Los gastos salariales siguen siendo la prioridad en detrimento de las inversiones físicas, de acuerdo con un análisis sobre el proyecto de presupuesto 2024 correspondiente a la Administración Central realizado por el Observatorio del Gasto Público de Dende. Falta eficiencia y se recurre a endeudamiento para pagar la deuda, señala la entidad.
El pasado 5 de octubre, la moneda nacional, el guaraní, creada en 1943, cumplió 80 años, durante los cuales nunca ha sufrido un cambio de denominación ni recorte de ceros, lo que la convierte en una de las más estables, no solo de la región y de América Latina, sino del mundo. Este honroso sitial, sin embargo, está en claras vías de perderse, debido a la tendencia de sostenido y crónico déficit fiscal por exceso de gasto público, que se ha agravado aceleradamente en los últimos años. La manera de precautelar el valor del guaraní y el dinero de las familias paraguayas es reduciendo el gasto público corriente para restablecer un nivel aceptable de equilibrio. De lo contrario, a este ritmo, más temprano que tarde, la tan mentada estabilidad de la moneda paraguaya, más que un motivo de orgullo, será un motivo de nostalgia.
El amor a la patria es un noble sentimiento que debe reflejarse en el civismo de gobernantes y gobernados, en el celo constante por los intereses y las instituciones del país. Se demuestra menos con algunas palabras de circunstancia, pronunciadas con unción en algún aniversario como el de la Independencia nacional, que con un comportamiento en la vida pública que responda al anhelo de que el Paraguay prospere con justicia y libertad. Es muy fácil cantar loas a los próceres o ponerse la bandera tricolor al cuello en una campaña electoral, pero no lo es tanto resistir las tentaciones que ofrecen el poder político y los lazos personales con quienes lo ejercen.
La Contraloría General de Paraguay presentó esta semana un proyecto al Ejecutivo en el que propone introducir la tecnología de inteligencia artificial en los procesos de control de gastos públicos, con el objetivo de reducir los márgenes de corrupción, destaca un despacho de la agencia Efe, originada en Asunción.
La historia se repite cada año, en vísperas del inicio del año lectivo: se denuncian las agudas carencias de siempre, porque el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) –hoy dirigido por el Ing. Agr. Nicolás Zárate, especialista en fertilizantes y medio ambiente– poco o nada ha hecho para remediarlas, pese a que su presupuesto solo es superado por el del Ministerio de Hacienda: el año pasado dispuso de 9,2 billones de guaraníes, de los cuales más del 80% fue destinado a gastos rígidos, como al pago de sueldos a unos 90.000 funcionarios y docentes. Claro que no estaría mal destinar más fondos a la educación, pero también es preciso hacerlo mejor, para lo cual resulta imprescindible que el personal sea idóneo, honesto y diligente. Se estima que la ineficiencia del gasto público en el Paraguay equivale al 4% de su producto interno bruto, que el año pasado llegó a 41.935 millones de dólares, siendo presumible que el MEC haya aportado proporcionalmente lo suyo, en cuanto a derroches, latrocinios y prebendarismos. Pero al ministro Zárate no se le ocurrió ahora sino reclamar más impuestos a la ciudadanía para mejorar la educación y la salud, en vez de poner énfasis en el combate a la corrupción y en el uso más racional de los recursos disponibles.