El cuerpo también llora: cómo el estrés y la tristeza impactan tu salud física

Mujer estresada.Shutterstock

El estrés y la tristeza no solo afectan la mente: el cuerpo también reacciona, mostrando síntomas físicos comprobados por la ciencia y la experiencia cotidiana.

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El diálogo entre mente y cuerpo

Sentir estrés o tristeza va mucho más allá de lo emocional. Diversas investigaciones confirman que estas emociones pueden desencadenar respuestas físicas notorias.

Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 60% de las visitas al médico están relacionadas con dolencias provocadas o agravadas por factores emocionales.

Los síntomas más habituales

Entre los síntomas físicos más comunes vinculados al estrés y la tristeza, destacan los dolores de cabeza, las molestias musculares y las alteraciones gastrointestinales.

Molestias gastrointestinales, imagen ilustrativa.

Un estudio publicado en la revista JAMA señala que personas bajo alta presión emocional tienen hasta un 50% más de probabilidades de experimentar problemas digestivos, como síndrome de intestino irritable, gastritis o acidez.

Además, la tensión muscular suele concentrarse en cuello, hombros y espalda. Esto puede derivar en dolores crónicos, dificultando la vida diaria.

La presencia constante de hormonas del estrés como el cortisol también altera el sueño, favoreciendo el insomnio y la fatiga, según datos recogidos por la Clínica Mayo.

Consecuencias a largo plazo

Si el estrés y la tristeza se prolongan, los efectos en el cuerpo pueden volverse preocupantes.

El sistema inmunológico se debilita, aumentando la vulnerabilidad ante infecciones. Investigaciones del American Psychological Association indican que cuadros depresivos pueden duplicar el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas.

Enfermedad cardíaca, imagen ilustrativa.

Además, la pérdida de apetito, los cambios en el peso corporal y las afecciones de la piel, como eczemas o brotes de acné, suelen estar presentes en personas emocionalmente afectadas.

Lo que podés hacer

Detectar estos síntomas físicos es clave para buscar ayuda o hacer cambios en la rutina.

La ciencia respalda la efectividad de técnicas como el ejercicio regular, la meditación y el acompañamiento psicológico para reducir tanto la carga emocional como sus consecuencias corporales.

Reconocer el impacto del estrés y la tristeza en el cuerpo permite actuar antes de que se instalen problemas de salud crónicos.

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