Cormac McCarthy, cronista del apocalipsis

Su muerte fue anunciada esta semana en el día tradicional de la mala suerte, martes 13. Adiós a Cormac McCarthy (Providence, Rhode Island, 20 de julio de 1933 - Santa Fe, Nuevo México, 13 de junio de 2023), narrador de la América profunda.

Fotograma de la película The Road (2006), basada en la novela homónima de Cormac McCarthy
Fotograma de la película The Road (2006), basada en la novela homónima de Cormac McCarthy

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«He walked out in the gray light and stood and he saw for a brief moment the absolute truth of the world. The cold relentless circling of the intestate earth. Darkness implacable. The blind dogs of the sun in their running. The crushing black vacuum of the universe. And somewhere two hunted animals trembling like groundfoxes in their cover. Borrowed time and borrowed world and borrowed eyes with which to sorrow it».

Solo tengo el original en inglés del pasaje de la novela distópica, posapocalíptica, The Road, de 2006, citado arriba, que traduciré abajo para ustedes:

«Salió y se paró en la luz gris y por un breve instante vio la verdad absoluta del mundo. El frío despiadado atravesando la intestada tierra. La oscuridad implacable. La carrera de los perros ciegos de sol. El aplastante vacío negro del universo. Y en algún lugar dos animales perseguidos temblando como zorros en su guarida. Tiempo prestado y mundo prestado y ojos prestados para llorarlo».

Una de las imágenes que ilustran estas líneas es un fotograma de la película basada en ese libro. Sí tengo, en cambio, la versión más conocida en castellano de este famoso fragmento:

«He aquí el niño. Es pálido y flaco, lleva una camisa de hilo fina y ajada. Aviva la lumbre en la recocina. Afuera hay campos oscuros roturados y con jirones de nieve y al fondo bosques más oscuros aún donde moran todavía los últimos lobos. Viene de familia de poceros y talladores de madera, pero en realidad su padre ha sido maestro. La bebida le puede, cita a poetas cuyos nombres se han perdido para siempre. El niño le observa acuclillado junto al fuego. La noche de tu nacimiento. Año treinta y tres. Leónidas, las llamaban. Ah, qué de estrellas caían. Yo buscaba lo negro, agujeros en el firmamento. La Osa Mayor embestía.

La madre muerta hace catorce años ha incubado en su seno la criatura que la llevará a la tumba. El padre jamás pronuncia su nombre, el niño no sabe cuál es. En alguna parte tiene una hermana a la que no volverá a ver. Pálido y sucio, observa. No sabe leer ni escribir y ya alimenta una inclinación a la violencia ciega. Toda la historia presente en ese semblante, el niño el padre del hombre».

Así comienza Meridiano de sangre (Blood Meridian, en el original), traducido por Luis Murillo Fort para la edición de 1985 de Mondadori. Según Harold Bloom, uno de los mejores comienzos de la historia de la literatura. Su autor nació en Providence, Rhode Island, igual que Lovecraft, y creció en el sur, igual que Faulkner. Su muerte fue anunciada esta semana en el día tradicional de la mala suerte, martes 13, por su hijo, John McCarthy, anuncio reproducido en The New York Times que recorrió de inmediato este planeta en cuyos oscuros fondos se dedicó a bucear toda su vida el novelista Cormac McCarthy (Providence, Rhode Island, 20 de julio de 1933 - Santa Fe, Nuevo México, 13 de junio de 2023). Salud por la memoria perdurable del violento narrador de la América profunda, adiós al hombre mortal. Borrowed time and borrowed world and borrowed eyes with which to sorrow it.

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