La estimable honestidad de un tránsfuga

Honor Colorado, en su estrategia de copar todo lo que pudiera coparse, incorporó oficialmente a Chaqueñito a sus filas. Lo hizo en un acto público en el que este inefable senador estuvo bajo la atenta vigilancia de Bachi Núñez, no fuera que a última hora se le escapara tan preciada presa. Este muchacho ya está mejor, producto de una de esas enigmáticas combinaciones que hacen que algunas veces la vida pareciera una indigesta broma.

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Lo que no es broma —más bien una tragedia— es lo que subyace bajo este asunto. Aquí no se juzga al ser humano, sino a la investidura que le impusieron pese a su notoria incompetencia para asumirla.

Chaqueñito es un accidente que le ensartó al país Payo Cubas, una burla a la razón. Hoy es senador, sitial que debiera ser de personalidades de integridad intelectual, moral, espiritual y emocional.

Cuando los liberales impusieron a Portillo pensamos que habíamos llegado al fondo. Pero hoy tenemos a Hernán Rivas (que une a su ignorancia, una perversidad notoria), Yami Nal, el ario Dionisio o Chaqueñito. Todavía hay fondo para descender en esta degradación dolorosa de las instituciones nacionales.

Juan Carlos Galaverna, cuyo archivo de premoniciones sobre el cartismo es vasto y atendible, avisó hace tiempo que el proyecto Cartes es “el copamiento, la concentración absoluta del poder”. Y que, si eso se concretara, lo de Stroessner pasaría a ser apenas “un agradable chiste a recordar”. Lo pudimos ver y oír en un vídeo en el muro de Alfredo Boccia. Anteriormente, Galaverna había advertido que la gente que rodea a Cartes “es capaz de cualquier cosa” y deslizó no tan furtivamente que eso de “cualquier cosa” incluía lo “del crimen político”. Son vídeos que vivirán por toda la eternidad. Yo a Galaverna no le discutiría en política: es el individuo que mejor conoce a los políticos y, sobre todo, que mejor conoce a Cartes. Hoy Galaverna, vuelto al redil, ayuda a Cartes a perpetrar el copamiento proyectado (y advertido por él). El episodio de sórdida arrogancia que fue la expulsión de la senadora fue su idea, según Beto Ovelar. En la ejecutoria de Galaverna esta es otra vuelta de tuerca, como diría Henry James, genio de la literatura de terror.

En este contexto, el copamiento de las instituciones pasa por darles entidad dentro de las mismas a seres mediocres. Para denigrar a dichas instituciones. Para debilitarlas y coparlas más fácilmente. ¿Qué otra cosa fue lo de Rivas en el JEM? Chaqueñito no es senador por HC originalmente, pero confesó: “volví a mi casa”. Tal como Galaverna. Cartista grato, no gratis. Tal…

Es un tránsfuga, por pasar de un grupo a otro, pero es honesto en su postura. Y ya está listo para hacer lo que le ordenen. A Chaqueñito lo trajeron para eso, y no para que piense. La idea cartista es copar todo, incluyendo voluntades que no razonan, las que serán estratégicamente útiles para el copamiento total advertido por Galaverna.

nerifarina@gmail.com

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