Argentina afronta el reto de vacunar en las villas miseria

BUENOS AIRES. La campaña de vacunación avanza en Argentina a un ritmo creciente con la llegada de varios millones de dosis en las últimas semanas, pero se encuentran con grandes dificultades para cumplir con el plan en las villas miseria.

Personas esperan para recibir una vacuna contra la covid-19 el 16 de junio de 2021, en Buenos Aires (Argentina). La campaña de vacunación avanza en Argentina a un ritmo creciente gracias a la llegada de varios millones de dosis en las últimas (EFE/ Juan Ignacio Roncoroni)
Personas esperan para recibir una vacuna contra la covid-19 el 16 de junio de 2021, en Buenos Aires (Argentina). La campaña de vacunación avanza en Argentina a un ritmo creciente gracias a la llegada de varios millones de dosis en las últimas (EFE/ Juan Ignacio Roncoroni)Juan Ignacio Roncoroni

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En estos barrios, las autoridades se encuentran con varios problemas, como la falta de conectividad y de recursos de los vecinos y censos anticuados e inexactos que dificultan establecer la población objetivo. Ante este panorama, los responsables de la campaña tienen clara la solución: “Hay que patear el barrio”.

"La realidad es que hay que patear el barrio, es la única manera de aumentar la adherencia a la vacunación y que la gente se vacune. Hay un porcentaje grande que sabe que se está vacunando, se anota, le llega el turno, pero hay también mucha gente que hay que acercarse y ofrecérselo directamente", afirmó a Efe Diego Vacchino, responsable del vacunatorio del barrio 21-24, en Buenos Aires.

Trabajo a pie

Al igual que ocurre en el resto de la capital, las personas que deseen vacunarse deben anotarse primero a través del portal digital del Ministerio de Salud, tarea que se complica en un barrio donde la conexión a internet no está garantizada, por lo que los propios centros de salud se habilitaron para realizar la inscripción y se distribuyeron con el mismo fin varios puestos por todo el terreno.

"Hay puestos de Desarrollo Social distribuidos en el barrio donde pueden acercarse ahí y ellos les hacen el empadronamiento para que puedan tener el turno. Las organizaciones sociales, profesionales de la salud, se acercan a las casas a comunicar este turno que tendrían", agregó.

En este vacunatorio se distribuyen unas 80 dosis por día, cifra que se establece en base a la población objetivo. Según el último censo, de 2010, en el barrio viven unas 50.000 personas, aunque otros estudios llevados a cabo por organizaciones sociales afirman que esta cifra puede llegar a las 70.000 personas.

La mayoría de la población es de mediana edad, por lo que las primeras etapas del plan de vacunación, destinadas a adultos mayores, transcurrieron con gran velocidad, y según las cifras oficiales todos los mayores de 70 años, "excepto alguno puntual que no haya querido", ya están vacunados.

También existe un protocolo para atender a domicilio a personas con movilidad reducida.

"En caso de aquellas personas que están postradas, que no pueden movilizarse, armamos un dispositivo desde acá con protocolos aprobados para acercarnos al domicilio y poder hacer la vacunación. (...) Se realiza la vacunación y hacemos en el domicilio la observación de lo 15 o 20 minutos posteriores a vacunarse para constatar que no haya efectos adversos", aseguró.

La desinformación

Las autoridades también deben combatir la desinformación y los rumores que circulan sobre posibles efectos adversos y conspiraciones, y destacan que en este momento las vacunas ya están aceptadas por la mayoría de los vecinos.

"Se acercan acá, muchas veces sacan el turno, lo tienen y acá nos preguntan mucho y les mostramos como se está vacunando a otra gente, les mostramos la vacuna, vamos tratando de aclarar todas las dudas y la realidad es que la gran mayoría las aceptan", subrayó.

Guilusia Morocho tiene 48 años, y debido a su comorbilidad pudo acceder a una vacuna, lo que la hace sentirse "contenta" y "un poco más tranquila" instantes después de recibir la primera dosis, aunque reconoce que cuando se inició la campaña tenía miedo.

"En algún momento le tuve miedo a la vacuna, escuchas en televisión a los doctores que siempre es mejor estar vacunado y me terminé convenciendo de que hay que vacunarse", aseguró.

En su caso la pandemia se llevó a varios de sus seres queridos, residentes en su Perú natal, a los que no pudo despedir. Por eso ahora, tras recibir la vacuna, pide como deseo volver a juntarse con su familia antes de que acabe el año.

"Yo he tenido mucha gente que ha fallecido a mi alrededor, familiares, amigos... y esto fue muy fuerte para todos, yo soy de Perú, vivo en Argentina y ustedes se imaginaran lo que fue vivir esta enfermedad así, de lejos, 6 años (hace) que no veo a mi familia", dijo.

Para Celso Barreto, vecino del barrio de 54 años, la confianza en la vacuna llegó después de que su mujer y su hija recibieran una dosis cada una sin efectos adversos, por lo que decidió anotarse y finalmente recibir la primera dosis.

“Había muchos rumores desde el principio, se vacunó mi señora hace un mes, también mi hija, y ahí empezamos a relajar un poco más”, concluyó.

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