Tras casi nueve meses de que la Gobernación de Guairá, administrada por César Sosa (ANR-HC) inaugurara un baño sexado considerado “modelo” para la comunidad indígena Yvyty Miri, la población sigue enfrentando el mismo problema estructural de siempre: no tienen agua potable.
Durante el acto de inauguración realizado en marzo, autoridades de las secretarías departamentales de Educación y de Asuntos Indígenas aseguraron que se gestionaría con urgencia la perforación de un pozo artesiano. Sin embargo, según relatan los vecinos, nada de lo prometido se cumplió.
Valentín Escobar, líder de la comunidad, explicó que el Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) también asumió compromisos reiterados para iniciar la obra. La última promesa establecía que la excavación comenzaría en octubre, pero nuevamente quedó en abandono tras el cambio de presidente en la institución.
Lea más: Comunidades indígenas de Guairá retratan el abandono del Estado
Actualmente, Yvyty Miri depende de un pequeño arroyo que cruza el territorio, una fuente vulnerable que se seca completamente durante los meses de sequía. Cuando eso ocurre, las familias deben recorrer varios kilómetros para pedir agua a vecinos de compañías cercanas, lo que representa un esfuerzo diario especialmente duro para mujeres, niños y adultos mayores.
Los pobladores advirtieron que, con la llegada del verano, el caudal del recurso hídrico volverá a reducirse drásticamente, y temen quedar nuevamente sin ninguna fuente de abastecimiento del vital líquido. La indignación crece porque el moderno baño inaugurado —que incluye infraestructura sexada adecuada para estudiantes— se vuelve prácticamente inutilizable sin acceso al agua necesaria para su funcionamiento.
Para la construcción de dicho baño, hasta hoy sin funcionar, la Gobernación de Guairá destinó G. 125 millones.
A la crisis hídrica se suma otro problema ignorado por las autoridades: el pésimo estado de los caminos vecinales que conducen a Yvyty Miri y a la comunidad vecina Yvyty Cora. Pese a intervenciones parciales realizadas por la Gobernación de Guairá, los arreglos quedaron “a medias”, y las rutas siguen en estado calamitoso, volviéndose intransitables en días de lluvia.
Para las comunidades, la falta de caminos adecuados no solo dificulta el acceso a servicios básicos como salud y educación, sino también la llegada de asistencia estatal y de vehículos que transportan agua cuando el arroyo se seca.