De esta manera, el año 2020 se despide con mucha humedad, tras una larga sequía que golpeó a la población y el sector productivo de la zona más que el COVID-19, según reiteradas manifestaciones de pobladores y autoridades locales.
Tras una prolongada sequía considerada histórica, las lluvias comenzaron a aparecer a fines de octubre y con las reiteradas precipitaciones hasta la fecha se ha recuperado ya una buena parte del déficit hídrico. En las últimas semanas, una parte de la siembra para cultivos comerciales ya se ha podido terminar, como así también los cultivos para las chacras familiares.
Las superficies de pasturas también se han recuperado en casi todos los lugares y el ganado vacuno en este momento está de parabienes. Tajamares y aljibes se están llenando otra vez con el vital líquido, gracias a las lluvias caídas.
El Chaco Central tiene un promedio anual de poco más de 800 mm de lluvias. Las de estos últimas dos meses están acercándose más y más a esta marca en muchos lugares y en otras aún existe una cierta diferencia. Y la expectativa es próspera: que las lluvias seguirán en los próximos meses para seguir con la actividad agrícola y sembrar mas cultivos de renta y de autoconsumo.