Ideas de juguetes y accesorios para enriquecer la vida de tu perro o gato esta Navidad

Perro pastor australiano con un trineo lleno de regalos de Navidad.Shutterstock

¿Querés hacer un regalo a tus mascotas esta Navidad? El juguete adecuado no solo entretiene, sino que transforma el bienestar físico y emocional de perros y gatos, garantizando una celebración verdaderamente enriquecedora.

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Más allá de la estética o las últimas modas, cada vez más especialistas en comportamiento animal coinciden: un buen juguete puede ser mucho más que un pasatiempo. Es una herramienta de salud física y mental.

Esta Navidad, la clave no está en comprar más, sino en elegir mejor.

Del capricho al bienestar: qué debe aportar un buen juguete

Perro jugando.

Los etólogos y veterinarios que trabajan en conducta animal suelen coincidir en tres funciones esenciales que deberían cubrir los juguetes y accesorios para perros y gatos:

  1. Estimulación mental: resolver pequeños retos, buscar comida, aprender trucos.
  2. Satisfacción de conductas naturales: morder, cazar, escarbar, trepar, rascar.
  3. Vínculo social: interacción positiva con las personas o con otros animales.

Un peluche que acaba olvidado en una esquina cumple, como mucho, una función decorativa. En cambio, un juguete que hace pensar al animal, que le permite “trabajar” por su comida o descargar energía de forma controlada, puede reducir estrés, prevenir conductas destructivas y mejorar su calidad de vida diaria.

Para perros: del “simple juguete” al trabajo de nariz

En el caso de los perros, la industria ha multiplicado la oferta: desde pelotas con luces hasta dispositivos inteligentes que lanzan premios. Los especialistas suelen poner el foco en una capacidad a menudo infravalorada: el olfato.

Olfato canino, imagen ilustrativa.

Las mantas de olfato, los juegos de “busca y encuentra” con premios escondidos en vasos, cajas o pequeños rompecabezas y los comederos interactivos cumplen varios objetivos a la vez: estimulan el cerebro, reducen la ansiedad y ayudan a que el perro coma más despacio.

Un comedero tipo puzzle, por ejemplo, obliga al animal a mover piezas con el hocico o las patas para acceder a la comida. El acto de “cazar” su ración activa circuitos cerebrales muy diferentes a los de engullir pienso en 30 segundos.

Diversos estudios en enriquecimiento ambiental han mostrado que este tipo de actividad reduce la aparición de estereotipias y problemas de comportamiento en animales de compañía y de laboratorio.

Masticación segura: algo más que “que no destroce el sofá”

Masticar no es un vicio: es una necesidad. Los huesos recreativos seguros, juguetes de goma resistentes y mordedores diseñados para el tamaño y fuerza de cada perro permiten canalizar esa conducta natural.

Perro de la raza golden retriever.

Los expertos recomiendan fijarse en:

  • Textura y dureza adecuadas: demasiado duro puede fracturar dientes; demasiado blando se destruye en minutos y puede tragarse.
  • Tamaño correcto: lo bastante grande para que no pueda tragarse entero.
  • Materiales no tóxicos y sin piezas pequeñas desprendibles.

Juguetes para jugar juntos: vínculo, no solo cansancio

Los lanzadores de pelota, los tiradores (tug toys) y las cañas con cuerda o peluche al final no solo sirven para que el perro “gaste energía”. Bien usados, se convierten en una oportunidad diaria de comunicación y reglas claras: soltar a la orden, respetar turnos, autocontrol.

Perro de raza bóxer.

Los educadores caninos suelen insistir en una idea clave: el juguete, por sí solo, no educa. Pero combinado con normas coherentes y sesiones cortas de juego estructurado, puede ser un gran aliado para mejorar el manejo, el vínculo y la obediencia básica.

Para gatos: el arte de respetar al cazador que vive en casa

Con los gatos, el reto es diferente. Pueden pasar por “perezosos” cuando, en realidad, lo que falta suele ser una oportunidad adecuada de expresar su instinto cazador y su necesidad de control sobre el entorno.

Gato con juguete.

