La denuncia de Masi puede sintetizarse así: Lezcano intimó de forma amenazante al ministro anticorrupción, René Fernández, para que en un plazo perentorio le entregue toda la información de la que disponía con respecto a implicados paraguayos en el tema del avión iraní contratado para el grupo Cartes, entre los que se cuentan muchos que ya estaban implicados en narcotráfico puro y duro.
Fernández estima que la perentoria intimación tenía como objetivo real justificar un allanamiento de la sede de su ministerio por la fiscalía al servicio de Cartes, para incautar la información sobre estas organizaciones criminales allí obrantes.
La posible acción de Lezcano para apoderarse de la información fue desactivada por Fernández con un expediente muy sencillo: Le comunicó oficial y públicamente que la información requerida obraba entera en casos atendidos por el propio Lezcano.
Fernández recordó además a Lezcano que la información original le fue remitida por el mando paraguayo del “Comando Tripartito” (coordinación policial en Tres Fronteras) hace ya bastante tiempo.
Notablemente, el autor del informe que recibió Lezcano fue víctima de un atentado del que se salvó por su propia destreza, y sigue recibiendo amenazas de muerte hasta hoy.
La senadora Masi preguntó por qué Lezcano no movió un dedo con respecto a información que hubiera permitido impedir la fuga de Sebastián Marcet, narcotraficante socio del diputado Erico Galeano; por qué nada hizo sobre el narco José Insfrán, también prófugo y también parte del mismo esquema; ni sobre Lindomar Reges Furtado, fugado en camioneta de TABESA, ni Federico Santoro, implicado en la fuga de Marcet y en el avión iraní.
Lezcano alegó que hubo “apariencia de inacción” porque las investigaciones estaban en un “despliegue de inteligencia”. Debe ser la primera vez en la historia de las investigaciones criminales en que los trabajos de inteligencia frustran la persecución penal.
También insinuó, como excusa de su “apariencia de inacción”, que hubo “discordancia entre departamentos de la fiscalía”, lo que, de ser cierto, incrimina a Sandra Quiñónez como incompetente. La “discordancia”, notablemente, siempre favorece a narcos y demás compañeros de ruta del contrabando de cigarrillos.
Durante las numerosas conferencias de prensa en las que Lezcano repitió hasta el hartazgo su línea de pretextos, nunca se mostró dispuesto a explicar cómo puede ser que, teniendo todos los datos desde hace bastante tiempo, no haya podido impedir los lamentables resultados que obtuvo, que son sendos triunfos del crimen organizado.
El cartista Lorenzo Lezcano protege a Horacio Cartes y a su grupo. Para eso está en la fiscalía.