Del total transferido entre enero y noviembre, US$ 226,7 millones correspondieron a royalties de Itaipú, lo que confirma el peso estructural de esta binacional en la generación de recursos fiscales. En contraste, la cesión de energía de Yacyretá aportó US$ 37,3 millones, con una participación sensiblemente menor y un comportamiento más irregular a lo largo del año, diferencia que refleja no solo la distinta escala de ambas hidroeléctricas, sino también la volatilidad asociada a los flujos de compensación energética.
El análisis mensual revela que febrero fue el mes de mayor transferencia total, con US$ 48,4 millones, pico que contrasta con meses como mayo, agosto, septiembre y octubre, en los que no se registraron ingresos por cesión de energía, lo que redujo el monto total transferido exclusivamente al componente de royalties.
En términos de promedio mensual, las transferencias totales se ubicaron en torno a US$ 24 millones, aunque con oscilaciones significativas. Mientras enero registró US$ 22,9 millones, abril descendió a US$ 21,6 millones, y junio volvió a repuntar hasta US$ 21,9 millones dado el mayor ingreso por Yacyretá. Estos movimientos confirman que, si bien los royalties muestran una relativa estabilidad, la cesión de energía introduce un factor adicional de variabilidad en el flujo de recursos.
Desde la perspectiva de la distribución, el esquema legal vigente asigna el 50% de los recursos a la Administración Central y el 50% restante a gobernaciones y municipios. En términos absolutos, cada bloque recibió aproximadamente US$ 132 millones en el período analizado. Esta paridad formal no implica necesariamente un impacto homogéneo, ya que la capacidad de ejecución y la orientación del gasto difieren entre niveles de gobierno.
Para la Administración Central, estos recursos constituyen un componente relevante dentro del financiamiento de políticas públicas, especialmente en áreas vinculadas a infraestructura, salud y educación. En un contexto de restricciones fiscales y necesidad de priorizar el gasto, los ingresos provenientes de las binacionales han permitido aliviar presiones presupuestarias sin recurrir a mayores niveles de endeudamiento.
En el caso de gobernaciones y municipios, la importancia relativa de estos fondos es aún mayor. En muchos distritos, los royalties y la cesión de energía representan una porción significativa de los ingresos disponibles, lo que los convierte en un instrumento clave para financiar obras locales, servicios básicos y programas de inversión comunitaria.
Sin embargo, la irregularidad en los flujos mensuales plantea desafíos de planificación. La ausencia de ingresos por cesión de energía en varios meses obliga a los gobiernos locales a gestionar con cautela su programación financiera, evitando comprometer gastos permanentes sobre la base de recursos que no presentan un patrón estable. Esta característica refuerza la necesidad de una gestión prudente y de mecanismos de ahorro o previsión a nivel subnacional.
Otro elemento a destacar es que, pese a las fluctuaciones mensuales, el acumulado anual muestra una magnitud considerable. Los US$ 263,9 millones transferidos en once meses representan un volumen de recursos capaz de incidir de manera significativa en la dinámica fiscal y económica del país, particularmente en regiones con menor base tributaria propia.
A modo de remarcar, los datos del MEF confirman que los royalties de Itaipú continúan siendo el pilar central de las transferencias binacionales, mientras que la cesión de energía de Yacyretá cumple un rol complementario, pero volátil. La distribución equitativa entre la Administración Central y los gobiernos subnacionales refuerza el carácter descentralizado de estos recursos, aunque su impacto final depende en gran medida de la capacidad de gestión y ejecución de cada nivel de gobierno. En un escenario de crecientes demandas de inversión y limitaciones fiscales, estos fondos seguirán ocupando un lugar estratégico dentro de las finanzas públicas del país.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.