Gato siamés viaja bajo el capó de un auto y conquista corazones

Un gato siamés apareció en el barrio Villa Aurelia y luego lo llevaron a una casa en Luque. Le encanta esconderse bajo el capó de los autos, donde se siente protegido y calentito, por eso están convencidos de que viajó así atravesando largas distancias.

Un gato siamés apareció en una casa del barrio Villa Aurelia y luego lo llevaron a otra en Luque. Le encanta esconderse en el capó de los autos, donde se siente protegido y calentito, por eso están convencidos de que viajó así atravesando largas distancias.
Un gato siamés apareció en una casa del barrio Villa Aurelia y luego lo llevaron a otra en Luque. Le encanta esconderse en el capó de los autos, donde se siente protegido y calentito, por eso están convencidos de que viajó así atravesando largas distancias.Gentileza,

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José Ibarra decidió llevar al gato siames a su casa en Luque luego de que apareciera en un tambor de asado en el barrio Villa Aurelia de Asunción, donde viven sus padres.

Cariñoso, el gato siamés se sube a la cama y se acurruca sobre el pecho de José Ibarra, su dueño transitorio.
Cariñoso, el gato siamés se sube a la cama y se acurruca sobre el pecho de José Ibarra, su dueño transitorio.

Al salir del tambor se trepó a un árbol, José lo rescató y notó que estaba muy perturbado. Lo llevó a la veterinaria para sanitarlo y que publicaran su foto, porque pensaron que un animal tan hermoso tendría un dueño que lo extrañaría.

Sus nuevos dueños se dieron cuenta de que era un animal muy cariñoso y limpio, pero nadie lo reclamaba a pesar de todos los intentos por encontrar a su familia humana.

No era un gato callejero, no tuvo ningún problema en adaptarse a la vida hogareña y la convivencia con otras mascotas: dos perros y dos gatos.

A los dos días de vivir en Luque, el gato desapareció. José salió en su camioneta hasta Asunción y al regresar abrió el capó y ahí, sin más, estaba el gato siamés.

Un felino que viaja sin pasaporte ni pasaje en la parte más insólita de un automóvil.

“¡Es mi gato!”

Ayer, un muchacho que hace pocos meses perdió a su gato se puso en contacto con José gracias a una publicación de este diario. Irá a ver si lo reconoce, si se trata de su mascota, cuya desaparición dejó a todos con una inevitable congoja.

Mientras José espera que lo retiren, piensa que es justo que alguien lo tenga bien, porque se nota que lo querían mucho y que está acostumbrado a la vida familiar.

Al gato, al que llaman “Gordo”, se lo ve con frecuencia tirado en una cama y sin ninguna vergüenza sube al pecho de su amigo humano y ahí se queda dormido.

Come su balanceado, pero además le gusta mucho el pollo.

Es un gato cariñoso que conquista corazones, al que le encanta viajar de incógnito bajo el capó, junto al motor de un auto, ¡y llega sano y salvo!

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