“Una mierda nomás”

“Este nio es un caso de mi hermano y yo no puedo firmar, verdá. Resúltase que es una suma… y cuando mi hermano se fue para declarar, agarra esta Marchuk por poco no le mete preso a Ramón: vos por qué tal cosa, taa ta ta. Sabes qué, para demostrarle que son una mierda nomás y que nos respeten, ¿entendiste?” decía entre risotadas Óscar González Daher al entonces miembro del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM) Oscar Tuma. Segundos antes y según audios divulgados en diciembre del 2017, el ahora difunto se había referido con agresiones sexuales verbales a dos juezas: “Traele a la otra… cogele todo, limpiá y traele”. Los González Daher no eran un clan: eran una banda.

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Transcurrieron cuatro años desde que el cartista Santiago Peña calificó al finado Óscar (murió en octubre último) de “árbol que da frutos” pese a que se lo oía dar órdenes para torcer procesos judiciales, incluyendo los de su hermano usurero. Eran alevosos tráficos de influencia: la secta Moon, el caso Walberto Zárate, el predio de Estanzuela, el 31M, el atraco al PLRA, la quema del Congreso, el exintendente Roberto Cárdenas (Lambaré), el escándalo Saguier Blanco y Electrofácil, las provisiones de Nancy Godoy y su distribuidora… y un rosario demoníaco. La hediondez era tan grande que la Corte Suprema ordenó una auditoría que terminó corroborando los hechos. ¿Alguien hizo algo con la confirmación de la prostituida justicia? NADIE.

En diciembre del año pasado, los jueces Héctor Capurro y María Fernanda García de Zúñiga declararon culpable de tráfico de influencias a González Daher. El que no estuvo de acuerdo fue el presidente del Tribunal, Juan Carlos Zárate, quien además de disentir amenazó veladamente a los fiscales diciéndoles que eran pasibles de un proceso ante el JEM. Bravucón él, nos espetó: “Zapatero a tus zapatos”. Su señoría y su voto se han quedado solos en el desierto: un año después, una inteligente estrategia del fiscal Osmar Legal y su equipo junto a un Tribunal de tres mujeres coraje encabezadas por Claudia Criscioni fueron mucho más lejos y acusaron al clan de usar la justicia como garrote, pidieron disculpas a las víctimas y exigieron una investigación de todos los aprietes penales ocurridos a pedido de Ramón González Daher e hijo, los nuevos condenados a prisión.

A diferencia del juicio anterior, nunca sabremos si en esta oportunidad la fiscal general Sandra Quiñónez decidió presenciar y respaldar a sus fiscales porque falleció el más poderoso del clan… o porque estuvo presente el agregado del Departamento de Justicia estadounidense Brian Skaret. La única certeza hoy por hoy es que aunque para los poderosos muchas veces seamos “una mierda nomás” (como decía el ahora difunto), organizados podemos derrumbar varios inodoros. ¡Que viva el Paraguay!

mabel@abc.com.py

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