El acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur, pensado para facilitar los intercambios entre los dos bloques y crear la zona de libre comercio más grande del mundo, se perfila como un tema de fuerte disputa en la cumbre de jefes de Estado y de gobierno europeos, hoy
La Comisión Europea espera poder firmar el tratado este sábado 20 en Brasil, pero Francia e Italia no lo tienen tan claro. Además miles de agricultores afirman querer manifestarse hoy en la capital belga para mostrar su rechazo al pacto.
¿De qué se trata?
De un acuerdo comercial entre la UE y cuatro países sudamericanos del Mercosur, el “mercado común del sur”: Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.
Anunciado a finales de 2024 tras un cuarto de siglo de negociaciones, el tratado prevé la supresión de la mayoría de los aranceles entre esas dos zonas.
También promete importantes ingresos para las empresas de ambos continentes: el mercado sudamericano representa 270 millones de consumidores y el de la UE, 450 millones.
¿Qué intercambian?
El tratado debería favorecer las exportaciones europeas de automóviles, maquinaria, bebidas alcohólicas, chocolate, aceite de oliva y quesos.
También permitiría la entrada en Europa de carne, azúcar, arroz, miel o soja sudamericanos.
El desafío de la transición energética y tecnológica empuja además a Europa a acercarse a esa zona del mundo rica en litio, cobre, hierro y cobalto.
¿Por qué protestan agricultores y ganaderos?
Los sindicatos de agricultores esperan que acudan hasta 10.000 manifestantes este jueves a Bruselas para protestar contra la política agrícola europea y el tratado con el Mercosur.
El sector agrícola sudamericano podría beneficiarse del acuerdo. Según el instituto de estadística europeo Eurostat, en 2024 Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay exportaron productos agrícolas y agroalimentarios a la UE por valor de 23.300 millones de dólares.
En cuanto a la ganadería, el tratado prevé cuotas de exportación a la UE de 99.000 toneladas como máximo para la carne de res, es decir, el 1,6% de la producción de la UE. A partir de ahí, se aplicarán aranceles de más del 40% (en lugar del 7,5%), según la Comisión Europea.
Competitivo sector
Los ganaderos franceses temen no ser competitivos, ya que en los países del Mercosur rigen unas normas medioambientales y de seguridad alimentaria menos restrictivas.
La UE espera poder tranquilizarlos con medidas de protección: el martes, el Parlamento europeo aprobó la creación de un mecanismo para supervisar el impacto del acuerdo en productos sensibles como el buey, las aves de corral y el azúcar; y una posible reinstauración de aranceles si el mercado se desestabiliza.
No obstante, los eurodiputados y los Estados miembros aún deben alcanzar un acuerdo sobre las condiciones específicas en las que se aplicarían esas medidas.
¿Cuál es el calendario?
Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, espera firmar el tratado el sábado en Foz do Iguaçu, en Brasil, durante una cumbre de jefes de Estado del Mercosur.
Sin embargo, necesita la aprobación de los jefes de Estado y de gobierno europeos, y por eso se tiene que debatir el tema en la cumbre de Bruselas.
En cualquier caso, después de la firma el Parlamento europeo tendrá que ratificarlo, y la votación podría estar reñida. Unos 150 eurodiputados ya han pedido al Parlamento que denuncie el tratado ante el Tribunal de Justicia de la UE.
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¿Quién lo apoya y quién no?
España apoya el acuerdo, alegando que promovería las exportaciones de vino y aceite de oliva.
Su ministro de Agricultura, Luis Planas, reiteró el martes que espera que este tratado “fundamental” se firme “en estos días”.
El jefe del gobierno alemán, Friedrich Merz, que espera dar salida en el bloque sudamericano a los vehículos de sus fabricantes, que atraviesan un momento delicado, prometió presionar a sus socios para que refrenden el acuerdo.
En cambio, Francia e Italia quieren que la firma se aplace.
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Francia y una advertencia de Lula
El presidente francés, Emmanuel Macron, considera que los agricultores franceses no están lo bastante protegidos y el miércoles advirtió que París “se opondría de manera muy firme” si se forzara la adopción del tratado.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, consideró por su parte que aún es “prematuro” firmarlo.
En Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva llamó el martes a Macron y Meloni a asumir “sus responsabilidades”. Y el miércoles, advirtió: “Si dicen que no, vamos a ser duros de aquí en adelante con ellos, porque hemos cedido en todo lo que era posible ceder diplomáticamente”.