Ya en campaña electoral el entonces presidenciable Santiago Peña advertía cuál iba a ser la línea del gobierno con esta frase, en la que desmeritó los estudios de jóvenes que buscan arduamente un puesto laboral acorde a su capacidad, priorizando a los correligionarios para los cargos importantes.
Lo más controversial del presidente Santiago Peña fue que el mismo día en que los jóvenes profesionales que ganaron un concurso y posteriormente fueron desvinculados de Itaipú, eran reprimidos frente a Mburuvicha Róga, también argumentaba el aumentazo a los parlamentarios.
Lo más aberrante del aumento es que los “republicanos” argumentaron que es “una estrategia de Santiago Peña para que personas sean bien remuneradas, y eso las hace menos vulnerable ante la corrupción”, o “prefiero un presidente, ministro o legis-
lador bien pagado a uno que cometa tráfico de influencias o conflicto de intereses”, justificando que una diferencia de G. 5 millones haría más o menos corrupto a un legislador, mientras que siguen repartiendo tierras del Estado a invasores vip, o protegiendo a colegas suyos investigados por presuntos vínculos con el narcotráfico o títulos falsos.
Esta misma semana la mayoría de los legisladores que recibirán el aumentazo se abroquelaron para proteger a Hernán Rivas, sobre quien saltaron varios cuestionamientos y groseras inconsistencias respecto a la legalidad de su título universitario de abogado, evidenciando una vez más que se prioriza al correligionario.
Un buen salario poco o nada ayudaría a que los legisladores sean menos corruptos, aún más en una sociedad en la que el crimen organizado permea las instituciones del Estado. Mientras que el Estado de derecho y la justicia no funcionen y la impunidad siga campante, mientras que la justicia sea una mercancía más, o un garrote para perseguir a adversarios políticos, nada podemos esperar de Santiago Peña y los legisladores del Partido Colorado.