Soledad Núñez: “Tenemos que recuperar el poder de quienes lo tienen secuestrado para devolverlo al pueblo”

Soledad Núñez, aspirante presidencial de la Concertación.Picasa

“Quiero ser Presidenta en el 2023″ ,“Tenemos que recuperar el poder de quienes lo tienen secuestrado para devolverlo al pueblo”, “El que no quiere trabajar o quiere robar, tiene que abandonar o ser expulsado del servicio público”. Son, entre otras, las expresiones de Soledad Núñez, la exministra de Senavitat que quiere llegar a Jefa de Estado a través de la Concertación. En esta entrevista, ella se identifica como mujer que se abrió camino en la vida con esfuerzo y dedicación en un mundo que sigue poniendo más barreras a las mujeres que a los hombres.

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–¿Qué busca con su candidatura? ¿Es testimonial?

–No me gusta el término “testimonial”, pero entiendo la pregunta. Quiero ser Presidenta en el 2023. Apunto a ganar con la Concertación Nacional y, sobre todo, junto a la ciudadanía que anhela un cambio para nuestro país. Tenemos que recuperar el poder de quienes lo tienen secuestrado para devolverlo al pueblo. Jamás hice algo por lo “testimonial”, sin pensar seriamente en que un cambio real es posible, aun con recursos y tiempos limitados. Así fueron las experiencias que tuve en Techo, en la academia y en Senavitat. Lo hicimos formando equipos, con planificación, caminando el país y mucho trabajo. Es la fórmula que estamos aplicando en esta campaña. Lejos estamos de apostar a algo solo testimonial.

–¿Quién la convenció? ¿Qué la convenció?

–Muchas personas vienen insistiéndome para dar este paso desde las elecciones pasadas, pero más que alguna persona, lo que me convenció es la enorme preocupación que siento respecto al futuro de nuestro país. La pandemia contribuyó a hacer más visibles las enormes carencias de nuestro Estado y la imperiosa necesidad de fortalecer las instituciones. No podemos tolerar vivir en un país en el que la gente tenga que andar mendigando salud, ya sea a través de polladas o como un favor recibido por los políticos de turno. Además, los avances de la inseguridad y el crimen organizado son alarmantes. Todo esto me impide quedarme en la zona cómoda.

–¿Cómo se financia la campaña?

–Por de pronto, la campaña no ha requerido sumas tan importantes. Nos ayudan nuestros ahorros, familiares y algunos ciudadanos amigos con quienes hemos trabajado por años en varias iniciativas de trabajo en la sociedad civil. Esto está en proceso de diseño. Además, aunque los recursos son fundamentales, estamos convencidos de que podemos hacer una campaña que no requiera de sumas exorbitantes a diferencia de otros sectores que necesitan invertir millones de dólares para movilizar al voto duro que cada vez es más costoso. No pretendo igualarlos en recursos, pretendo ganarles a pesar del dinero. Algunos se van a vender, pero la mayoría va a apostar por el cambio. En mi caso, soy una mujer que se abrió camino en la vida con mucho esfuerzo y dedicación en un mundo que sigue poniendo más barreras a las mujeres que a los hombres. Y no lo digo esto a modo de victimización, sino señalando una situación que tenemos que abordar como sociedad. Tengo muchos sueños que quiero cumplir siendo Presidenta del Paraguay, demostrar la fortaleza de mis convicciones para luchar por un futuro mejor de nuestros hijos.

–Algunos comentan que usted representa a los chuchis..., rubia, elegante...

–Yo vengo de una familia de clase media que ha logrado ofrecerme una educación de calidad a base de trabajo y esfuerzo. Es importante que la ciudadanía sepa que yo no llevo una vida de lujos. Toda mi vida trabajé con los sectores sociales en el Paraguay. Hay miles de fotos mías en asentamientos campesinos, comunidades indígenas y barrios populares compartiendo y trabajando con la gente. Es lo que me gusta hacer, es lo que soy y es lo que me trae a la política, no viceversa. Al mismo tiempo, entiendo perfectamente las críticas de la gente hacia la política, no les culpo, venimos de una historia nefasta donde muchos políticos han burlado la confianza de la ciudadanía. Hay muchos que están acostumbrados a aparecer solo en campaña, a utilizar a la gente, a comprarles su voto sin un mínimo interés real en ayudar a mejorar sus vidas desde la política.

–¿Usted habla guaraní?

–A mi mamá le habían prohibido aprender guaraní en la época de la dictadura. Mi papá habla perfectamente, crecí en una familia donde el idioma era el castellano. Sin embargo, siempre fui autodidacta con el guaraní y eso me permite comunicarme bastante bien, escuchar y entender e incluso responder con un atrevido yopará. En mis años de trabajo social nunca fue un impedimento el idioma.

–¿Dónde estudió?

–Soy egresada de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción y tengo dos maestrías, una en Dirección y Gestión de Proyectos por la Universidad Politécnica de Madrid y la otra en Políticas Públicas por la Universidad de Oxford.

–De todos modos, llama la atención la candidatura de una que se hizo conocida como ministra de la Vivienda. Roa Bastos decía soñar con una mujer Presidente para terminar con la amargura que nos han traído los Presidentes hombres...

