Bien es sabido que el Paraguay viene creciendo a ritmos constantes. En el primer semestre del 2025 creció 5,9%, según el Banco Central del Paraguay (BCP), consolidándose como la segunda economía más dinámica de la región. Lo sorprendente es que, a pesar de estas cifras, uno se pregunta: ¿realmente la gente lo siente en su día a día? Para los inversionistas, estos números son un imán; pero para las familias, la historia puede ser diferente.
Construcción y capital: inversión que se nota
Actualmente, el sector de la construcción lidera con una subida del 8,6%. Las obras públicas y privadas se multiplican, y cada nueva obra parece abrir oportunidades de empleo. Por ejemplo, observando los datos de la capital, se ven barrios con nuevas infraestructuras y proyectos que antes parecían lejanos. Además, la formación bruta de capital fijo subió 22,4%, marcando el séptimo trimestre consecutivo de crecimiento positivo. Desde mi experiencia, esto refleja que hay confianza en invertir, aunque la pregunta sigue siendo: ¿ese dinamismo llega a todos?
Sectores estratégicos en acción
Por otra parte, los servicios y la manufactura también avanzan, mientras la actividad ganadera, forestal y minera crecieron 7,7%. Esto suena muy bien, pero si pensamos en una familia promedio, ¿significa que tiene más ingresos o mejores oportunidades? El consumo privado subió 4,6%, mientras que el gasto del Gobierno cayó 5,9%. Por ejemplo, esto se traduce en que algunas familias sienten menos apoyo del Estado, a pesar de que el país crece.
¿Dónde queda la gente en medio de tantos números?
Lo cierto es que un PIB creciente no siempre se refleja en la vida diaria: mayor poder adquisitivo, acceso a servicios o empleo de calidad. Una familia promedio podría estar pagando casi 20% más por la canasta básica que hace un año, y aun así leer que la economía creció casi 6%; puede parecer contradictorio. Esto plantea una pregunta interesante: ¿realmente sentimos este crecimiento en nuestro bolsillo o sigue siendo solo un dato en un informe?
Inversiones con impacto real
En contraste, para los inversionistas la oportunidad está clara: servicios, construcción y manufactura presentan un buen dinamismo. Sin embargo, desde mi perspectiva, lo más importante es mirar el impacto real. Los proyectos que generen empleo estable, fortalezcan la producción local y fomenten el consumo masivo no solo mueven la economía, sino que también transforman vidas.
El verdadero desafío: que crecer signifique mejorar vidas
Un país puede crecer a tasas envidiables, pero la sostenibilidad del crecimiento depende de cómo se distribuya su impacto. No basta con ver porcentajes; lo que importa es que el desarrollo llegue a la población y se sienta en el día a día. Por eso, cada inversión y cada política pública deberían traducirse en beneficios concretos.
Reflexión final
Paraguay está creciendo, y eso es sumamente positivo. Pero, a pesar de los buenos números, queda la pregunta flotando: ¿cómo podemos sentirlo todos los días en nuestro bolsillo y en nuestra vida cotidiana? Transformar el crecimiento en bienestar real sigue siendo el desafío más grande.
* Economista y analista financiero especializado en desarrollo económico y mercados de inversión.