Hoy se cumplen 30 años de un ataque mortal contra la libertad de prensa

Hoy se cumplen 30 años del asesinato del periodista Santiago Leguizamón, ocurrido en Pedro Juan Caballero. El caso ocurrido dos años después de la caída de la dictadura quedó totalmente impune, aunque se sabe que fue producto de una orden de la mafia de frontera que se sintió tocada por las inéditas publicaciones del comunicador que destaparon la corrupción en esa parte del país. El hampa eligió el día del Periodista para enviar, a la vez, una velada amenaza a todos los que podrían osar seguir el valiente camino elegido por el mártir de la prensa paraguaya.

A los 22 años de edad, el universitario Santiago Leguizamón participó de una conferencia sobre biología. Fue en el año 1972.
A los 22 años de edad, el universitario Santiago Leguizamón participó de una conferencia sobre biología. Fue en el año 1972.Archivo, ABC Color

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Santiago Máximo Leguizamón Zaván nació en Villa Hayes, Chaco, el 26 de marzo de 1950. Se recibió de mecánico de aviación y luego de licenciado en Comunicación Social. Estaba casado con Ana María Margarita Morra, quien es exactamente cinco meses menor que él. Tuvieron cuatro hijos.

Santiago Leguizamón era director y propietario de Radio Mburucuya 980 AM de Pedro Juan Caballero, en cuya sede vivía. Su familia vivía en el barrio Villa Morra de Asunción. Se veían usualmente cada dos semanas, cuando Santiago viajaba a la capital.

Aquella fatídica mañana del viernes 26 de abril de 1991, cuando Santiago tenía 41 años de edad, este desarrolló durante toda la mañana su exitoso programa denominado Puertas Abiertas.

Los últimos contactos que hizo al aire fueron con el director de Radio Ñandutí 1020 AM de Asunción, Humberto Rubin, y con el entonces corresponsal de Radio Mburucuya 980 AM en Yby Yaú, Cándido Figueredo.

A las 12:10, Santiago Leguizamón salió de la radio, que funciona hasta ahora en Zenón Stefani Ortiz entre Arroyo Piky y Arroyo Guavirá, barrio María Victoria de Pedro Juan Caballero. Se dirigía a celebrar el Día del Periodista en el restaurante El Pato, perteneciente a un amigo suyo y que quedaba en el lado brasileño de la línea internacional, en Ponta Porã.

Santiago manejaba su automóvil Nissan blanco. Al lado iba su secretario, Baldomero Cabral, conocido como Karapé, quien tenía 21 años.

Ambos se desplazaron 2.100 metros hasta que fueron emboscados sobre lo que ahora es la avenida Rodríguez de Francia entre Julia Miranda Cueto y Mariscal Estigarribia, barrio Mariscal Estigarribia, en plena línea internacional que divide Paraguay de Brasil. El lugar del atentado es actualmente la Plaza del Periodista.

Santiago debía conducir 100 metros más, doblar a su izquierda, entrar al Brasil y girar de nuevo a la izquierda hasta llegar al restaurante El Pato. De hecho, el ataque ocurrió en paralelo al local gastronómico, pero en el lado paraguayo.

El atentado fue perpetrado a las 12:15 por tres hombres que actuaron en un coche Volkswagen Gol negro. Uno de los sicarios (José Aparecido de Lima, alias Ze Lima) bajó y disparó contra el vehículo con una escopeta calibre 12 recortada. El otro matón (José Francisco Araulho), alias Tiro Certo) usó una pistola calibre 9 milímetros y un revólver calibre 38. El tercer hombre quedó en el volante ( Braz Vas de Moura )y hubo un cuarto integrante de la banda (José Galdino Dos Santos, alias Paulao) que vigilaba desde el otro lado de la frontera. La orden fue dictada por Daniel Alvares Georges y Luis Henrique Rodrígues Georges, (hijo del entonces patrón de frontera Fahd Yamil Georges), según se desprende de la investigación de la Policía Federal de Brasil.

Los perdigones de escopeta y los proyectiles de pistola y revólver hirieron gravemente al periodista, quien mientras agonizaba le dijo a su acompañante: “Corré, salvate vos. Yo ya no puedo”. Este último siguió el consejo y huyó de la escena en medio de un sostenido ataque a balazos.

El criminal que tenía la escopeta, al ver a Santiago sangrando en el volante, se acercó a él y le remató con otro disparo en la cara. Así, se consumó el recordado asesinato del periodista, precisamente en el Día del Periodista.

Llegó un momento en que nadie quería atender el teléfono

El operador de radio Del Pilar Benítez, fue uno de los colaboradores más cercanos de Santiago Leguizamón en Radio Mburucuyá. A 30 años de aquel fatídico abril del 91, el hombre recuerda perfectamente las constantes amenazas que sufrían en la empresa a causa de las denuncias y los comentarios efectuados por su patrón, quien siempre les decía que las advertencias también era para su familia, por lo que prefería que le pase a él.

