Didio Juliano y la subasta de la República

Ante la pregunta de si se compran los cargos públicos o las voluntades, la respuesta debe ser afirmativa. De hecho, no es nada nuevo. La historia de la civilización hace mención a un hecho acontecido en Roma allá por el año 193 DC.

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Al haber sido asesinado por parte de la ya corrupta Guardia Pretoriana, el emperador romano Cómodo fue sucedido por Pertinax, quien fue ungido como tal por aquella que también se encargó de asesinarlo. Se cuenta que el dinero tuvo un preponderante rol, cuando no, y si se trata entre corruptos aun mayor.

El citado Pertinax ofreció 12.000 sestercios a cada uno de los guardias, otros dicen 5.000 dineros, ofrecimiento y entrega que dicen se hizo de la manera más típica, en silencio y solo entre partes. Se habla de algo así como 300 millones de sestercios. Al querer Pertinax limpiar la casa de corrupción, esa que él mismo instaló, fue asesinado por quienes había comprado.

En conocimiento de que toda la guardia pretoriana era comprable se presentaron dos personajes a pujar por el trono del Imperio romano. Uno era Tito Flavio Sulpicio, emparentado con Pertinax, y el otro Didio Juliano, un senador inmensamente rico. La subasta de ofertas duró un buen tiempo hasta que finalmente “la elección” de los soldados recayó en Didio Juliano. Dicen que los soldados llevaban las ofertas: “Sulpicio oferta esto, cuánto ofertas tu Didio”. Al final ganó la puja Didio Juliano. Se vendió el Imperio romano al mejor postor. Exactamente 66 días después fue asesinado por quienes lo ungieron como emperador previo pago.

Y viene esta anécdota ante los hechos de corrupción y prácticamente subasta del Estado paraguayo que se materializa con participación de la clase política corrupta paraguaya y en particular con quienes pertenecen al Partido Colorado. El Estado se ha vuelto botín para estos. Todo está a la subasta, en particular las voluntades.

Todos los días somos testigos de los actos de corrupción que tienden a desvalijar las arcas del erario público y en particular la compra de voluntades. El Estado paraguayo está en subasta. El mejor postor adquirió prácticamente todos los estamentos que hacen a la administración del Estado y con ello maneja a prepotentes a sueldo que amenazan convertir el Estado de derecho en anacrónico y hasta en desuso.

El Poder Legislativo responde a un autócrata, muchos de sus miembros imputados, acusados de hechos de corrupción y de ser parte de asociaciones criminales.

El Ministerio Público está arrodillado a ese y se ha vuelto el garrote más peligroso del ciudadano al colmo de inventar causas fraguadas con el abogado del tiranillo.

El Poder Judicial, en parte a los pies de corruptos, si no cómplice en actos de corrupción. Todo es producto de la subasta; si no son negociados, son puestos o cargos a amigos y parientes con jugosos e inmerecidos salarios, si no son estos, sí desvíos de fondos públicos; si no estos, alquiler y compra de voluntades, si no contratos con el Estado. Todo dentro de la subasta. Todo sucumbe cuando se subasta el Estado.

La corrupción es un sistema y los sistemas harán todo lo posible por conservarse. Es hora de que los ciudadanos de bien, que son mayoría, exijan un Estado decente, menos corrupto, con funcionarios y en particular legisladores, con integridad. Es hora de salvar a la República que no puede estar a la venta, a la subasta.

aamonta@gmail.com

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