El guerrero que se volvió inmortal

El viernes 5 de abril, en una ceremonia celebrada en la sede de la institución fundada en 1897 en Río de Janeiro, el escritor y ambientalista Ailton Krenak se convirtió oficialmente en el primer indígena que ocupa una silla de la Academia Brasileña de las Letras.

Ailton Krenak (Foto Miguel Manso)
Ailton Krenak (Foto: Miguel Manso)

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«Así pues, el que desee la paz, que se prepare para la guerra. Quien quiera conseguir la victoria, que entrene a sus soldados con diligencia. Quien aspire al éxito, que luche con estrategia, y no lo deje al azar. Nadie se atreve a provocar u ofender a quien ve como superior en el combate».

Flavio Vegecio Renato.

Hay quienes deciden qué guerra luchar. Hay otros que no pueden darse el lujo de no luchar, que no encuentran otra opción más que la guerra, porque ya les arrebataron casi todo lo que tenían y, de no decidirse por la lucha, también les quitarían lo poco que todavía les queda.

Ailton Krenak es de los segundos; de tanto que les hicieron la guerra a los suyos –primero los portugueses, y después, luego de la independencia, los brasileños– ya nació en medio de una lucha que él no eligió: la lucha de los pueblos indígenas por ser tratados como seres dignos por aquellos que los consideraban –y algunos continúan haciéndolo– como inferiores. En esta guerra, que ya existía cuando él nació, a Ailton solo le restó alistarse como guerrero.

Se tiene constancia de guerras de los antepasados del pueblo de Ailton, los krenak, que entonces eran llamados «botocudos» (1), con los tupís, quienes los expulsaron del litoral atlántico brasileño, por lo que se replegaron hacia donde hoy se encuentran los estados de Espíritu Santo y Minas Gerais, en las inmediaciones del río Dulce.

Una guerra a los botocudos fue declarada formalmente por los extranjeros que llegaron a su territorio en 1808, por medio de tres cartas regias del príncipe regente João (futuro João VI). Se apelaba como justificación a la resistencia de estos indígenas a la civilización y a su supuesta práctica del canibalismo, que nunca fue demostrada. Rumor que al parecer buscaba desalentar la llegada de aventureros, pues ya se sospechaba que había oro en la zona (2).

Cuando se declaró la guerra a los botocudos, las explotaciones de oro del Brasil se encontraban agotadas. De ahí el deseo de la Corona portuguesa de buscar yacimientos de este mineral en las tierras de los botocudos, por lo que se les declaró la guerra. Guerra que, además, proporcionaría mano de obra esclava para explotar las minas, ya que a los botocudos que cayesen prisioneros de esta «guerra justa» se les forzaría a realizar los trabajos necesarios para llegar al mineral: cortar árboles, abrir caminos, etc. (3).

Los descendientes de los botocudos heredaron esta guerra con los descendientes de los portugueses. Para poder cruzar su territorio, instalar el tren y extraer las riquezas naturales de la zona en la que vivían, el gobierno brasileño decidió, a principios del siglo XX, que sería mejor sacar del camino a los krenak, que molestaban con su presencia. Por ello crearon en 1920 la reserva Tierra Indígena Krenak, de 4000 hectáreas, donde confinaron a los sobrevivientes de las masacres realizadas para facilitar la colonización de los blancos (4).

En 1953, los krenak fueron trasladados por la Fundação Nacional do Índio (Fundação Nacional dos Povos Indígenas), FUNAI, al Puesto Indígena Maxakalí, de donde volvieron a pie en 1959. En 1969, bajo la dictadura militar, la FUNAI creó el Reformatorio Krenak, un lugar de detención donde se ejercía una policía de las costumbres: se castigaban los delitos de embriaguez, vagancia, salir sin avisar al jefe del puesto indígena de la aldea y robo, así como prácticas culturales prohibidas: hablar el propio idioma, rezar, hacer fogones y danzar. Las penas eran reclusión en el reformatorio y trabajos forzados, pudiendo darse castigos físicos en casos de insubordinación. Lo cual era hecho sin debido proceso ni derecho a la defensa, quedándose los detenidos en el sitio el tiempo que la Policía considerase necesario. Algunos de los que vivieron esto no quieren hablar del tema; otros, hasta hoy no pueden ver policías ni militares sin tener miedo (5).

