Es una historia de nunca acabar: los “empresarios” del transporte público de pasajeros de la Gran Asunción, hoy agremiados en tres organizaciones que llevan las siglas CETRAPAM, FETRAM y UCETRAMA, han vuelto a recurrir al chantaje de las “reguladas”, sometiendo a los usuarios a largas esperas para imponer sus pretensiones. La ley penaliza esta práctica miserable, pero por lo que se ve, estos empresarios no le temen a nadie, a ningún Gobierno, ya que acaban de asumir nuevas autoridades y ellos siguen con la misma actitud de siempre, seguramente muy seguros de que no recibirán castigo alguno, posiblemente por haber prestado generosos servicios a los políticos en las últimas elecciones.
Salimos a la calle para escuchar a los verdaderos afectados por las reguladas de colectivos: los usuarios. Obligados a madrugar para poder conseguir un ómnibus que los lleve a sus trabajos o estudio, los pasajeros lamentan pasar tanto tiempo de sus vidas esperando o viajando en el transporte público.
Nadie ignora que el transporte público de pasajeros de la Gran Asunción es una verdadera calamidad. Los usuarios deben realizar largas esperas para abordar un ómnibus vetusto y atestado, porque los “empresarios” del sector incumplen abiertamente las normas de la concesión del servicio, llegando al extremo de incurrir periódicamente en las odiosas “reguladas”. El control brilla por su ausencia y los infractores agremiados hacen de las suyas, sin que las víctimas tengan la opción real de recurrir a otras prestaciones, pues están en manos de unos desalmados, que no compiten entre sí y que en los últimos diez años han recibido de los contribuyentes nada menos que 805.797 millones de guaraníes en concepto de subsidio por el costo del pasaje.
El paraguayismo “regulada” alude a una práctica extorsiva de los “empresarios” del transporte público de pasajeros, que consiste en reducir la frecuencia de la prestación del servicio para obtener del Estado un aumento de la tarifa o del subsidio, convirtiendo así la necesidad insatisfecha de los usuarios en una simple moneda de cambio. La miseria moral que implica someterlos a prolongadas esperas, afectando el ejercicio de su derecho al trabajo, entre otras cosas, dice mucho acerca de la calaña de quienes no temen los rigores de la ley. Si en estos días han recrudecido las “reguladas” de siempre es porque las sanciones no son aplicadas o porque no son lo bastante severas para poner coto a esta canallada.
Diciembre es el mes que más tránsito tiene el Aeropuerto Internacional Silvio Petirossi, más aún este año, que para muchos es el primero de regreso a Paraguay después de la pandemia. Familias enteras llegando para unos días de vacaciones y otras para quedarse definitivamente fue la constante en la mayor terminal aérea de nuestro país.
Un total de 103.000 pasajeros pasaron por la Estación de Buses de Asunción durante el Operativo Navidad, superando los 80.000 del año pasado, cuando todavía estaban vigentes las medidas restrictivas por la pandemia del Covid-19.