Esta mañana habló con ABC el viceministro de Atención Integral de la Salud, Julio Borba, acerca de la situación actual de la pandemia del COVID-19 en Paraguay y la capacidad de camas en el sistema de salud pública.
En ese contexto, el doctor hizo referencias a recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de que las camas de terapia intensiva deberían ser una por cada 10.000 habitantes, o el 10% de las camas comunes. Señaló que, como en todo el territorio nacional de punta a punta hay unas 5.700 camas en sala común, Paraguay debería tener al menos 570 camas de cuidados intensivos.
Indicó que en enero el sistema contaba con 304 camas y actualmente hay un total de 509 en UTI. “¿Cuánto vamos a crecer? Probablemente entre 30 y 40 camas. Vamos a potenciar Ingavi acá en Asunción y potenciaremos Encarnación y Ciudad del Este”, precisó.
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“No creo que podamos crecer más, porque para que funcionen las camas necesitamos terapistas y médicos especialistas, después potenciaremos las urgencias para mantener al paciente hasta que se le pueda trasladar a terapia intensiva. Nuestro problema es que para tener una cama de terapia no es solo un monitor, respirador o una cama (...) Necesitamos profesionales y en todo el país tenemos no más de 200 terapistas”, explicó.
En relación a la posibilidad de contratar médicos extranjeros para encargarse de las terapias intensivas, respondió que es una opción que “hay que evaluar”.
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Por otra parte, habló de la ocupación de camas en Alto Paraná. Explicó que en la zona ayer y anteayer había 43 pacientes internados de un total de 80 en sala común, mientras que tenían 32 ocupadas de 34 camas disponibles en terapia intensiva. “O sea, un 90 o 95% de ocupación en terapia intensiva. Hay muchos pacientes en terapia intensiva con respecto a la cantidad de internados en la sala común. El paciente está llegando más grave de lo común”, detalló.
Asimismo, dijo que la mortalidad de los que ingresan a UTI es del 66%. “Viendo números de otros países nosotros vimos que en todos los países al inicio de la pandemia -te hablo de los de primer mundo, no a nivel regional- la mortalidad llegaba al 90%, a medida que fue pasando se llegó a un 50% o 55% (...) Estamos un poco por encima de ese resultado. Depende del servicio, porque el Ineram tiene muy baja mortalidad”, reflexionó.
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