Hidrovía

Lamento tener que recordar que desde que estoy en radio, desde 2002, molesto a nuestros políticos con la necesidad de revertir la estúpida “política” según la cual nuestro país no sufre riesgos en sus intereses vitales, en sus intereses existenciales, y que, por tanto, puede deambular por la Historia sin prepararse para eventuales conflictos sobre esos intereses, sin tener “hipótesis de conflictos”.

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Hay muchos muy buenos políticos en nuestro país, pero lamentablemente en este tema han prevalecido hasta ahora los que por la promesa de algún carguito de morondanga en alguna oficina suiza de Naciones Unidas o, peor, de algún conchabo de ONG, nos han convertido en un país impotente, incapaz de defender sus intereses, obligado a alinearse a los dictados de embajadas extranjeras.

Y así han destruido a nuestras Fuerzas Armadas (que el 12 de junio de 1935 eran la fuerza combatiente más eficaz de América, excluyendo a Estados Unidos, Brasil y Chile) y han destruido a nuestra política exterior para alinearla a los disparates de cuanto papanatas “diplomático” se presente.

Paraguay tiene intereses vitales, existenciales, sin los cuales no puede mantenerse como nación independiente y no descarto que entre los políticos a los que me refiero haya muchos cipayos que, como los porteñistas de 1813, no crean en el Paraguay y trabajen deliberadamente para convertirlo en una entidad dependiente.

La libre navegación de los ríos es la piedra basal de nuestra Independencia, es un interés existencial paraguayo. La perennidad de las fuentes del río Paraguay es un interés existencial paraguayo. Los límites arcifinios de nuestro territorio son un interés vital de nuestra nación. El control soberano de nuestra parte en las binacionales de energía, el de la parte que nos corresponde del acuífero Guaraní, la inviolabilidad de nuestro espacio aéreo, etc.

Estos políticos de los que hablo entregaron, por ejemplo, nuestro espacio aéreo a las mafias del narcotráfico mediante la destrucción de nuestras Fuerzas Armadas. Las únicas beneficiarias de la destrucción de la capacidad aérea de nuestras Fuerzas Armadas son las mafias del narcotráfico que con los recursos obtenidos del uso de nuestro espacio aéreo tienen capacidad de comprar a cada vez más funcionarios y magistrados de nuestra República.

Pero ahí están esos políticos obedeciendo las sospechosas ordenes de la embajada de Estados Unidos sobre el tema.

La semana que terminó vio a Argentina redoblar su apuesta para restringir la libre navegación de los ríos, ahora reteniendo un cargamento de combustible. Si quiere, Argentina podría obligarnos a volver a las bicicletas para felicidad de los agentes de las ONG extranjeras de las bicinazisendas.

Y estoy seguro que eso estarán deseando los cipayos.

Pero el país normal debe recapacitar pronto sobre que tenemos que volver a tomar en serio la política exterior y la defensa y que tenemos urgencia de reconstruirlas sobre una idea muy simple: El que toca nuestros intereses, paga carísimo.

evp@abc.com.py

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