Lo que se vino a continuación es conocido por todos: Inicialmente no tuvo mucha trascendencia y Nixon fue reelecto en forma contundente, pero posteriormente la fuerza de los hechos revelados por la investigación periodística además de las delaciones de los aprehendidos empezaron a dejar al descubierto tantos hechos nuevos que se sucedieron nuevas aprehensiones y se vieron obligadas a intervenir primero la Fiscalía General y posteriormente la Corte Suprema de Justicia, resultando una bola de nieve tan grande que tuvo como consecuencia nada más y nada menos que la renuncia –única en la historia de ese país- del Presidente en funciones.
Al margen de la historia oficial -si tal cosa siquiera existe- varias versiones en formato película y también series, todas sin excepción muy buenas, nos muestran lo ocurrido desde varios e interesantes ángulos y puntos de vista. Entre todos ellos, llaman la atención la forma recurrente en que se enfocan dos aspectos: 1) La impunidad con que operaban muchas personas cercanas al Presidente, y una vez arrojada luz sobre el escándalo 2) La forma en que el gobierno pretendió “desmarcarse” de las acciones de los primeros, para no quedar pegado con la enorme conspiración que estaba quedando desnuda.
Aun habiendo transcurrido tantos años, lo ocurrido sigue siendo objeto de estudio de analistas políticos, material de preguntas incómodas a aspirantes a cargos públicos del tenor de “¿Qué haría Usted en una situación similar?” e igualmente una lección sobre qué hacer –o no- en función de gobierno, tanto en lo que refiere a las personas en las que el titular de Ejecutivo deposita su confianza, como claramente debe hacerlo para poder cumplir con sus objetivos, como así también a la responsabilidad que ambas partes deben asumir ante lo que ocurra y no desconocerse de pronto.
En nuestro país, desde hace un par de semanas el nuevo gobierno electo va lanzando “globos sonda” en forma de rumores, que pueden ser más o menos fundados, en relación a candidatos a ocupar los Ministerios y algunas dependencias claves como la titularidad de las Binacionales a partir del 15 de agosto próximo. Esto está enmarcado dentro de un plan cuidadosamente concebido y las opiniones que vierta la gente, así como las reacciones que se perciban, servirán sin duda –y ojalá así sea- a Santiago Peña y su equipo de transición como parámetros para tomar las decisiones en ese sentido. Cabe destacar que por lo que vemos hasta el momento, la percepción es que no se está dejando nada librado al azar.
Igualmente, y en el mismo sentido, ya fueron oficializados un par de nombres de personas de reconocida trayectoria en instituciones estatales y cercanas al nuevo gobierno. Las designaciones hechas hasta el momento gozaron mayormente de aprobación, al tiempo que algunos sectores no estuvieron de acuerdo, en un juego válido en democracia. Por lo demás, siendo cargos cuya designación es potestad del Ejecutivo por su calidad de “mujeres y hombres de confianza”, está bueno apoyar con criterio sus nombramientos, guardando moderado optimismo mientras seguimos de cerca sus pasos desde ahora y más cuando estén en funciones.
¡Qué privilegio para el Presidente electo poder rodearse de los mejores! Usando su mejor criterio y dejándose asesorar para llamar a su lado a aquellas personas que serán junto a él los principales responsables de llevar adelante las políticas públicas a ser aplicadas en todos los ámbitos. Enorme privilegio que conlleva la igualmente gigantesca responsabilidad de representarnos en la conducción de nuestro querido Paraguay a lo interno y lo externo, a trabajar en conjunto con el Poder Legislativo como así también el Judicial y soportar a los francotiradores, que siempre los hay, como también empezar a renovar todo el sistema, desde IPS, inseguridad ciudadana, contrabando descontrolado, ¡porque esto no da para más!
Pedimos a Dios que otorgue sabiduría al Sr. Peña, para que sepa rodearse de personas probas y leales, y de la misma forma sepa alejar a aquellas que no cumplan con esos y muchos otros requisitos, como así también que no le tiemble el pulso a la hora de rechazar presiones del ámbito que sea para “ubicar” a los recomendados de siempre. El resultado de las elecciones demostró sin lugar a dudas la enorme preferencia hacia su persona, y que al honrar este compromiso actúe con la certeza de que cuenta con el apoyo mayoritario del pueblo paraguayo.
Que aquéllos elegidos para acompañar más de cerca al Presidente sean responsables de sus actos y asuman con humildad los elogios que corresponden a la consecución de objetivos, que finalmente constituyen la razón por la que ocupan sus respectivos puestos. Que las obras en marcha sigan avanzando y sean concluidas en tiempo y forma, y que los errores y fracasos sean asumidos y no se escondan detrás de sus cargos ni pretendan delegar responsabilidad en otros. Y que de este modo el Presidente y todos sus Hombres sean uno solo, leales entre sí y más leales aún con sus juramentos ante el Soberano.