Como pandorgas

Sin sorpresas se dio la elección de las mesas directivas con las que comienza este nuevo período el Congreso Nacional.

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Los colorados cartistas Silvio Ovelar y Raúl Latorre presiden las cámaras de senadores y diputados, respectivamente, a través de acuerdos que en los mejores de los casos sirvieron para ir exponiendo las relaciones de fuerza en ambas cámaras del Congreso y explicando de paso por qué el partido de gobierno obtuvo una contundente victoria el pasado 30 de abril ante una oposición que aparece cada vez más descalabrada.

En la cámara baja, Latorre obtuvo 58 votos, los de su partido, más los de liberales, encuentristas y de Cruzada Nacional.

El diputado Jatar Fernández Safuán, del partido Cruzada Nacional, que denunció un supuesto masivo fraude en las elecciones generales e instó a no votar por los candidatos oficialistas, justificó su apoyo al candidato colorado argumentando que el votará siempre a conciencia y que nadie le dirá qué hacer, anticipando que no le importa si lo expulsan de su partido porque será independiente.

Más exótica aún resultó la argumentación del diputado Rubén Rubín, electo a través del partido Encuentro Nacional, quien sostuvo que la gente lo votó a él y el trabajará con su agenda propia, y que el no es ni opositor ni oficialista, como si se tratasen de conceptos negativos en la dinámica política propia de gobernar.

En la cámara alta, Silvio Ovelar llegó a los 30 votos, su candidatura de hecho fue la única anunciada desde hace tiempo, y los colorados autobautizados como “independientes” nunca terminaron de construir una candidatura propia para el bloque, que inicialmente fue de ocho integrantes, hasta terminar ahora fragmentados como la ex Yugoslavia tras la guerra de los balcanes.

La elección también sirvió para demostrar lo fragmentado y heterogéneo que es ese espectro al que denominamos uniformemente como oposición.

Cinco senadores liberales, con alguna afinidad histórica al cartismo, un senador de Patria Querida, otro de Hagamos y una de Cruzada Nacional, conformaron el apoyo externo a Ovelar, quien de ser un hombre clave del “abdismo” en el período pasado, pasa a ser ahora un político clave para el “cartismo” en este período.

Cosas de la política, explicaría con simpleza cualquier observador de la realidad.

Hasta aquí, la elección de autoridades de las mesas directivas del Congreso, deja una fotografía del por qué fue contundente la victoria oficialista el 30 de abril.

Colorados que son capaces de enterrar sus hachas de guerra y darse un banquete de sapos con el objetivo de conservar y ampliar el poder, y opositores incapaces de articular una opción propia por intolerancia e incapacidad de diálogo de un sector y la angurria de otro que lucra en beneficio propio.

Mirando hacia los opositores, esta semana la senadora Yolanda Paredes, de Cruzada Nacional, recordaba que fueron electos por grupos diferentes al oficialismo colorado, para representar esos intereses e ideas diferentes.

No podemos ser como esos políticos pandorgas, que van hacia donde va el viento, decía en la 730AM, justificando que ellos deberían honrar a la gente que los votó, cumpliendo lo que prometieron en la campaña y buscando actuar de forma más unida como grupo político.

El período legislativo recién comienza, pero a juzgar por antecedentes y calidad discursiva, creo que vamos a extrañar con más intensidad que nunca a nuestros karai guasu de la política como Waldino Ramón Lovera, Fernando Vera, Feliciano Martínez o Ña Carmen de Lara Castro.

guille@abc.com.py

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