En estos últimos días, vemos a ciertos personajes políticos en nuestro país capaces de mentir descaradamente, causando gran daño a la población, especialmente a quienes menos tienen, en aras de ganar las elecciones.
Lo notable es que en esta campaña de mentiras y desinformación no solamente arrastran a personas poco informadas sino que también gente que uno creía que tenía ciertos principios y raciocinio, justificaron su voto de rechazo a la donación europea a favor de la educación paraguaya, por el ambiente enrarecido que se creó sobre el tema.
En tiempos del dictador Stroessner hubo quienes justificaban represión y asesinatos, diciendo “para qué luego se meten en política” y callaban ante las injusticias por temor o conveniencia.
Algunos que votaron a favor de rechazar la donación de la UE destinada a útiles y alimentos para niños y niñas, sabían (y lo dijeron públicamente) que la iniciativa se basaba en falsedades alevosas, como fueron los casos de Rodrigo Blanco (PLRA), Rocío Vallejos (PQ) y Norma Camacho (PEN), entre otros diputados. Esa actitud trae dudas justificadas sobre su fortaleza moral.
Kattya González (PEN), en cambio, les dijo a sus colegas colorados lo que pensaba sobre la campaña sucia que montaron y luego se retiró de la sala para no participar de la infamia.
En el escenario político y social en el que estamos actualmente no podemos descartar del todo que haya intentos para que vuelvan a Paraguay tiempos oscuros que creíamos desterrados.
A través de los medios de comunicación se viene revelando diariamente cómo el crimen organizado gana terreno, maneja las cárceles, sus integrantes se infiltran en la política como candidatos, mata a quienes le molestan y gente inocente pierde la vida por estar en el lugar y momento equivocados.
Vemos como un ministro de la Corte Suprema de Justicia (y tal vez otros más) utiliza su cargo para convertirse en millonario formando clanes familiares que se dedican a acaparar bienes y traficar con sentencias.
También a políticos, que son capaces de hacer cualquier cosa por estar en el poder para seguir, evidentemente, mintiendo y robando. Tenemos a pseudocandidatos a presidente digitados por tenebrosos personajes, calificados de corruptos a nivel internacional.
Finalmente, notamos mucha gente desamparada, desinformada, fanatizada que son vistos y utilizados por estos “dirigentes” como ganado humano para lograr sus fines.
Si evaluamos esto, podemos concluir que estamos en problemas y que necesitamos ahora a las mejores personas, capaces de mantener la firmeza y la integridad, sin temor a quienes vociferan, calumnian o amenazan.
Paraguay ya pasó por esto y por cosas peores y, seguramente, no todos se amilanarán.
Ojalá, cada vez más gente crea que nuestro país y nuestra gente bien valen sostener las convicciones y enfrentar con ideas, movilización y votos a oportunistas e inmorales.