidación celular y desintoxica.

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Ejercicios físicos apropiados y regulares

El ejercicio equilibrado durante toda la vida hace “milagros” en la tercera edad. Una dieta combinada con ejercicios físicos moderados, regulares, acorde a las posibilidades contribuirá a prevenir el sobrepeso, la osteosporosis, mejorará la capacidad cardiorrespiratoria y si es al aire libre sumará la vitamina “del sol” (D)

También los ejercicios, hidratación, más consumo de frutas y verduras ricas en fibra, control de las comidas más calóricas –que aumentan en invierno- combatirán el estreñimiento.

Las actividades físicas son acciones que prolongan la posible autonomía e independencia, así como la mayor salud emocional y calidad de vida de las personas.

Calor humano

Por último, dar acompañamiento afectivo El frío muchas veces aísla a las personas y, más en el caso de los ancianos que se sienten solos, puede provocarles depresión, dificultades para manejarse por sí mismos, caídas, accidentes caseros. Es fundamental crear planes en familia con ellos: acompañarlos a dar un paseo y tomar un poco de sol; recordar los buenos momentos, reír, darles afecto y contacto físico.

(Fuente: Internet)

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