Política y conducta de borregos

Estos momentos que estamos viviendo son muy raros, muy extraños. Es cierto que nos encontramos en plena cuaresma, a días de Semana Santa y eso se mezcla en un clima de dudas, preguntas y situaciones difíciles. Por un lado, los políticos pelean salvajemente unos con otros pretendiendo de esa forma convencer al electorado. Este a su vez, no está interesado y está inmerso en su propio mundo para ganar el pan diario. No hay ambiente festivo ni alegre, no hay ilusión ni esperanzas, no se genera entusiasmo. No hay discusión ni debate. No hay propuestas importantes que lleven al cambio.

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Y esto es resultado de una serie de factores culturales, sociales, económicos y políticos que convirtieron al ciudadano en un ser desconfiado, apático, aburrido, sin ganas de participar, sin ganas de ir a votar. Décadas de ineficiencia y corrupción, llevan a esta realidad, donde nadie cree en el verso político, en los mensajes vacíos y sin contenido. El discurso barato, sin argumentos ni fundamentos los lleva el viento. Las personas que los escuchan, están convencidas de que los candidatos solo desean conquistar el poder para robar y no para servir buscando el bien común.

No contamos con candidatos brillantes y honestos que tengan visión de futuro. Carecemos de candidatos patriotas y confiables que puedan hacer una transformación completa. La mayoría de ellos están salpicados con la corrupción y pasados oscuros. La mayoría nos lleva a sospechar que todo seguirá igual, un país esquilmado por los gobernantes de turno.

Entonces somos nosotros los ciudadanos, el pueblo, quienes debemos tomar consciencia de esta realidad y con posturas firmes, aportar para el cambio. Debemos interesarnos por la política y exigir a las autoridades que hagan sus trabajos. Que cumplan sus promesas. Si no lo hacen salimos a las calles, nos organizamos, pedimos juicio político, dejamos de pagar los impuestos y llamamos a una desobediencia civil. No debemos acudir como mansos borregos a las urnas, nunca más.

Tenemos que demostrar nuestro descontento. La inseguridad es terrible en todas partes. Los hospitales están repletos de gente que precisa atención, la educación es cada vez de peor calidad y no hay trabajo digno para los jóvenes. Mientras tanto, los que pretenden ser gobierno, no ofrecen nada interesante. Se critican y agreden, sin presentar nada importante.

Un borrego es sacrificado sin que emita un grito o un llanto. Sufre su dolor y muerte sin quejarse. Va al matadero sin oponerse. No podemos tener esa conducta. Debemos pensar, reflexionar y actuar en consecuencia. Cuál es el país que queremos dejar a nuestros hijos y nietos?. Que podemos hacer para lograr ese cambio?.

Estos días de Semana Santa son una ocasión propicia para la meditación. Nos invitan a analizar los tiempos que vivimos. En nuestro corazón y mente habita Dios. Debemos pedir luz y claridad al Espíritu Santo para que podamos salir adelante todos los paraguayos. Pedir que los gobernantes sean coherentes y patriotas. Que ganen las elecciones las personas con buenas intenciones y voluntad política. Necesitamos una nación nueva libre de corrupción y bandidaje. Todos juntos podemos llevar a cabo ese gran sueño. En el Paraguay, todo está por hacerse. Tenemos agua, energía, tierra fértil y recursos naturales. Ese sueño, en gran parte, depende de nosotros.

blila.gayoso@hotmail.com

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