Otro escándalo

Deseo que fuese mentira el nuevo escándalo internacional que envuelve a Horacio Cartes. Está señalado como uno de los organizadores del asesinato del fiscal Marcelo Pecci, en mayo del año pasado en Colombia. El crimen conmovió a nuestro país e impactó a la opinión pública mundial.

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Las autoridades policiales y judiciales colombianas se pusieron enseguida a trabajar para aclarar el caso. Pronto el esfuerzo conjunto y la profesionalidad dieron sus resultados. Se detuvo, entre varios delincuentes, a Francisco Luis Correa Galeano, el articulador confeso del asesinato. De sus declaraciones aparecen los nombres de los hermanos Pérez Hoyos –ya condenados– como los que habían recibido desde nuestro país la orden de eliminar a Pecci.

Desde el primer instante la sospecha apuntaba al Paraguay como el origen de la idea de acabar con la vida de Pecci, cuyo trabajo era investigar al crimen organizado. Y lo hacía tan bien, y con tanta responsabilidad, que dio con los hilos que conducían al narcotráfico. Y a su propia muerte.

La justicia colombiana se empeñó en dar con los autores materiales y morales del horrendo crimen. Los primeros ya están enteramente identificados y encarcelados. Faltan los segundos que también, de acuerdo con las declaraciones del “articulador”, ya se tienen sus nombres.

Correa Galeano se encuentra detenido en la Fiscalía General de la Nación de Colombia, en Bogotá, desde el 3 de junio del año pasado. También menciona a Miguel Ángel Insfrán (Tío Rico) como a otro de los autores desde la sombra.

El pasado martes 10, la Fiscalía General colombiana dio a conocer un comunicado en el que expresa que Correa Galeano “indicó por primera vez que la información en contra de un expresidente paraguayo la escuchó en conversaciones con los hermanos Ramón y Andrés Pérez Hoyos, condenados por el crimen”. Agrega el comunicado que la Fiscalía dispuso de varias actividades investigativas para corroborar el testimonio de Correa Galeano. “De establecerse que sus afirmaciones son ciertas, se hará la compulsa de copias a la Justicia de Paraguay para que actúe en el ámbito de su competencia”. Finalmente, el comunicado señala el compromiso de la Fiscalía de esclarecer en su totalidad el homicidio de Pecci y de “colaborar con las instancias internacionales para identificar y lograr la judicialización” de los involucrados.

Mientras tanto, en nuestro país, Horacio Cartes tiene que habérselas con defensores que se enojan, gritan, insultan, intrigan, cualquier cosa, menos darse al esfuerzo de dar algunas explicaciones que intenten convencer a la opinión pública de la falsedad de la acusación. Se limitan a participar del viejo torneo de las alabanzas que suele tener jugosos premios. Otros, más imaginativos, sitúan a los Estados Unidos de América detrás de las acusaciones sin dar pruebas.

¿Cómo? ¿El país más poderoso de la tierra dedica su complicado tiempo en desdibujar la imagen de un ciudadano de quien no se sabe que lo hubiera ofendido? ¿Qué se supone que hizo Cartes para despertar semejante enojo? ¿Cuál es el peligro de Cartes para los Estados Unidos? ¿Es falsa la imagen del presidente cartista, Santiago Peña, en amable sintonía con el embajador de los Estados Unidos? ¿Peña abrazado con el enemigo de quien lo hizo presidente de la República? Desde la coherencia, no tiene lógica que el gobierno de los Estados Unidos sea el impulsor de las acusaciones contra Cartes en el caso Pecci; tampoco la excelente relación con el presidente Peña.

También en nuestro país el fiscal general, Emiliano Rolón, dispuso que se indague acerca de las declaraciones de Correa Galeano, quien señala a Cartes y al presunto narcotraficante Miguel Ángel Insfrán como supuestos mandantes del asesinado de Marcelo Pecci.

Es urgente que se aclaren las acusaciones para terminar con la especulación política y judicial que envenena a nuestro país.

alcibiades@abc.com.py

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