En el marco del Día de la Sagrada Familia, el prelado señaló que alrededor de 180 familias denunciaron hechos de violencia dentro del hogar en noche buena, en muchos casos cometidos por integrantes del propio núcleo familiar. “¿Qué está pasando con nuestras familias?”, cuestionó, al tiempo de advertir sobre una profunda crisis de valores que afecta especialmente a los más vulnerables.
Monseñor Valenzuela también expresó su preocupación por la trata de personas, la violencia doméstica y la pérdida del respeto y el diálogo en los hogares, afirmando que la familia sigue siendo el fundamento esencial de la sociedad, pero que hoy se encuentra seriamente amenazada.
En su homilía, recordó que la familia es una escuela de humanidad, donde se aprende a amar, respetar, dialogar y vivir en solidaridad.
“Es en la familia donde se forja la vida, donde se transmiten las virtudes humanas y cristianas que acompañan a la persona durante toda su existencia”, afirmó.
Asimismo, alertó sobre los peligros que enfrentan niños, adolescentes y jóvenes, expuestos a problemáticas como el alcohol, las drogas, la pornografía, el individualismo y la búsqueda de una “vida fácil”, que según sostuvo conduce a la deshumanización y a la violencia.
El obispo instó a los padres a asumir con mayor responsabilidad la educación de sus hijos y a reconstruir vínculos familiares que estén basados en el respeto, el perdón y la comprensión. En ese sentido, invitó a mirar el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret, presentada por la Iglesia como modelo de amor, fidelidad y crecimiento en sabiduría y gracia.
“Las familias no son perfectas, son frágiles, y la convivencia no siempre es fácil, pero deben ser espacios donde reine la misericordia y el diálogo”, expresó, remarcando que los conflictos no deben normalizarse, ni resolverse con violencia.
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Cierre de la Puerta Santa
En la misma jornada, Caacupé cerró la Puerta Santa, dando por concluido el Año Jubilar en la diócesis. El cierre coincidió con el Día de la Sagrada Familia, motivo por el cual se realizó una convocatoria especial a todas las familias del país para participar de la tradicional Peregrinación de las Familias, que partió desde Tupãsy Ykua y culminó en la Basílica con la Santa Misa Central.
Con este acto, los fieles deberán esperar 25 años para volver a vivir un Año Jubilar en la diócesis, previsto para el año 2050.
Durante la ceremonia se recordó el lema del jubileo, “Peregrinos de la Esperanza”, que acompañó a la comunidad en un camino de fe, oración y reflexión sobre la familia y la vida en comunidad.
Finalmente, monseñor Valenzuela pidió a la Virgen María, Reina de la Familia, que acompañe a los hogares paraguayos y los ayude a reconstruir lazos de amor y respeto, recordando que como señaló el papa Francisco: “tener un hogar es tener un lugar donde ir, y tener una familia es tener a alguien a quien amar”.
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