Tratado pandémico

La ministra Teresa Barán tranquilizó el viernes 24 al país vía “X” aclarando que nuestro país no firmará el tratado pandémico elaborado en el seno de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pantalla que encubre a los grupos articulados por el oligarca norteamericano Bill Gates, que financian alrededor del ochenta y cinco por ciento de la entidad.

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Este tratado es una trampa del oligarca y sus cómplices: Su art. 8 obliga a “… la armonización de los requisitos en materia de reglamentación a nivel internacional (…) Cada Parte (…), en caso de (…) pandemia, acelerará el proceso de aprobación y concesión de licencia de dichos productos” (por ejemplo “vacunas”) (…) incluido el intercambio de expedientes reglamentarios”.

O sea, delega en la OMS la legislación nacional sobre pandemias.

Su art. 16 ordena “… adoptar un enfoque que abarque a todo el Gobierno y a toda la sociedad, en particular (…), garantizar su adhesión y contribución a la disposición operativa (…). Cada Parte debería promover la colaboración efectiva y significativa de (…) la sociedad civil” (ONG) “y los agentes no estatales (…) en las labores de toma de decisiones, aplicación (…). Cada Parte elaborará (…) planes nacionales (…) para su aplicación antes y después de estas y durante los periodos interpandémicos…”

O sea, destruye la división democrática de poderes para reemplazarla por un poder unificado,

sin control, con las ONG que no representan, sino a sus finan-

cistas.

Su art. 18. Dispone que “Las Partes (…) se comprometen (…) a promover y aplicar un enfoque de «Una sola salud». Las Partes (…) determinarán las intervenciones que abordan los factores que desencadenan la aparición y reaparición de enfermedades (…) incluidos, entre otros, el cambio climático, el cambio en los usos de la tierra (…) e integrarán dichas intervenciones en los planes pertinentes de prevención y preparación frente a pandemias”.

“‘Una sola salud’ es un enfoque integral y unificador cuyo objetivo es equilibrar y optimizar la salud

de las personas, los animales y los ecosistemas (…) para establecer nuevos métodos de vigilancia y control de enfermedades”.

O sea, impone el dogma climático como causal de declaración de pandemia y somete al aparato productivo agropecuario a la vigilancia de la OMS.

Y su art. 26 dispone que “Todo intercambio de datos o de información que realicen las Partes (…) respetará el derecho a la privacidad (…) y se ajustará a la legislación nacional de cada Parte, según proceda, referente (…) a la confidencialidad y la privacidad”.

O sea, obliga al secretismo que impusieron durante el covid-19.

No es que no haya otras barbaridades. Es que no tengo más espacio.

evp@abc.com.py

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