La altura del cerro no sobrepasa los 200 metros, pero al no existir un camino propiamente realizado, los peregrinos deben transitar por los senderos entre los árboles y matorrales, a lo que se le suman las piedras movedizas que podrían representar un verdadero peligro, sobre todo para los niños y las personas adultas.
Aun así y a sabiendas de que no es nada fácil llegar hasta la cima, donde se encuentra erigida la enorme imagen de la Virgen de Caacupé, los promeseros, munidos de mucha agua y algún tipo de palo que pueda ser utilizado como una especie de bastón para sostenerse durante la subida, desde tempranas horas de la mañana se hicieron presentes en el lugar para participar del oficio religioso.
Como no se puede subir de forma continua y de manera alocada, por el cansancio que representa, las personas se toman un breve descanso para retomar el aliento y luego continuar la escalada. Dependiendo de las condiciones físicas de los peregrinos, se demora entre 30 a 40 minutos, algunos inclusive mucho más, es por eso que desde horas de la madrugada algunos ya inician la travesía.
Misa central
El oficio religioso, presidido por el cura párroco Carlos Coronel, se inició a las 7:30 horas, en presencia de numerosos peregrinos, aunque durante toda la celebración se podía notar la llegada de más devotos de la Virgen, que llegaban de forma retrasada debido al anuncio de que podrían registrarse lluvias durante la misa central.
Doña Justina, persona de la tercera edad, dijo que llegó totalmente empapada hasta la cima del cerro debido al calor extremo y al esfuerzo realizado, sin embargo, todo sacrificio es poco cuando se trata de llegar a los pies de la Virgencita de Caacupé. “Vine para pedir por la salud y felicidad de toda mi familia”, nos relataba visiblemente emocionada la mujer.
Precisamente, doña Justina es una mujer trabajadora y conocida por la venta diaria de chipa y pan casero dentro de la población. Entonces no tuvo mejor idea que traer consigo una gran cantidad de chipas y cocido con leche, para servir gratuitamente a los peregrinos.
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“El hacer este tipo de actividades es una linda experiencia que deberíamos de realizar todos los católicos”. “Es bueno cada año hacerse de tiempo y llegar junto a la Virgen para agradecer por todas las cosas buenas”, nos decía Junior Colman, uno de los tantos jóvenes que estaban participando de las actividades.
“No tengo una promesa en especial, pero deseo que el próximo año sea como siempre bendecido para mí y toda mi familia, y que en el Paraguay los jóvenes tengamos más oportunidades de trabajo”, sostenía.
El ir y venir de los peregrinos junto a la Virgen se dará durante todo el día, aunque muchos peregrinos de otras localidades no pudieron llegar debido a las malas condiciones de los caminos, tras los permanentes aguaceros que se están registrando en la zona.