Añamemby, de Agustín Núñez: la lucha de una maestra rural en la dictadura

Sobre la obra teatral Añamemby, escrita y dirigida por el maestro Agustín Núñez, que ha subido a escena en el Espacio E (Estrella 977 entre Colón y Montevideo), escribe la actriz, psicóloga y pedagoga Karen Pürzel.

Elenco de "Añamemby", obra escrita y dirigida por Agustín Núñez (Foto: Carlos Arbués)
Elenco de "Añamemby", obra escrita y dirigida por Agustín Núñez (Foto: Carlos Arbués)CARLOS ARBUES

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Vuelve a marcar fuerte presencia en la escena teatral el maestro Agustín Núñez con «una obra –en palabras del periodista y actor Luis López Nery Huerta– cargada de emociones, de imágenes riquísimas, de elementos de referencia a la historia del autoritarismo, no solo en nuestro país, sino de la humanidad».

Añamemby nos sumerge en un oscuro y no del todo enterrado capítulo de la historia de nuestro país, la brutal represión de los campesinos durante la dictadura de Alfredo Stroessner, con especial énfasis en las Ligas Agrarias de los años 70, que congregaron a miles de personas en espacios de reflexión, ganándose la hostilidad del gobierno, que desafiaron el poder establecido y a las que se debe la creación de las escuelas campesinas, un aspecto central en esta obra, donde la maestra luchadora encarna la búsqueda de igualdad y del derecho de los niños a la educación, y, con ello, a un mejor futuro. Como señala la periodista Ruth Benítez, «Añamemby refuerza la memoria, valora la lucha de las Ligas Agrarias, pero, sobre todo, de las maestras del campo que tienen que gestionar la carencia, el hambre y el sueño de sus estudiantes».

Los miembros de las Ligas Agrarias fueron brutalmente reprimidos, sistemáticamente torturados y, en muchos casos, privados de su libertad o desaparecidos sin dejar rastros. Por eso, declara el actor, director y productor teatral Juan Carlos Moreno, «es necesario, absolutamente, poner estas obras a pesar del tiempo transcurrido, porque las nuevas generaciones tienen que enterarse de lo que fue aquella época nefasta, negra, oscurantista, para que esto no se repita nunca más».

La obra también destaca el intento de sometimiento de la mujer por parte de la cultura machista, así como la lucha de la protagonista por encontrar formas de superar la adversidad por sí misma, abordando así el problema de sobrevivir al abuso en un contexto de vulnerabilidad y desafiando la arraigada creencia de que salir adelante en la vida, para las mujeres, depende de un hombre.

La trama de Añamemby logra el equilibrio entre el drama y la comedia –«drama, comedia y tragedia se conjugan de manera magistral en esta creativa puesta del maestro Agustín Núñez, con actuaciones frescas y comprometidas, para citar al actor y director teatral Diego Mongelós–, brindando una experiencia de teatro popular de alta calidad. El uso de elementos brechtianos, como el narrador que nos sitúa en el tiempo y el espacio de la acción, los efectos de sonido y la música mantienen al espectador en estado de contemplación y distanciamiento. El efecto de distanciamiento del «teatro en el teatro» suma un notable impacto al desarrollo de la trama, mientras que la radio como elemento que contextualiza los acontecimientos a lo largo del tiempo añade profundidad a la historia, y el final realmente logra sorprender al público.

En lo actoral, la cuidadosa construcción de los personajes revela el trabajo de investigación tanto de parte del elenco como del director. En el caso de Rosa, la maestra, interpretada por Gabi Báez, esa construcción se basa también en su memoria y vivencias de hija de un maestro en Escobar, localidad del departamento de Paraguarí, experiencia de gran valor para comprender más profundamente los desafíos que enfrentan los habitantes del interior del país, olvidados y marginados por el Estado paraguayo.

La representación escénica es el resultado de un meticuloso trabajo de movimientos y lenguaje, con el uso del guaraní y el jopara para generar autenticidad. El comisario, interpretado por Koki Del Valle, es un personaje en constante transformación, un hombre con una dolorosa historia que asegura que ha llegado hasta donde está por mérito propio. Godoy, interpretado por Víctor Leiva, personaje inicialmente sumiso pero cómico, es la pieza que establece el mencionado equilibrio entre el drama y la comedia, además de revelarnos los inicios del «Karai Comi» como policía servil y obediente al patrón y de agregar intriga al final de la historia. El estudiante, encarnado por Giuliano Calcagno, habla un español sofisticado que delata su origen y su intervención marca el inicio de la historia, manteniendo al espectador en constante suspenso.

Si el trabajo actoral es impecable, el aspecto escénico no está menos logrado: desde el ingreso al espacio, el aroma a cocido quemado logra transportarnos al interior del país. Esta propuesta sumerge al espectador en la experiencia de ser un espía que observa en secreto la intimidad de los personajes a través del ojo de una cerradura. El diseño del escenario permite presenciar dos mundos: por un lado, la cotidianeidad, con el sonido, tan particular, de la escoba sobre la madera del escenario, y los utensilios y mobiliarios exactos para el desarrollo de la escena. Y, por otro lado, el mundo subterráneo, símbolo de la opresión de la época.

Añamemby no es sólo una obra teatral sino también un llamado a la conciencia y la justicia social que deja una huella imborrable en el corazón de los espectadores. A pesar de los años que han pasado desde la caída del régimen dictatorial de Alfredo Stroessner, las secuelas sembradas en aquellos tiempos de terror y opresión continúan presentes en niños que abandonan las escuelas por falta de alimentos, caminos y transportes, y en maestros como Rosa, que siguen luchando por los derechos que se les niegan en pésimas condiciones laborales y con remuneración casi nula. Porque esos flagelos siguen existiendo hoy, la labor del maestro Agustín Núñez constituye en esta ocasión un gran aporte histórico y reivindicativo.

Ficha técnica

Libreto y dirección: Agustín Núñez.

Elenco: Gabriela Báez, Koki Delvalle, Giuliano Calcagno, Víctor Leiva.

Narración y mundo sonoro: Rodrigo Alcaraz.

Voz en Off: Luis López Nery Huerta.

Luces: Santiago Schaerer.

Coordinación de producción y asistencia de dirección: Roberto Cardozo.

Diseño gráfico, fotografía y visualización: Carlos Arbués.

Prensa, publicidad y difusión: La Batuta, El Estudio.

*Los costos de las entradas son: 60.000 gs. (generales), 50.000 gs. (anticipadas) y 2 x 60.000 gs. (estudiantes). Más información y reservas al WhatsApp: 0972 344699.

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