El colegio privado donde un niño de 12 años sufrió una lesión en la cabeza emitió un comunicado en el que asegura que aplicaron el procedimiento correspondiente y que está siguiendo las orientaciones del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC). Más temprano, desde la institución educativa habían negado a la asociación de padres que se trataba de un caso de bullying.
Mediante amenazas, difamaciones, insultos, doxxing y ataques a la dignidad, imagen e intimidad, la violencia digital de género puede conducir a sus víctimas a optar por el silencio.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), “la violencia digital suele nacer de la misoginia, el racismo y la homofobia y, como tal, puede constituir un delito de odio”. La recomendación de la Asociación de Tecnología, Educación, Desarrollo, Investigación y Comunicación (TEDIC) para los testigos de violencia digital contra las mujeres es terminar con la complicidad: “No protejas a los agresores: bloquea, reporta y denuncia. Si sigues a perfiles así, dale tu unlike”.
La violencia digital contra las mujeres afecta negativamente a toda la sociedad.
Si como familia escuchamos que nuestros hijos mencionan situaciones en las que se está hablando del cuerpo, de cómo se expresa, cómo lee, alguna otra característica o diagnóstico de otro niño o adolescente que son utilizados como burla, prestemos atención pues podría tratarse de un acoso escolar. Las licenciadas Alejandra Fernández y Sady Ramírez nos hablan sobre este tema tan delicado y que muchos niños, niñas, adolescentes, hasta adultos lo viven día a día.
Urge que todas las instituciones educativas cuenten con psicólogos clínicos para que permanentemente monitoreen o realicen un chequeo a los alumnos y a los docentes.