Si lo que se pretende es que el décimo departamento logre un sustento económico importante y sustentable basado en el turismo, no bastará con habilitar algunos atractivos y esperar que los visitantes vayan llegando por arte de magia.
Convertirse en zona turística sustentable requiere del esfuerzo de todos los sectores públicos y privados para ofrecer no solo opciones de ocio momentáneo, sino toda una experiencia positiva pasar algunos días en una ciudad determinada.
Solo ofreciendo seguridad, recreación, riqueza cultural e histórica se podrá lograr que los visitantes, ya sean connacionales o extranjeros, decidan pasar unos días en la región.
Un factor clave en el que se debe trabajar para lograr este objetivo es el sentido de pertenencia. Ese sentido de pertenencia que tanto hace falta para combatir uno de los problemas más graves y preocupantes de la zona: la inseguridad.
La inseguridad no se va a desterrar si todos los actores de la sociedad, desde los comerciantes y empresarios, hasta los vendedores ambulantes y autoridades no forman una red que defiende a capa y espada cada sector donde se desenvuelve.
Si un comerciante ve que en el local de al lado están estafando a un cliente debe denunciar; si un guía de compras ve que una persona está ejerciendo de manera irregular esta labor debe denunciar y así sucesivamente. Esto también implica un alto compromiso de la Policía Nacional, el Ministerio Público y el Poder Judicial de dar la garantía suficiente a los denunciantes de que los hechos serán investigados como corresponde hasta lograr la sanción de los responsables.
Convertir al Alto Paraná en una zona turística de referencia definitivamente no será fácil, pues implica mucho trabajo, compromiso y sobre todo ese sentido de pertenencia, que implica cuidar en todos los sentidos el lugar donde nos desenvolvemos.
El turismo es sin dudas una gran esperanza para la economía de la región, por lo que todo esfuerzo para fortalecer este rubro vale la pena.