“En los últimos días ya nadie quería atender el teléfono, sonaba y cuando atendíamos alguien nos amenazaba, las frases más comunes eran de hoy no vas a pasar, vamos a ir matar los a todos ustedes. Al principio las intimidaciones eran solo para Santiago, pero luego las intimidaciones ya eran para todos los trabajadores de la radio, era como para salir corriendo del lugar y dejar solo a Santiago” recordó Del Pilar.

El hombre, quien tiene más de 35 años de antigüedad en la estación de radio, ubicada en pleno centro de la ciudad de Pedro Juan Caballero explicó que cuando comenzaron las llamadas anónimas todos vivían atemorizados, pero después con tantas amenazas ya dejaron de creer que en realidad podrían ser víctimas de algún ataque, es más, comenzaron a tomar en broma las advertencias, hasta que ocurrió.

“Esa mañana Santiago hizo el último contacto con radio Ñandutí, luego se dispuso a ir al restauran donde le invitaron para comer por el día del periodista, él nos invitó a mi y a Marciano Candia, pero ninguno de nosotros quisimos ir con él por las constantes amenazas y allí vimos que se subió con él, el otro compañero Pedro Baldomero Cabral y se fueron, allí ocurrió el atentado”, explicó el operador.

Pese a que el ataque podría haber ocurrido en cualquier momento, ellos no creyeron al principio la noticia, todo parecía hasta irreal, los trabajadores de la radio llegaron hasta el lugar de los hechos, luego se trasladaron hasta el hospital donde permanecieron hasta que uno de los hermanos del periodista se llegó a la ciudad para llevar el cuerpo en un avión hasta la capital.

“Los días posteriores también fueron terribles, cerramos por tres días la radio, cuando regresamos todos estábamos asustados, nadie quería salir a la calle para trabajar, por el temor nadie quiso investigar a profundidad lo ocurrido, quienes fueron los autores materiales ni morales, es más nadie ni quería hablar del tema. Tardamos más de un mes en normalizar las programaciones, también casi todos los que trabajaban en locución se fueron” dijo Del Pilar.

Crimen de Santigo no acalló a la prensa

El periodista Cándido Figueredo recordó que esa siesta nublada de aquel otoño de 1991, era un día festivo para todos los comunicadores del país, ya que se rememoraba el día del periodista paraguayo.

Explicó que Santiago días antes había recibido una llamada anónima en que la que le confirmaron ¨usted ya tiene su día y hora marcada¨ por la mafia fronteriza.

-”En la mañana de aquel fatídico 26 de abril de 1991, Santiago se mostraba inquieto como presintiendo lo que en horas mas le ocurriría. Inició su programa ¨Puerta Abierta¨ en donde a diario denunciaba todo tipo de crímenes cometidos impunemente por los mafiosos de frontera como así también la complicidad de las autoridades de la época”, recordó.

Añadió que poco antes del mediodía, realizó un enlace con radio Ñandutí, en donde el periodista Humberto Rubin le pedía que por favor se cuidara, Santiago respondió con una risa para luego pronunciar una de sus últimas palabras en esa comunicación: hay dos clases de muerte Humberto, una es la muerte física, la natural, y otra es la muerte ética, en donde uno ha perdido la ética y la voluntad del trabajo.

Minutos después se despidió de su audiencia, salió en su vehículo rumbo a un restaurante en el lado brasileño para festejar con un almuerzo el día del periodista.

“Nunca llegó al lugar, cuando se encontraba circulando en su vehículo sobre la Avenida Dr. Francia y a una cuadra para girar hacia el territorio brasileño, sicarios de la mafia brasileña lo interceptaron y lo acribillaron con 22 balazos” rememoró.

A pesar de que ya pasaron 30 años de aquel horrendo crimen, el caso sigue impune por causa de una deficiente y cómplice justicia que en aquella época no movieron un dedo para agilizar las investigaciones que lleven a capturar a los mandantes de este horrendo crimen perpetrado para intentar acallar las denuncias de tantos asesnatos y hechos de corrupción, que involucraba a las organizaciones criminales , a las autoridades departamentales y nacionales de la época, enfatizó Figueredo.

“Con la muerte violenta de Santiago Leguizamon, se abrió una nueva etapa del periodismo de frontera, la repercusión de su muerte fue el comienzo de la caída del poder de la mafia fronteriza que hasta en aquel entonces gozaba de una total impunidad protegido por los madamases de aquel tiempo, encabezado por el propio presidente de la República el general Andrés Rodríguez, compadre del mafioso Fahd Jamil Georges, quien habría dado su ¨consentimiento y permiso¨ para que asesinaran a Santiago Leguizamón”, acotó.

