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Esta búsqueda estéril retrasa al país y solo contribuye a borrar del mapa de inversión y desarrollo al Paraguay.
El Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), como ente rector, no necesita de “Marías” ni “Turriagas”, ni de “ideología de género”, sino definir qué conocimientos o habilidades proporcionar a los futuros egresados de cara a la demanda laboral nacional e internacional.
El mundo económico globalizado requiere cada vez más de mano de obra calificada en nuevas tecnologías. Un pequeño gran ejemplo: fabricación de chips o semiconductores.
Estos son hoy objetos de disputa de las grandes potencias económicas, principalmente Estados Unidos y China Popular. El líder global en la producción de semiconductores es la República de China (Taiwán) con la compañía TSMC. También, Corea del Sur con Samsung.
El rubro de estos componentes electrónicos de uso cotidiano es en la actualidad altamente estratégico debido a que mueve la economía mundial moderna.
Estos chips se utilizan en electrodomésticos, teléfonos inteligentes, computadoras hasta en equipos militares ultraavanzados. El sector representa en el mercado global unos 600.000 millones de dólares al año, con tendencia a expandirse aún más el próximo año.
Tal vez se dificulte cuantificar y cualificar lo que nos estamos perdiendo como país en discusiones improductivas. Pero como para muestra vale un botón podemos citar que Estados Unidos planea convertir a Brasil en un polo tecnológico para lo cual envió como equipo de avanzada a inversores y representantes de las gigantes tecnológicas Meta (Facebook, Instagram y otros), Nvidia, Cloudfare y Google.
Y acá vale preguntarse por qué no eligieron a Paraguay teniendo suficiente energía limpia y baja presión tributaria, más allá de que EE.UU. pretenda con ese proyecto para Brasil frenar la influencia política y económica de China Popular en la región.
La educación paraguaya requiere un cambio de “chip” urgente. De verdadera ciencia –como la definida por la Real Academia Española como “conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente”– y de una fuerte apuesta por la innovación.