En 1972 fueron desplazados a la fuerza a la Fazenda Guaraní, a unos 300 kilómetros, mientras hacendados y otros ocupantes, con la complicidad de funcionarios de la FUNAI, la Policía Militar y otras dependencias, que legitimaron sus títulos, se apropiaban indebidamente de sus tierras. Volvieron a pie en 1980, cuando apareció un antropólogo que les dijo que habían sido engañados, que esas tierras ya eran suyas y que nadie podía quitárselas (6).

Después de volver de este destierro, puesto que sus tierras estaban tomadas, permanecieron en una superficie de 68 hectáreas hasta 1997, cuando consiguieron que sus 4000 hectáreas les fueran devueltas, anulándose los títulos de propiedad ilegales de sus invasores.

Este es un resumen de la historia de los krenak, el pueblo de Ailton. Su vida está relacionada con estos hechos. Nacido en 1953, a los 17 años, como muchos de los suyos, que escaparon a otros sitios, se mudó con su familia al estado de Paraná, donde aprendió a leer y escribir y trabajó como periodista.

La lengua portuguesa, la misma que obligaron a aprender a los suyos, le sirvió a Ailton de arma de combate. Sobre esto, él mismo dijo: «Yo aprendí a hablar portugués y esgrimo esta lengua como una lanza o una espada, como una flecha, para que yo pueda alcanzar la cabeza dura de las personas que no consiguen pensar solas. Entonces, yo les disparo a su pensamiento usando la lengua portuguesa» (7).

Desde la década de 1980, Ailton se involucró de lleno en el movimiento indígena brasileño, siendo fundador de la organización no gubernamental Núcleo de Cultura Indígena y de la Unión de los Pueblos Indígenas. Desde estos espacios, y otros muchos, luchó por los derechos de todos los pueblos indígenas del Brasil.

Ailton fue el principal protagonista indígena de la Asamblea Nacional Constituyente, cuando en 1987 se plantó frente a quienes redactaban la Constitución para defender que fuera incluido el capítulo sobre los indígenas. En esa oportunidad, los defensores de los nativos consideraron que él sería el más indicado para defender esta causa. Llegando al sitio, no le dejaron entrar con su vestimenta informal, por lo que pidió prestada ropa formal a amigos que estaban por ahí, quienes le brindaron camisa, corbata y saco. Ya vestido formalmente, Ailton guardaba un arma escondida bajo la manga. En sus palabras: «Pensé: no podré leerles estas cosas a estos tipos. Ellos no me van a escuchar. Van a seguir peleándose entre ellos, golpeándose la boca, etc. Voy a tener que hacer algo de indio aquí, voy a tener que inventar algo de indio para distraerlos. Porque si lo hago a la manera de los blancos, no va a funcionar. Entonces, tomé un pequeño frasco, esos frasquitos de cosméticos que las mujeres usan para maquillarse, y puse pasta de jenipapo con carbón dentro de ese frasquito y lo metí en el bolsillo de mi chaqueta y subí las escaleras. Ahí, el presidente de la Asamblea dijo: Ahora escuchemos una propuesta para una enmienda a los derechos de los Indígenas» (8).

Ailton dijo lo que tenía que decir mientras se pintaba la cara de negro. Esta escena, hábilmente improvisada sobre la marcha, por el impacto mediático que logró, fue uno de los motivos por los cuales los pueblos indígenas de Brasil lograron que en su Constitución de 1988 por fin se los considere como seres humanos, que se respeten sus costumbres, sus tradiciones y creencias, su derecho a hablar sus propias lenguas, a decidir de qué manera querían vivir la vida y, sobre todo, el derecho a la tierra, por ser ellos habitantes anteriores a la creación del estado brasileño.

Desde 1987 a esta parte, Ailton se volvió reconocido no solo en Brasil sino internacionalmente como uno de los principales referentes del movimiento indígena brasileño y como ecologista, pensador y filósofo que no se cansa de decir verdades incómodas cuando le preguntan su opinión. Ailton ha escrito varios libros que fueron best-sellers. Entre ellos, el que tuvo más éxito editorial fue Ideas para postergar el fin del mundo (2019). Con respecto al fin del mundo, Ailton declara que su pueblo ya conoció innumerables fines del mundo, que aparecen cada tanto, y que por ello él no les tiene miedo a los fines del mundo.

Como reconocimiento a toda una vida de lucha y militancia en la causa indígena de Brasil, y por ser una de sus principales voces, fue elegido en 2023 miembro de la Academia Brasileña de las Letras (Academia Brasileira de Letras, en portugués), cuyos integrantes, que son vitalicios, son llamados, por eso, inmortales. Sobre su elección, la Academia declaró: «Ailton Krenak es un escritor de renombre y figura central en el movimiento literario indígena del país. Su voz es fundamental en el escenario actual, por ser un vínculo entre la rica herencia cultural e histórica de los pueblos originarios y la literatura nacional» (9).

