¿A quién sirve el ministerio?

Me refiero al Ministerio de Educación y Ciencias (MEC). Y la pregunta que me hago como ciudadano de a pie es doble: ¿A quién sirve y para qué sirve el MEC?

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Ciertamente no sirve a los estudiantes de la educación escolar. Los mantiene ocupados durante doce o trece años, pero no les enseña eficazmente y menos aún los educa. Según el Servicio Nacional de Evaluación de los Procesos Educativos (Snepe) del mismo ministerio, de los estudiantes de tercero, sexto y noveno cursos de Educación Escolar Básica y de tercero de Educación Media (bachillerato) NINGUNO aprueba en castellano, guaraní y matemáticas. Y según el Informe PISA, nuestros estudiantes de 15 años no tienen lectura comprensiva.

Según algunas universidades, los estudiantes que proceden de instituciones del Estado en su mayoría no llegan capacitados para estudios universitarios. Y según algunos empresarios, no egresan del bachillerato con competencias básicas para trabajar.

Está claro que el MEC no les sirve; sus instituciones educativas ni siquiera logran enseñarles a leer comprendiendo lo que leen.

Al no servir a los hijos, tampoco sirve a los padres, además, porque el MEC y sus instituciones les niegan el derecho de constituir con sus hijos, los profesores, directivos, exalumnos y administradores la “comunidad educativa”, que les garantizan el artículo 76 de la Constitución Nacional y ocho artículos de la Ley General de Educación. Y en los últimos años han sido excluidos arbitrariamente del proceso de elaboración del Plan de Transformación Educativa, violando el artículo 71 de la Ley Código de la Niñez y Adolescencia.

No sirve a los campesinos y sus familias, porque los ignora, violando el inciso 13 del artículo 115 de la Constitución y el 79 de la LGE, que le obligan a realizar la educación campesina, rural y sus familias.

No sirve a las cooperativas, porque ha excluido de sus currículos y programas la educación para la cooperación, violando los artículos 73 y 113 de la Constitución Nacional.

Así podemos seguir la lista diciendo que no sirve a las universidades, no sirve a los adultos en su derecho a la “educación permanente”, no sirve al desarrollo de la Pedagogía, que nada tiene de científica, en nada sirve a los Institutos de Formación Docente, en su mayoría estancados; no sirve al desarrollo humano y consecuentemente tampoco al desarrollo económico, no sirve al desarrollo moral, etc.

Entonces, ¿a quién sirve?

La lúcida y oportuna “Carta Abierta”, recientemente escrita por Miguel Augusto Rojas Mori, dirigida al supuestamente corrupto y corruptor embajador de Estados Unidos en Paraguay, declarándolo “persona no grata” y pidiéndole que se vaya a su casa, nos ha confirmado lo que muchos sabíamos: que el MEC está al servicio de la Agenda 2030 y su “ideología de género”, camufladas en el PNTE, que corromperá a menores, los hijos del “soberano pueblo paraguayo”.

EL MEC prepara una pregunta a los padres, para que respondan con firma: “¿Quieren que los profesores den educación sexual a sus hijos?”. El MEC quiere semáforo verde de los padres para imponer impunemente la ideología de género.

Si Jesucristo estuviera físicamente por aquí ¿diría a los promotores de la ideología de género: “Al que escandalice a uno de estos pequeños, más le valiera que le aten una piedra de molino al cuello y lo arrojen al mar?” (Mt. 18,6).

El MEC, por sus resultados, hace tiempo perdió la estima; ahora ha perdido la confianza y la credibilidad.

¿Saben los funcionarios del MEC, qué educación quieren los padres “paraguayos de bien” para sus hijos?

Una educación integral, como la prescriben la Constitución Nacional y la Ley General de Educación (que el MEC está violando), que les enseñen a leer y escribir en castellano y guaraní, matemáticas y ciencias naturales y sociales, ética y moral, que eduquen su capacidad de pensar, que desarrollen y maduren su capacidad afectiva, su conciencia (capacidad de darse cuenta de), que aprendan “a aprender, a conocer, a hacer, a convivir y, sobre todo, a ser”, tomando la recomendación de Jacques Delors para el siglo XXI, universalmente respetada.

Ahora, el MEC no sirve a la educación, pretende servir a los corruptores de menores, enmascarados con las estrategias de la Agenda 2030.

El MEC necesita un replanteo profundo.

jmonterotirado@gmail.com

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