La mayoría de especialistas en comportamiento felino coinciden: si solo se pudiese elegir un tipo de juguete para un gato, sería uno que imitase una presa. Las cañas con plumas, cordeles que se arrastran, juguetes que se mueven impredeciblemente o pelotas ligeras que ruedan por circuitos cerrados activan el patrón de acechar–perseguir–atrapar.

Un error habitual en estas fechas es llenar la casa de juguetes pero no dedicar tiempo a jugar activamente con el animal. Los gatos suelen preferir sesiones cortas (5–10 minutos) de juego intenso, varias veces al día, en vez de tener montones de objetos inmóviles tirados por el suelo.

Rascadores y estructuras verticales: un “regalo-mueble” que cambia su día a día

Más que un accesorio, un buen rascador o un árbol/torre para gatos puede transformar su calidad de vida. Rascar no solo lima uñas: también marca territorio visual y olfativamente, y es una forma de estiramiento físico.

Rascador para gatos.

Los comportamentalistas recomiendan fijarse en:

  • Altura y estabilidad: mejor altos y muy firmes que pequeños y tambaleantes.
  • Materiales atractivos: sisal, cartón corrugado grueso, alfombra resistente.
  • Ubicación estratégica: cerca de ventanas, zonas de paso o lugares donde ya intenta rascar.

Juegos de comida: convertir el cuenco en un desafío interesante

Aunque se asocie más a los perros, los comederos interactivos y juguetes rellenable para pienso o snacks pueden ser un gran regalo para un gato de interior.

Obligarle a “cazar” pequeñas raciones repartidas en diferentes puntos de la casa, o en rompecabezas sencillos, fomenta la actividad física y mental y puede ayudar a prevenir el sobrepeso.

La clave está en empezar por retos fáciles y aumentar poco a poco la dificultad, para evitar frustración.

Tecnología, sí… pero con criterio

En los últimos años han proliferado gadgets navideños para mascotas: fuentes de agua con Wi-Fi, cámaras que lanzan premios, láseres automáticos, collares con GPS y hasta dispensadores programables que se activan desde el celular.

Aunque algunos productos pueden ser útiles (sobre todo para tutores que pasan muchas horas fuera de casa), los especialistas advierten del riesgo de pensar que la tecnología sustituye la interacción humana.

Un láser automático que persigue al gato por la casa puede generar estrés si no hay un “fin de secuencia” claro en el que el animal atrape algo tangible.

Una cámara que lanza snacks no compensa largas jornadas de soledad si no se cubren sus necesidades de juego, descanso seguro y enriquecimiento ambiental.

Si se opta por un regalo tecnológico, conviene valorar primero qué problema real se quiere resolver (hidratación, soledad, vigilancia, horarios de comida) y comprobar que la solución propuesta no genera nuevos problemas de ansiedad o frustración.

Cómo elegir bien: seguridad, sostenibilidad y personalidad

En pleno bombardeo publicitario navideño, algunos criterios básicos pueden servir de brújula:

  • Seguridad ante todo: revisar costuras, piezas pequeñas, pinturas, materiales y tamaño. Si el animal puede arrancarlo y tragárselo, mejor buscar otra opción.
  • Adaptación al individuo: un perro mayor con artrosis no disfrutará del mismo tipo de juguete que un cachorro explosivo; un gato tímido necesitará escondites y refugios, más que láseres o juguetes estridentes.
  • Calidad sobre cantidad: pocos objetos bien pensados, variados y rotados periódicamente (ofrecer solo algunos cada vez, y guardarlos una temporada) suelen resultar más estimulantes que una montaña de juguetes siempre disponibles.
  • Impacto ambiental: materiales duraderos, reciclables cuando sea posible, y evitar comprar por impulso productos que acabarán en la basura en pocas semanas.

Elegir bien un juguete o accesorio es, en el fondo, una forma de comprometerse a algo más profundo: dedicar cada día un poco de tiempo de calidad a ese animal que comparte la vida con nosotros. Esta Navidad, los regalos que sí importan son los que prolongan ese compromiso durante todo el año.

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