Carlos Jorge Gómez Núñez, presidente de la Cámara de Desarrolladores de Alto Paraná, conversó con ABC Negocios sobre la expansión actual de CDE impulsada por una combinación de factores económicos, migratorios y empresariales que han creado un ambiente de crecimiento sostenido.
“Hoy se construye más, hay más inversión local y extranjera, y también una demanda mucho más variada y auténtica”, sostiene. Esta demanda proviene tanto de familias que deciden establecerse en la ciudad como de empresas que buscan oficinas, espacios industriales y oportunidades para diversificar sus operaciones.
A esto se suma un componente clave: la llegada de inversionistas extranjeros, especialmente de Argentina y Brasil, que —según el vocero— representan entre 35% y 40% de participación en varios proyectos inmobiliarios.
En 2025: el sector podría crecer un 25% a 30%
Aunque no existen estadísticas oficiales consolidadas, los números estimados muestran claramente la magnitud del fenómeno. En 2024, el mercado movió entre US$ 180 y 200 millones en desarrollos basados en los metros cuadrados aprobados en la ciudad. Para el 2025, la proyección es de un crecimiento del 25% a 30%. De mantenerse este ritmo, la inversión privada total podría superar los US$ 300 millones.
Entre los motores de cambio se destaca la recuperación económica regional. Ciudad del Este, por su posición estratégica, cataliza la energía económica de sus países vecinos. Además, se observa un retorno de familias que habían migrado y hoy buscan mejores oportunidades y calidad de vida en la ciudad.
La mayor parte de la inversión sigue concentrada en el segmento residencial, especialmente en edificios de mediana altura y nuevos barrios planificados. En segundo lugar, se encuentran los proyectos corporativos, que —según Gómez Núñez— “están tomando una fuerza inédita en la ciudad”. También se registra una expansión del sector industrial y comercial, además de una fuerte incursión en proyectos de usos mixtos, un formato cada vez más adoptado en ciudades modernas.
Más de 25.000 empleos por el ladrillo
El auge no solo se refleja en inversiones y edificios. También genera una transformación social y económica directa: el sector en Alto Paraná produce más de 25.000 empleos. Esto representa entre 12% y 15% del empleo local, directo e indirecto con proveedores de rubro, una proporción significativa que evidencia el peso del rubro en la economía regional.
“Por cada edificio que se levanta, hay decenas de rubros que trabajan detrás: albañiles, proveedores de materiales, electricistas, diseñadores, comercios, servicios. Es una cadena enorme”, detalla Gómez Núñez.
Además, el desarrollo impacta positivamente en la vida urbana: hay nuevos barrios, más servicios, mayor oferta habitacional y mejores oportunidades laborales. “Cuando el desarrollo se da con criterio, se traduce en una ciudad más segura, más cómoda y con más opciones para todos”, agrega.
Inversión local y extranjera: un equilibrio clave
Según los datos que la Cámara está consolidando, entre 55% y 60% de la demanda actual es local —personas que quieren vivir o invertir en la ciudad—, mientras que entre 35% y 40% corresponde a inversionistas extranjeros. Este componente internacional se concentra principalmente en preventas y proyectos de mayor estándar.
Este equilibrio ha permitido que CDE mantenga resiliencia incluso en momentos de volatilidad económica regional. “Cuando Argentina se frena, Brasil acelera. Y la demanda local hoy es más fuerte que hace 10 años. Eso amortigua mucho las oscilaciones”, menciona.
A su vez, recuerda que la región ya no depende exclusivamente del comercio: sectores como agronegocios, industria, maquila y turismo hoy representan pilares estables del PIB local.
Pese al crecimiento acelerado, los desarrolladores enfrentan retos importantes. El más mencionado es la falta de normativa actualizada, incluyendo la necesidad urgente de un plan regulador y reglas de densificación claras. “Estamos creciendo rápido, y la clave ahora es crecer ordenados”, subraya Gómez Núñez.
Polo de inversión diversificado
Por su parte Breno Ibáñez, gerente comercial de Jarosky SA (Bienes raíces) y miembro activo de la Cámara de Empresarios de CDE, confirma este dinamismo como uno de los momentos de mayor crecimiento de las últimas dos décadas.
“Estamos frente a un crecimiento sólido, sostenido y con una demanda que supera a la oferta en varios segmentos, especialmente en el residencial vertical, oficinas corporativas y naves industriales,” afirma Ibáñez.
El imán para el inversor extranjero
Tres factores principales impulsan esta expansión, según Ibáñez: la diversificación económica de CDE menos dependiente del comercio fronterizo, la transformación urbana impulsada por nuevos desarrollos y la afluencia de inversionistas nacionales y extranjeros.
“El ladrillo en Paraguay sigue siendo un refugio sólido. Cuando hay incertidumbre en la región, muchos inversionistas —sobre todo brasileros— redirigen su capital hacia CDE buscando estabilidad y renta en dólares”, explica.
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Actualmente, la demanda de compradores está muy bien equilibrada: el 70% corresponde a compradores locales —profesionales y empresas que buscan reserva de valor— y el 30% restante a inversores extranjeros, principalmente de Brasil, Argentina y Uruguay. En el segmento corporativo e industrial, el porcentaje de capital extranjero asciende incluso al 50%.
El impacto en la calidad de vida es notorio: “más oferta de vivienda moderna, mayor seguridad, acceso a servicios y movilidad mejorada”, destaca.
Barreras a superar
Sin embargo, persisten barreras, comenta Ibáñez, procesos municipales lentos, falta de infraestructura urbana plenamente actualizada y variaciones económicas regionales que afectan los costos de materiales.
A través de la Cámara de Empresarios, están impulsando mesas técnicas con la Municipalidad, ANDE y Essap para crear una hoja de ruta que garantice normas claras de densidad, zonificación y movilidad urbana.
Potencial para duplicar
El éxito de proyectos inmobiliarios emblemáticos con el 70% de sus unidades vendidas en menos de un mes, valida la estrategia de introducir nuevos estándares de diseño y amenities.
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Ibáñez concluye con una proyección optimista: “Veo una ciudad mucho más vertical, con barrios planificados, polos corporativos consolidados e industrias de alto valor agregado”.
Si se mantiene el ritmo actual, CDE podría duplicar su volumen inmobiliario en 5 a 7 años, posicionándose como un polo de inversión extranjera directa en bienes raíces del país.
Para capitalizar aún más este crecimiento, identifica tres áreas clave por explorar: vivienda accesible con diseño moderno para jóvenes profesionales, parques logísticos de gran escala (para e-commerce y manufactura) y desarrollos mixtos que integren vivienda, comercio y oficinas.