Cinco trucos para lograr la postal navideña perfecta con tu perro o gato (y sin drama)

Mascotas en la foto de Navidad.Shutterstock

Las fiestas se apoderan de nuestras mascotas, convirtiéndolas en estrellas de Instagram. El desafío real es capturar su esencia sin caos ni estrés. Aquí, cinco trucos para lograrlo y disfrutar del proceso.

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Las postales navideñas ya no son solo para familias humanas. Perros con gorro de Papá Noel, gatos entre luces y guirnaldas, son protagonistas obligados en redes sociales y álbumes familiares. Pero lo que parece una escena idílica muchas veces termina en persecuciones, maullidos indignados y humanos frustrados con la cámara en la mano.

Mascotas en la foto de Navidad.

Lograr una buena foto navideña con tu mascota sin estrés es posible, siempre que se respete su bienestar y se entienda que no es un modelo profesional, sino un animal con sus propios tiempos y límites.

Estos cinco trucos ayudan a conseguir la imagen soñada sin convertir la sesión en un drama.

1. Preparar el entorno antes de pedirle “sentado”

La mayoría de los problemas empiezan antes de apretar el botón de la cámara. El entorno en el que se hace la foto puede marcar la diferencia entre una experiencia tranquila y una escena caótica.

Mascotas en la foto de Navidad.

Lo ideal es elegir un espacio tranquilo, lejos de ruidos fuertes y distracciones intensas (como otros perros, chicos corriendo o la televisión a todo volumen). Un rincón cerca del árbol de Navidad pero sin demasiado tránsito, suele funcionar bien.

También conviene:

  • Ordenar el fondo: recoger cables, bolsas y objetos que “ensucien” la imagen o puedan ser peligrosos.
  • Presentar la decoración antes: dejar que el animal huela el árbol, las guirnaldas o el escenario unos minutos antes de empezar. Eso reduce la curiosidad ansiosa durante la sesión.
  • Elegir un horario en que la mascota esté más tranquila: muchos perros y gatos están más relajados después de comer o de un paseo, no en su “hora pico” de energía.

Un ambiente preparado ayuda a que el animal se sienta seguro y a que la persona que hace las fotos pueda concentrarse en el encuadre, en lugar de estar corriendo detrás de un gato que se trepa al árbol.

2. Menos poses rígidas, más juego y espontaneidad

La imagen mental de la postal perfecta suele ser muy estática: el perro sentado, quieto, mirando a cámara; el gato posando pacientemente con un moño rojo. En la práctica, forzar esa quietud es la receta para el fracaso.

Mascotas en la foto de Navidad.

Funciona mucho mejor transformar la sesión en un juego. En lugar de intentar una pose imposible desde el minuto uno, es preferible:

  • Empezar jugando con un juguete favorito cerca del árbol o del fondo navideño.
  • Llamar su atención con sonidos suaves (chistidos, ruidos con la boca, una palabra clave) justo antes de disparar.
  • Aceptar que las mejores fotos muchas veces no son las más “posadas”, sino las que capturan una mirada curiosa, un salto o un gesto tierno.

Para perros que conocen órdenes básicas como “sentado” o “quieto”, se puede pedir la posición por unos segundos y disparar en ráfaga (múltiples fotos seguidas).

Para gatos, que rara vez “posan por encargo”, resulta más eficaz preparar el escenario y dejar que el animal se mueva libremente mientras la cámara sigue su ritmo.

La espontaneidad no solo reduce el estrés; también produce imágenes más auténticas, que reflejan la verdadera personalidad del animal.

3. Luz y encuadre: aliados silenciosos (y fáciles de aprovechar)

La diferencia entre una foto “casera” y una imagen digna de postal muchas veces no está en la cámara, sino en la luz.

Mascotas en la foto de Navidad.

Siempre que sea posible, la recomendación es usar luz natural: cerca de una ventana, en un balcón o incluso en el patio, evitando el sol directo del mediodía que genera sombras duras y hace que el animal entorne los ojos. Una luz suave, de mañana o de tarde, favorece tanto a humanos como a mascotas.