–En la historia del Paraguay hemos visto que el rol de la mujer ha sido fundamental. A pesar del machismo que aún existe, todos sabemos que nuestros antepasados mujeres han reconstruido esta patria de sus cenizas. Si bien hoy no vivimos un conflicto bélico, estamos perdiendo la guerra contra la corrupción, el crimen organizado, la falta de educación y de salud, la falta de servicios públicos. Ojalá que esa mujer de Roa llegue a la Presidencia y no sea una demagoga o aquella que trata de impresionar con su verborragia. Yo me considero capaz de generar los cambios que necesita el Paraguay, de liderar un Gobierno para la ciudadanía y no para las mismas claques de siempre. Me considero una persona pragmática, entrenada por ingenieros para resolver problemas. Aquí necesitamos soluciones y menos demagogia. Hay que ponerles freno a los demagogos y populistas.

–¿Cuál puede ser el gancho para atraer al electorado, ese que vota tan mal y que después se pasa quejando de aquel al que votó?

–Mi diferencial está en mi trayectoria de resultados en múltiples ámbitos, desde lo social al sector público, mi juventud y capacidad de trabajo en equipo.

–¿Cuántos años?

–Tengo 39 y le puedo decir que conozco todo el Paraguay, ese verdadero Paraguay que empieza después de Calle Última. No hay muchos candidatos con características ya probadas de compromiso social a nivel nacional y resultados en la gestión pública. El desafío será llegar a la mayor parte del electorado con ese mensaje.

Soledad Núñez, aspirante presidencial de la Concertación.

–Competir contra la maquinaria colorada será una pulseada David contra Goliat...

–Sabemos que la competencia no será equilibrada, pero no podemos esperar sentados a que la cancha se nivele...

–Los mismos carcamales de la política se preparan de nuevo para asegurar sus curules en senadores, diputados, gobernaciones. Nadie los detiene. ¿Por qué es tan difícil? Evidentemente es un buen negocio para ellos...

–Tenemos que cortar los desmesurados privilegios de la clase política en el Paraguay. Ser senador, diputado o gobernador va a seguir siendo negocio mientras sigan gozando de todos los beneficios y mientras tengan la posibilidad de perpetuarse. El problema no es la elección de políticos, sino las ventajas no democráticas que algunos poseen para competir electoralmente. Tenemos mucho por mejorar en el control del financiamiento político, el castigo a la compra de votos, la investigación de delitos electorales... El control de las mesas tampoco puede depender de militantes partidarios. Genera todo tipo de distorsiones...

–El sistema no difiere del Gobierno autoritario. Los oficialistas eligen la cabeza y reparten las migajas con la oposición...

–Sigue el mismo sistema a pesar de que hubo cambios fundamentales en materia de libertades y elecciones desde 1989. A los esquemas clientelares y poderosos hoy les sumamos a las organizaciones criminales que se inmiscuyen en la actividad política y en la administración del Estado. Tenemos que hacer algo con urgencia contra la infiltración del dinero sucio en la política, en las instituciones y en el sistema financiero. Por eso es tan importante un cambio en el Gobierno para luchar contra el crimen organizado, las mafias y sus tentáculos.

–¿Qué haría si le dan oportunidad de asumir como Presidenta?

–Recuperar la dignidad de nuestro país en primer lugar, instalar una democracia de resultados, ningún niño sin pan, ninguna familia sin techo, ningún joven sin trabajo, ninguna mujer desprotegida, ningún ciudadano sin oportunidades. Para eso, vamos a promover la decencia en el funcionariado público, recortando privilegios y gastos innecesarios, llegando a cada rincón con una política descentralizada y pertinente al territorio. Vamos a aprovechar los bonos que tenemos, el demográfico, urbano y energético. Como Presidenta voy a trabajar día y noche para alcanzar soluciones que marquen un cambio real en la vida de la gente.

–Todos tienen el mismo discurso, pero a la hora de la verdad nadie se atreve a bajar la cantidad de funcionarios, suprimir los subsidios, reducir el Estado elefantiásico que tenemos...

–Tenemos que poner orden y organización en todo el aparato estatal. El que no quiere trabajar o quiere robar, tiene que abandonar o ser expulsado del servicio público. El gran desafío pasa por discernir dónde hay que reducir, dónde hay que optimizar y dónde hay que fortalecer el Estado. Reducir gastos también implica contratar o comprar mejor. En muchos ministerios los clanes se benefician entre sí con compras sobrefacturadas. Sobre los subsidios, tenemos que migrar a un modelo cooperativo y colocar subsidios en casos de que sean necesarios con una claridad de cuándo vamos a suspenderlos. En Senavitat hemos conseguido resultados que parecían imposibles. Esa experiencia quiero llevar a todas las instituciones. Vamos a instalar la búsqueda de la excelencia como máxima en el Gobierno.

–La Concertación, ¿es una oportunidad o una traba para los independientes?

–La Concertación nacional es el instrumento para juntar a la oposición y propiciar una alternancia sólida para revertir una situación histórica desventajosa. Es una oportunidad única para construir una verdadera unidad. Permite que candidaturas independientes, como la mía, puedan presentarse. Soy bastante optimista. Veo mucha madurez política, contrariamente a lo que algunos sectores quieren instalar. No creo que la Concertación sea meramente una formalidad para definir al candidato liberal, por el contrario, nos da la posibilidad al tercer espacio de ir a una suerte de primera ronda para definir el candidato a la Presidencia. Los números son muy favorables y estamos convencidos de que vamos a lograr la victoria.

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