OTAN: Historia de expansión, agresión y destrucción de la estabilidad estratégica

Hace exactamente 75 años, el 4 de abril de 1949, se creó la Organización del Tratado del Atlántico Norte, más conocida por sus siglas OTAN.

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Su establecimiento fue una implementación directa de la estrategia de “contener” a la URSS, formulada por el diplomático estadounidense George Kennan y adoptada por el presidente estadounidense Harry Truman, que se convirtió en la base ideológica para el estallido de la Guerra Fría. Hay que recordar que Moscú estaba proponiendo durante mucho tiempo a Washington transformar la OTAN en un sistema de seguridad paneuropeo incluyendo a la URSS en la organización; el 31 de marzo de 1954, tal propuesta fue hecha oficialmente mediante una nota del Ministerio de Asuntos Exteriores soviético.

Después de una respuesta negativa de los países occidentales, en 1956 se formó la Organización del Pacto de Varsovia, uniendo a la URSS y sus aliados en Europa del Este. Se sentaron así las bases de la arquitectura del enfrentamiento bipolar en Europa, que determinó la situación político-militar en la región durante toda la Guerra Fría.

En noviembre de 1989 terminó la Guerra Fría. El Pacto de Varsovia fue disuelto. En Estados Unidos comenzaron amplias discusiones sobre el destino futuro de la OTAN. Se propusieron ideas para transformarla en una organización exclusivamente política y se consideraron opciones para crear un sistema de seguridad paneuropeo. Desafortunadamente, los círculos políticos conocidos como “neoconservadores” tomaron la delantera, esforzándose por aprovechar al máximo el nuevo estatus de Estados Unidos como potencia hegemónica mundial y viendo a la OTAN como una herramienta para mantener el dominio global de Washington.

La organización, inicialmente orientada a la confrontación, no sólo se mantuvo, sino que también comenzó a expandirse hacia el Este, a pesar de las seguridades dadas al lado soviético al final de la Guerra Fría de que la OTAN “no avanzaría ni una pulgada hacia el Este”. Es significativo a este respecto que el propio inspirador ideológico de la “contención”, George Kennan, se pronunciara en aquel momento contra la expansión. Entre los que compartían esta opinión fueron el exsecretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional Henry Kissinger, así como William Perry, quien ocupaba el cargo de Secretario de Defensa en aquel momento.

El 12 de marzo de 1999 se produjo la primera oleada de expansión de la OTAN en la historia moderna tras la inclusión de Polonia, Hungría y la República Checa en la alianza. Literalmente, dos semanas después, el bloque renovado llevó a cabo su primera acción agresiva, iniciando el bárbaro bombardeo de Yugoslavia. Desde 2001, la OTAN ha estado involucrada en una guerra de 20 años en Afganistán que, según estimaciones conservadoras, ha provocado la muerte de más de 100.000 civiles. La mayoría de los miembros de la OTAN participaron en la invasión angloamericana de Irak en 2003, que, según Amnistía Internacional, mató a unos 800.000 civiles y, según algunos expertos, a más de un millón. En 2011, la OTAN llevó a cabo una operación militar contra Libia, sumiendo a ese país en el caos de la guerra civil de la que hasta el día de hoy no se ha recuperado.

No es sorprendente que nuestro país perciba el avance de este agresivo bloque político-militar hacia las fronteras rusas como una amenaza absoluta a los intereses nacionales vitales. De hecho, se ha formado un anillo de Estados hostiles a lo largo del perímetro de nuestras fronteras. La situación empeoró significativamente después del golpe de estado en Kiev en 2014, cuando la OTAN inició la penetración militar en Ucrania.

La publicación del New York Times del 28 de febrero de este año describe abiertamente la magnitud de las actividades de reconocimiento y sabotaje contra Rusia llevadas a cabo por la CIA en el territorio de nuestro Estado vecino. Es un hecho conocido que los Estados Unidos crearon laboratorios en Ucrania que se dedicaban al desarrollo de armas biológicas. El rumbo que tomaron los dirigentes de Kiev hacia la membresía plena en la OTAN creó esencialmente una situación similar a la crisis de los misiles cubanos de 1962, cuando la escalada militar de una potencia nuclear cerca de las fronteras de otra potencia nuclear creó una amenaza militar existencial inmediata para esta última.

Las acciones de la OTAN en Ucrania han creado una situación absolutamente inaceptable para Rusia, dado que el bloque del Atlántico Norte tiene una ventaja significativa sobre nuestro país en recursos y armas convencionales. Esto crea el riesgo de reducir el umbral para el uso de armas nucleares, ya que en caso de agresión de la OTAN con armas convencionales, es posible que Rusia no tenga otra opción que utilizar su potencial nuclear táctico. Después de que los países de la OTAN demostraran su actitud poco seria ante nuestros intentos de resolver la situación actual en la mesa de negociaciones en diciembre de 2021 mediante la firma de dos Acuerdos de Garantía de Seguridad, nuestro país se vio obligado a lanzar una operación militar especial en Ucrania.

Resumiendo los 75 años de existencia de la OTAN, podemos afirmar que la decisión de preservar la alianza y expandirla destruyó las perspectivas de construir un sistema de seguridad paneuropeo en la región “desde Vancouver hasta Vladivostok”, socavó la estabilidad estratégica global y predeterminó el estallido de enfrentamientos armados en varias partes del mundo, incluido el conflicto actual en Ucrania.

Artículo gentileza. El autor es Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la Federación de Rusia en la República del Paraguay, Doctor en Historia.

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