Un fiscal que ya no mienta a la sociedad

Cinco años atrás, al asumir como fiscala general, Sandra Quiñónez anunció que enfrentaría la corrupción: “ahí me encontrarán”, y sostuvo que “no les voy a defraudar”.

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Ahora se va tras encabezar la oprobiosa entrega del Ministerio Público al poder más significativamente corrupto y haber defraudado a la ciudadanía que confió en ella.

“Destaco nuestra lucha contra la corrupción pública, que fue una prioridad en nuestra gestión”, dijo al despedirse la señora Quiñónez. El problema es que la ciudadanía no notó esa lucha: el Paraguay figura entre las naciones más corruptas. Esa condición la mantiene nuestro país gracias a la impunidad de nuestros corruptos, impunidad que les conceden las propias instituciones que debieran reprimirlos.

El Ministerio Público de Quiñónez blindó a sinvergüenzas; no investigó a tanta gente que robó al país. Las condenas que logró, como las de los González Daher, fueron debido a la insoportable presión de Estados Unidos. Aunque el hijo de Óscar González Daher, condenado a 8 años de cárcel, sigue libre y es concejal de Luque; y el dinero de la usura criminal de Ramón González Daher continúa enriqueciendo a la familia de este aunque él esté preso.

Quiñónez representó una esperanza como mujer y por sus antecedentes en el combate al terrorismo. Pero pronto demostró que no estaría al servicio de la República sino al servicio de quienes estaban en contra de los intereses de la República. No fue Fiscala del Estado, sino de un estado de cosas que desestructuraba la vida institucional republicana.

Quien la antecedió en el cargo, Javier Díaz Verón, fue designado por el gobierno estadounidense significativamente corrupto, junto con Óscar González Daher, en diciembre del 2020. Díaz Verón había estado al frente del Ministerio Público desde el 2011 hasta el 2018, año en que lo sustituyó Quiñónez.

El jueves 9 de marzo asumió el nuevo fiscal general del Estado, Emiliano Rolón Fernández. Llega con esperanzadores antecedentes. En su asunción al cargo hizo todas las promesas de rigor: “Velar por los intereses de la ciudadanía…, sacudirse de la corrupción…, el norte debe ser el estado de derecho”.

Entre la bronca y el hartazgo, la ciudadanía espera mucho de Rolón Fernández. Espera, por ejemplo, que limpie el Ministerio Público. Si va a luchar verdaderamente contra la corrupción, debe comenzar por casa. Él sabrá quién es quién en ese antro en el que pocos salvan la dignidad.

Y luego, casos emblemáticos, como el atroz crimen político que tuvo como víctima a Rodrigo Quintana en el 2017. Aquello fue terrorismo de estado: la policía asaltó un local partidario y acribilló a un ciudadano. La Fiscalía se encargó de borrar pruebas. La prensa ha expuesto otros tantos casos más de los que debe ocuparse esta nueva administración.

Pronto veremos si Rolón Fernández está dispuesto a cumplir sus promesas. No tiene margen para mentiras. Debe hacer que el Ministerio vuelva a ser Público soltándolo de las garras que lo tienen hoy todavía preso de la inmoralidad.

nerifarina@gmail.com

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