Preparemos el camino del Señor

El Evangelio proclama: “Una voz grita en el desierto: preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”. Es la predicación de Juan Bautista, que retoma las palabras del profeta Isaías, y esta indicación debe mantenerse viva por todos los siglos, ya que es justamente eso que necesita el ser humano.

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El profeta usa términos de la geografía, como “desierto, rellenar los vales, aplanar las montañas” y otros. Hoy día, delante de las brutales agresiones a la naturaleza, de cierta manera, podemos entender el urgente cuidado con la ecología, sea la preservación de las florestas, del agua potable y del aire que respiramos.

Pero, si el ser humano no cambia su corazón materialista y egoísta, tampoco va a cambiar el modo como trata la naturaleza.

Por ello, “preparar el camino del Señor” presenta un significado más profundo, pues se refiere al modo como uno se relaciona con Dios, y a la honestidad consigo mismo. “Allanar sus senderos” es no poner obstáculos insulsos para la acción liberadora de Dios, como la falta de autodisciplina delante del consumismo. Por estos tiempos, sentimos que hay un feroz marketing hacia todo tipo de compras y derroches, a tal punto de que uno “compra lo que no necesita con la plata que no tiene...”. Después, se queda agobiado por esa impulsividad que nandi vera. “Preparar el camino” es reconocer que Dios debe entrar en nuestro corazón y sentirse a gusto ahí. Para tanto, es imperativo que la egolatría dé un paso al costado y que no estemos tan satisfechos con nuestras irresponsabilidades y superficialidades. Es mirar el propio interior y admitir que uno necesita madurar, que es importante ser más sencillo, y realizar actos concretos hacia esta finalidad. La expresión “preparar el camino” es sugestiva, ya que comunica la necesidad de no improvisar, de organizarse para ser más solidario y más dedicado a los otros, pues pasar el tiempo adorando el propio ombligo es trayecto seguro de frustración. Como Juan Bautista, debemos entender que hay alguien más poderoso, y es justamente Cristo quien bautizará con la fuerza del Espíritu Santo, para ir creando la nueva sociedad que todos soñamos. Busquemos en este tiempo de Adviento un encuentro significativo con Jesucristo, a través de la Confesión. Día 10 de diciembre de 1948 fue la declaración universal de los Derechos Humanos, y practicarlos es un modo eficaz de preparar la venida del Señor. Esta idea se compagina con la enseñanza de Pedro, que sostiene que debemos tener una conducta ejemplar, generosa y sin manchas en nuestro comportamiento moral.

Paz y bien.

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