A 30 años de este hecho que marcó a fuego la historia del periodismo en la era democrática, ni un solo culpable fue detenido y a estas alturas todos los autores materiales y morales ya están muertos y el ¨caso Leguizamon¨ al cumplirse 30 años estaría prescribiendo, advirtió Cándido.

“Sin embargo, a pesar de que la justicia no se interesó en dilucidar el caso, quizás para proteger a las altas autoridades de la época, comprometidos en el crimen, el destino se encargó de castigar a aquellos facinerosos, Daniel Alvarez Georges, hijo mimado de Fahd Jamil, quien fue secuestrado, torturado y asesinado por miembros de la organización criminal brasileña, Primer Comando Capital (PCC), mientras que Luis Enrique Rodrigues Georges fue acribillado en el interior de su vehículo en una calle céntrica de Ponta Pora, Brasil”, dijo en otro momento, en alusión a los directos responsables del hecho.

El último hombre sindicado en el asesinato de Santiago Leguizamón, el otrora todopoderoso Fahd Jamil Georges, anciano, enfermo y perseguido por miembros del PCC, no tuvo otra alternativa que presentarse ante la justicia brasileña para rendir cuentas de su crímenes. Sin embargo, de los tantos hechos por los que se les va a juzgar, no incluye el asesinato de Santiago Leguizamón, pero “lo que la justicia de los hombres no cumplió con Santiago, el destino o quizás la justicia divina se encargó de darles su merecido a todos los involucrados en la desaparición de nuestro colega”, refirió

Para Cándido el mensaje fue categóricamente erróneo. “Los mafiosos, quizás pensaron, que asesinando a Santiago en pleno día del periodista, acallarían las múltiples denuncias de tantos crímenes impunes en la frontera. Pero se equivocaron rotundamente, hoy más que nunca decenas de voces de nuevos periodistas inspirados en la figura de Santiago Leguizamón, siguen denunciando y desnudando los hechos de corrupción que sigue involucrando a la mafia con los que ostenta el poder en nuestro país”

Fahd Jamil nunca fue procesado por el crimen

El actual camarista de San Pedro, José Valiente, quien en los primeros años de la década del 90 era abogado del Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP) revisó junto a su colega Eligio Fariña los siete tomos del expediente judicial sobre la investigación del atentado contra Santiago Leguizamón. Durante los casi 30 años de investigación del hecho 14 personas fueron vinculadas al hecho, tres de ellos autores materiales, pero casi todos ya están muertos, otros desaparecidos y algunos prófugos.

“De las 14 personas se pudo identificar a tres autores materiales, José Francisco Araullo, alias Tiro Certo, José Aparecido de Lima, alias Ze Lima y Braz Vas de Moura, estas tres personas fueron los autores materiales del alevoso crimen según algunas pruebas testificales. El panchero Claudio Da Silva, cuyo puesto de venta estaba metros del lugar del hecho señaló que un morocho con barba y un rubio con bigote fueron los que dispararon contra el vehículo de la víctima”, precisó el camarista.

Tras un año de pesquisas se pudo demostrar que el morocho con barba de quien hablaba el testigo era José Aparecido de Lima, alias Ze Lima, mientras que el rubio con bigote era José Francisco Araullo, alias Tiro Certo. Estas personas fueron detenidos hacia el Brasil y declararon ante la Policía Civil, que ellos fueron contratados por los turcos para matar a Leguizamón.

“Por los turcos se entiende que fueron Luis Enrique Rodrigues Georges –alias Tulu– y Daniel Álvarez Georges y Fahd Jamil, pero como nosotros no teníamos en el expediente esas declaraciones pedimos que el policía José Omar de Camargo, quien había tomado esas confesiones a los sicarios declare vía exhorto, y a sí lo hizo, efectivamente el agente de la Policía Civil confirmó que los matones le dijeron que los Jamil los habían contratado para matar al periodista”, señaló Valiente.

Sin embargo, en aquella época también corría la hipótesis de que Fernando Mendonca también podría ser el autor moral, pues algunos testificaron haber escuchado que aquel empresario de frontera quería eliminar a Santiago, pero nunca se encontró algún elemento que pudiera potenciar o confirmar esa información, por lo que este fue desvinculado del caso en el años 1998. Pero si se encontraron elementos para sostenes que los Jamil fueron los mandantes de la muerte de Santiago Leguizamón.

“Lastimosamente de estas tres personas, solo se han presentado a prestar declaración indagatoria en 1996 Luis Enrique Rodrigues Georges –alias Tulu– quien fue asesinado hace poco en el Brasil y Fahd Jamil también prestó declaración informativa ante el juez de la causa en aquél entonces, pero este último jamás fue procesado por el crimen”, indicó.

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