Salud Pública 2025: un año de obras “de fachada” y desabastecimiento sin tregua

Personal de Salud del Hospital de Carapeguá, acomoda los pocos fármacos disponibles en el servicio público. Emilce Ramirez

A pesar de las promesas de una “inversión histórica” realizada por el Gobierno de Santiago Peña, el 2025 cierra como un año de crisis aguda en el sistema sanitario paraguayo. Mientras el Ministerio de Salud inaugura grandes centros asistenciales, los pacientes oncológicos, crónicos, y el personal de blanco, denuncian que los hospitales son “cascarones vacíos”, donde faltan desde el medicamento más básico hasta una alimentación digna para los internados.

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El año 2025 cierra en Paraguay con un balance agridulce en materia de salud pública. Según el seguimiento realizado por ABC Color, el periodo estuvo marcado por una paradoja dolorosa: mientras el Gobierno de Santiago Peña celebraba cortes de cintas y millonarias inversiones en ladrillos, los pasillos de los hospitales de referencia se convertían en escenario de protestas y desesperación.

A lo largo del año, las movilizaciones frente al Ministerio de Salud Pública (MSPBS), administrado desde agosto del 2023 por la doctora María Teresa Barán, se volvieron parte de la rutina, evidenciando el padecimiento diario de la población.

Pacientes son atendidos en los pasillos del Hospital Barrio Obrero, entre pisos rotos, techo enmohecido y elementos médicos apilados.

Uno de los puntos más críticos denunciados en 2025, fue la inauguración de grandes infraestructuras que, a criterio de gremios médicos, carecen de los servicios esenciales. El caso del Hospital General de Itapúa y las nuevas instalaciones en el Chaco fueron señalados como “obras de fachada”.

“El negocio para los amigos”

El Círculo Paraguayo de Médicos (CPM) denunció la tercerización de servicios, por ejemplo, para realización de estudios de imágenes y el sector oftalmológico.

El doctor Jesús Irrazábal, del Hospital Nacional de Itauguá (HNI), fue contundente al denunciar que estos edificios son a menudo “negocios para amigos” mientras hospitales de referencia como el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram), el Hospital Nacional, Hospital Barrio Obrero, entre otros, operan al borde del colapso.

Se inauguran paredes, pero no hay médicos especialistas ni equipos biomédicos para diagnósticos básicos”, resaltaba una de las notas de ABC, más leídas en el año.

Ventanas cerradas con cartón y colchones en el piso, imagen frecuente en los hospitales públicos de todo el país, como el Hospital Regional de Ciudad del Este.

A esto se sumó el desabastecimiento de medicamentos, que golpeó con especial crueldad a los pacientes crónicos y con enfermedades catastróficas. El drama de las familias recurriendo a amparos judiciales para obtener fármacos esenciales se volvió una constante, evidenciando un Estado que solo reacciona bajo presión legal.

Las denuncias que marcaron el año

El 2025 fue el año en que los pacientes, médicos y personal de enfermería se unieron en un solo grito contra la desidia. Entre las principales denuncias se destaca el desabastecimiento crónico de insumos y fármacos durante todo el año, obligando a pacientes a recurrir a millonarios gastos de bolsillo y a amparos judiciales para no morir.

Otra de las denuncias más importantes realizadas en 2025, tuvo que ver con la alimentación indigna servida en los hospitales. En noviembre, hubo un escándalo en el Ineram y en el Hospital Regional de Concepción, donde se denunció que los pacientes no recibían comida adecuada o que los insumos para la cocina eran insuficientes.

Almuerzo para pacientes y médicos en el Ineram.

A las quejas por la desidia sanitaria se sumó en reiteradas ocasiones el Círculo Paraguayo de Médicos (CPM), que calificó al Fondo Nacional de Recursos Solidarios para la Salud (Fonaress) como una “caja negra” que no rinde cuentas, dejando a pacientes en un “limbo administrativo” a pesar de tener coberturas aprobadas.

En las regiones sanitarias más alejadas, la situación es aún más lacerante. En 2025, María Teresa Barán y Santiago Peña inauguraron una sala la de terapia intensiva neonatal en el Hospital Regional de Villarrica, pero pocas horas después el servicio se desmontó y, en su ausencia, un bebé recién nacido, falleció.

Además, mientras en la capital se discutían licitaciones millonarias, en el interior del país se denunció que médicos recién egresados, sin especialidad, debían cubrir áreas críticas de urgencias y pediatría por falta de personal calificado, en Misiones, por ejemplo. Además, se cuestionó que varias Unidades de Salud Familiar (USF) en Paraguarí y Cordillera quedaron a medio terminar, obligando a los pobladores a alquilar viviendas particulares para recibir una atención médica precaria.

Necesidades urgentes para el 2026

El resumen de las necesidades que el Estado deja pendientes en salud pública es extenso, pero se focaliza en tres pilares:

  • Transparencia en compras y abastecimiento: la falta de medicamentos e insumos es de las principales quejas en los hospitales públicos. Se espera desde el Ministerio de Salud que mediante correctos procesos de gestión en compra y abastecimiento, esto pueda comenzar a subsanarse.
  • Ante las necesidades urgentes en los hospitales, desde el gremio médico se instó al gobierno de Santiago Peña a eliminar el “despilfarro” en gastos no prioritarios, como la cuestionada Villa Navideña de Itaipú, de US$ 700.000.
  • Recursos Humanos: una actualización salarial para el personal que lleva más de una década sin mejoras y la contratación de especialistas para los nuevos hospitales, también es una demanda insistente.
  • Mantenimiento: evitar que hospitales emblemáticos y de gran demanda se “caigan a pedazos” mientras se priorizan construcciones nuevas que, para los profesionales médicos, son de dudosa sostenibilidad.

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