En su discurso de toma de posesión como inmortal de la Academia, el 5 de abril de 2024, Ailton Krenak, como es de rigor, recordó a todos los que le antecedieron en su silla, la número 5, que fueron siete. No solo recordó a esos siete, sino a muchos otros, y la historia que lo llevó ahí. «No soy más que uno. Pero puedo invocar a unos 300. En este caso, 305 pueblos que, en los últimos 30 años de nuestro país, se han dispuesto a decir ¡aquí estoy! Soy guaraní, soy xavante, soy caiapó, soy yanomami y soy terena. Y este discurso plural solo fue posible porque cruzamos una línea roja que indicaba, al final de los años de la dictadura, la voluntad del Estado brasileño de emancipar a los indígenas» (10).

En su discurso de recepción, Heloisa Teixeira, luego de rememorar los atropellos que su pueblo y los demás pueblos indígenas sufrieron por parte de los brasileños, dio la bienvenida a Ailton a la Academia con las siguientes palabras: «Recibimos no solo a un nuevo y brillante académico sino, principalmente, junto con él, un universo fascinante de territorios, pensamientos y cosmologías indígenas. Por ejemplo, Ailton nos trae, en este momento, alrededor de 180 lenguas a la ABL, cuya misión –al menos hasta hoy– es la preservación y el desarrollo de una única lengua: el portugués. Este es el alcance de la llegada, esta noche, de Ailton Krenak a la Academia Brasileña de las Letras» (11).

Y fue así como el guerrero Ailton Krenak se volvió un inmortal; el primer indígena que ocupa una silla en la Academia. Este no fue solo el logro personal de un hombre que se destacó por su lucha. Es el reconocimiento de quienes conforman la Academia Brasileña de las Letras de que los indígenas de Brasil también aportan lo suyo a la rica cultura del país. Esto no es pasar la página de toda una historia de injusticias (que continúan), sino el prólogo de una nueva historia, que se está comenzando a escribir.

Notas

(1) Los portugueses llamaban de forma genérica «botocudos» a los pueblos indígenas que usaban como adornos discos, «botoques», labiales y auriculares.

(2) Araújo, L. (2019). A Guerra de D. João contra os índios Botocudos: contexto e motivações, História em Rede, 16/08/2019: https://historiaemrede.medium.com/a-guerra-de-d-jo%C3%A3o-contra-os-%C3%ADndios-botocudos-contexto-e-motiva%C3%A7%C3%B5es-52df072e1f71

(3) Ibíd.

(4) Paraíso, M. (2021). Krenak, Povos Indígenas no Brasil. Instituto Socioambiental, 20/01/2021: https://pib.socioambiental.org/pt/Povo:Krenak

(5) Ibíd.

(6) MPF. [Unnova Produções] (15 de septiembre de 2016). Guerra sem fim. Resistência e Luta do Povo Krenak [Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=DfkGVfkJpAM

(7) Entrevista de 2022: https://www.youtube.com/watch?v=Z5cfqdWxvhM

(8) Ricarte, R.; Carvalho, R. R. L. (2019). Um quase eterno reencontro: Ailton Krenak e a Assembleia Nacional Constituinte (1987). Revista Espacialidades, 15(02), p. 228.

(9) Ailton Krenak, primer indígena miembro de la Academia brasileña de las letras, France 24, 06/10/2023: https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20231006-ailton-krenak-primer-ind%C3%ADgena-miembro-de-la-academia-brasile%C3%B1a-de-las-letras

(10) Discurso del 5 de abril de 2024 de Ailton Krenak ante la Academia Brasileña de las Letras: https://www.academia.org.br/academicos/ailton-krenak/discurso-de-posse

(11) Discurso de recepción de Heloisa Teixeira: https://www.academia.org.br/academicos/ailton-krenak/discurso-de-recepcao

*Marcelo Bogado es licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional de Asunción (UNA), máster en Estudios Latinoamericanos con énfasis en Antropología por la Sorbonne Nouvelle (París 3), investigador, docente y autor de los libros Representaciones y prácticas de salud en dos comunidades mbya guaraní de Caazapá (Fundación Kuña Aty, 2012) y Antropología Social (Santillana, 2023).

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