El flash, en cambio, suele ser un problema: asusta a muchos animales, puede generar ojos rojos o “brillantes” y arruina el clima cálido que se busca en una escena navideña. Apagarlo y usar lámparas cálidas o la claridad del día es más amigable para todos.

En cuanto al encuadre, algunas claves sencillas ayudan a mejorar el resultado:

  • Bajar al nivel de la mascota: agacharse para ponerse a la altura de sus ojos genera una conexión más directa y expresiva.
  • Acercarse un poco más: muchos fondos navideños están sobrecargados. En lugar de mostrar todo el árbol, centrarse en la cara y la expresión del animal suele ser más efectivo.
  • Usar el modo ráfaga o “foto en movimiento”: la mayoría de los teléfonos actuales lo permite y ayuda a capturar el segundo justo en el que el perro mira a cámara o el gato hace un gesto simpático.

4. Premios, pausas y paciencia: la fórmula antiestrés

Si estar quieto y tolerar accesorios navideños no forma parte de la rutina diaria de la mascota, es lógico que necesite motivación extra. Ahí entran en juego los premios y las pausas.

Mascotas en la foto de Navidad.

Para perros, las golosinas pequeñas y de alta palatabilidad funcionan como un gran refuerzo: se puede dar una cada vez que el animal se mantiene en la posición unos segundos o mira hacia la cámara. Es importante que sean bocados chicos para no sobrealimentarlo durante la sesión.

Con gatos, muchas veces es más efectivo usar snacks específicos para felinos, pasta de malta o incluso jugar con su golosina favorita sobre el escenario mientras se hacen las fotos.

Las sesiones, en cualquier caso, deben ser cortas. Varios bloques de cinco a diez minutos con descansos intermedios resultan preferibles a un intento de media hora ininterrumpida. Entre tandas, es útil dejar que el animal se aleje, beba agua o se acueste donde quiera.

También es fundamental leer las señales de incomodidad: bostezos constantes fuera de contexto, lamerse la nariz, orejas hacia atrás, esconderse o intentar irse. Si aparecen, es momento de frenar. Obligar a continuar no solo arruina la foto, sino que puede generar una asociación negativa con futuras sesiones.

La paciencia del humano, más que la obediencia del animal, suele ser el factor decisivo.

5. Disfraces y decoración: seguridad primero, estética después

Los accesorios navideños son el toque final de muchas postales: gorros de Papá Noel, moños rojos, pajaritas, ropitas con renos, etcétera. El problema aparece cuando la estética se antepone a la seguridad y el bienestar.

Perro en Navidad.

Veterinarios y especialistas en comportamiento insisten en algunos puntos básicos:

  • Cualquier prenda o accesorio debe permitir que el animal se mueva con naturalidad, sin apretar ni rozar ojos, nariz ni boca.
  • Las cintas, lazos largos y pequeñas piezas que puedan desprenderse representan riesgo de ahogo o ingestión. Conviene evitarlos o usarlos solo bajo supervisión directa y por muy poco tiempo.
  • Algunos animales simplemente no toleran la ropa. En esos casos, una alternativa segura puede ser sumar detalles al entorno (almohadones rojos, luces de fondo) en lugar de vestir al animal, sobre todo si hace mucho calor.

La decoración del ambiente también exige cuidado: las luces navideñas deben estar bien aisladas y los cables fuera del alcance de mordidas curiosas; las velas reales, lejos de colas movedizas; las esferas de vidrio frágil, mejor en las partes altas del árbol, lejos de zarpas exploradoras.

Si el animal se muestra muy incómodo con cualquier accesorio, insistir solo por conseguir la foto no tiene sentido. Un retrato sin gorro pero con una expresión relajada es mejor recuerdo que una imagen “perfecta” de un animal asustado o tenso.

La postal perfecta no necesariamente es la más ordenada, sino aquella que, al verla dentro de unos años, recuerde cómo era realmente ese compañero de cuatro patas en una Navidad cualquiera.

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