Limpieza y educación

El aumento de casos de dengue y chikunguña en nuestro país es síntoma –y consecuencia a la vez– de una enfermedad grave que nos aqueja como sociedad: la falta de educación. Un mal social convertido en círculo vicioso que mantiene al Paraguay amarrado al atraso y la pobreza en todos los órdenes de la sociedad, y tiene su epicentro en la mala política.

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Vemos el penoso escenario de un calamitoso sistema de salud desbordado por una emergencia sanitaria, pese al multimillonario endeudamiento a que fue sometido el país durante la peor etapa de la pandemia del covid-19 para, supuestamente, mejorar y potenciar su capacidad. Pero, más allá de una cuestión de recursos, en cuanto al dengue, zika y chikunguña, la situación es perfectamente evitable con la elemental acción de evitar las condiciones para la proliferación del vector: Aedes aegypti, que propala las citadas enfermedades.

A estas alturas, nadie desconoce que los mosquitos se reproducen en el agua acumulada y estancada. Pese a ello, inundamos calles, plazas, baldíos, playas, y hasta casas de todo tipo de basura que podrían servir de criaderos de larvas del mosquito, lo que evidencia nuestra absoluta falta de conciencia y responsabilidad ciudadana con el destino colectivo.

El viernes se realizó en los 30 distritos de Itapúa un “Mingatón” para eliminar criaderos de mosquitos. El acto puede tener algún efecto mediático, testimonial, pero está lejos de ser la solución, si al día siguiente nuevamente inundamos el ambiente de basura. Estas acciones deberían ser permanentes, cotidianas, por ejemplo, a través de las comisiones vecinales en cada barrio, en cada ciudad.

Y, a propósito de limpieza y responsabilidad ciudadana, se aproximan las elecciones generales, y es inevitable emparentar esta situación de los males transmitidos por insectos con otra de las enfermedades sociales que nos acogota; la madre de todas nuestras enfermedades. La falta de educación y responsabilidad social que posibilita la proliferación de “políticos-aedes.

Esos que se crían en los charcos de la ignorancia de la gente, y a quienes la ciudadanía empodera a través de su voto, sin importar que sea malo, burro, deshonesto. Se les vota a cambio de unos billetes, por alguna promesa de cargo, o por el simple color partidario. Qué oportuno sería eliminar esos criaderos ubicados en nuestras cabezas. Y cuán necesarios son la educación y la responsabilidad ciudadanas.

jaroa@abc.com.py

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