Los escoceses de The Twilight Sad acaban de anunciar una gira británica de invierno 2024. Poco antes, en agosto, el cuarteto publicó en su cuenta de Instagram que pronto celebrarán importantes aniversarios: «Han pasado 10 años desde que lanzamos Nobody Wants To Be Here And Nobody Wants To Leave…».
Este mes se conmemora el centenario de los últimos días del poeta inglés Wilfred Owen, muerto en la Primera Guerra Mundial y autor de algunos de los mejores poemas escritos en esos años.
Que sea noticia esta semana porque el modder roocker666 ha encontrado entre los archivos del primer juego diseños que no llegaron a aparecer en la versión final y que han estado ocultos durante todos estos años es un grato motivo para hablar de Silent Hill.
Robert Smith, que cumplió años el martes, canta en el Lado B del próximo material que el 15 de junio lanzará con Fat Cat Records la banda escocesa de indie rock y post punk The Twilight Sad, formada en el 2003; sepamos un poco más de ella.
El rock, grito de rebeldía contra una sociedad hipócrita y represiva, rompió con la tradición y nació marcado por el imperativo de lo nuevo –de hecho, renovó la música, los valores, las ideas y la cultura en general–; el rock, afirma en este artículo el músico paraguayo Horacio Bendlin, no solo es un ritmo, sino una forma de vida, que desde la década de 1950 en adelante ha sido una marca –quizá la más importante– de identidad generacional. Hoy, en nuestra época de sampleos, tributos, remixes y clásicos, el espíritu del rock, espíritu de innovación, de inconformismo, de desafío y ruptura, ¿sigue vivo? ¿O estamos en una crisis que nadie quiere reconocer, que todos tenemos miedo de admitir?
En estos días eléctricos, surcados por ondas lumínicas y sonoras, en estos días de radio y de luz, la emisora radial en funcionamiento más antigua de Paraguay, Cáritas, acaba de celebrar un nuevo cumpleaños y la exposición acerca del hombre que diseñó nuestra época, Nikola Tesla, exposición que recorre ahora el planeta, acaba de abrirse al público en Madrid.