La conductora del vehículo que terminó volcado en la escalinata, Jessica Moreira, había mencionado aquella noche del incidente que, si bien el GPS le jugó una mala pasada, la falta de señalización hizo su parte.
“Algo se tiene que hacer. Se tiene que señalizar o poner algo para que uno pare y no pase por acá, porque no hay nada, esa es la verdad”, dijo.
Afortunadamente, tanto la conductora como su acompañante resultaron ilesas y solo se registraron daños materiales. Se realizaron estudios previos antes de su restauración y luego se procedió al desmontaje de pilares que quedaron desfasados, estudios de color y más trabajos para proteger las esculturas, que duraron aproximadamente dos meses. La restauración de la simbólica escalinata culminó a inicios de junio, a cargo del arquitecto Carlo Spatuzza y otros profesionales de la Escuela Taller. En total aportaron en la intervención 12 personas.
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Ahora el problema ya no son los daños materiales, sino el riesgo de que otro incidente similar pueda ocurrir debido a la falta de señalización e iluminación.
Días atrás, corrió en redes sociales la imagen de una señalización que se inundó de críticas por no tener en cuenta el criterio estético.
El cartel finalmente fue retirado y se colocaron barras de concreto para impedir el paso, solo que de noche, al no contar con iluminación ni señalizaciones previas hasta el lugar, mantiene viva la posibilidad de otro accidente. La calle se ve totalmente oscura y lo único que se puede rescatar es una cinta reflectiva que deja mucho que desear.
El ente responsable tanto de poner en condiciones la lumínica como del cuidado de la escalinata es la Municipalidad de Asunción.
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