Aquí y ahora: El mapa de la artesanía paraguaya

En cada ciudad del país se puede encontrar una obra estrella que encanta y atrapa, ya sea por su majestuosidad, significado o laboriosidad de las manos que la producen.

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Cada pueblo cuenta con un encanto distinto. En diversos puntos del territorio, nuestro país esconde una joya artesanal creada por la mano del hombre. La voluntad, el sacrificio y el trabajo no bastan; es necesario un valioso don y, por sobre todo, talento.

La tradición que se transmite de generación en generación marca hitos e invita a descubrir detalles de una cultura.

A continuación, algunos pueblos que esconden irrepetibles creaciones que despiertan el interés no solo de paraguayos sino de cualquier foráneo que visite Paraguay.

Areguá e Itá: La cerámica y la alfarería son los pulmones artísticos de estos dos pueblos. Las artistas más destacadas de Itá son Rosa Brítez (autora de la gallinita de la suerte), Marciana Rojas y Gregoria Benítez. En esta localidad se pueden encontrar cántaros de todos los tamaños y un sello casi irrepetible: todo está hecho a mano, según aseguró Norma Martínez, profesora de ñandutí del Instituto Paraguayo de Artesanía.


 

Por su parte, Areguá -ciudad engalanada por su encanto natural- también ofrece todo tipo de artesanías. Planteras, cántaros, imágenes de animales, pesebres y alcancías se fabrican en la capital del departamento Central. Martínez expresó que en esta ciudad se utilizan moldes, a diferencia de Itá.

Atyrá: Los artesanos de esta ciudad "hacen magia" con el cuero. Se pueden encontrar billeteras, termos y guampas forrados, portaservilletas, llaveros, portafolios y montaduras. Las damas y los caballeros encontrarán también carteras y cintos. La creatividad de los trabajadores locales no tiene límites, pues también se destacan por sus tallados en madera.


Carapeguá: El distrito más poblado del departamento de Paraguarí esconde en sus entrañas al poyvi y al encajeyú. Quien visite esta localidad encontrará sobrecamas, hamacas y ponchos hechos del primer material. En cuanto al encajeyú, la oferta también es variada. Hay manteles y trajes especialmente confeccionados para bailarinas.

Caacupé: Es la capital espiritual del país y, además del Santuario de la Virgen, los visitantes pueden encontrar en la ciudad varios locales de venta de artesanías en cuero. Los más exigentes tendrán también la posibilidad de adquirir tallados en madera. Sobre la Ruta 2, por ejemplo, están a la venta muebles rústicos: camas, bares, mesas y sillas.

Concepción: El norte del país también tiene sus atractivos. Los turistas y todo aquel compatriota que visite la capital del primer departamento encontrará sillas y mesas de madera talladas. Los artesanos también ofrecen vestimentas de ao poi y encajeyú, mientras que muchas otras trabajadoras optan por vender croché.

 

Itauguá: Bautizada como la cuna del ñandutí, en esta ciudad están a la venta las obras de laboriosas tejedoras que han heredado el arte de generaciones anteriores. Se pueden encontrar camisas, polleras, manteles, vestidos y bastidores. Son muy famosos también los trajes para bailarinas de danza paraguaya. Muchos de los productos hechos de ñandutí han traspasado las fronteras del Paraguay y conquistado los más exigentes mercados internacionales.

Limpio: Decir Limpio es hablar de karanday. Los artesanos de esta localidad del departamento Central fabrican cestas y canastas de la hoja de este tipo de palmera. No faltan además pantallas muy demandadas por las damas para agobiar el acuciante calor y las carteras de todos los tamaños y para satisfacer los gustos más exquisitos.

Luque: Se la conoce popularmente como la "República", la del club azul y oro. Sin embargo, este último color prevalece ante la cualidad de sus orfebres, quienes ponen a la venta no solo joyas hechas en este metal sino también en plata y filigrana. Son infaltables los aros, collares y anillos. Pero este no es el único rubro de los luqueños, ya que muchos se dedican a vender guampas, jarras y bombillas.

 

No faltan los artesanos que tallan en madera y comercializan muebles, en tanto que otros hallan en el cuero repujado un modo de subsistencia. Ofrecen estuches, bolsones, cartucheras y maletines.

Misiones: El sur del país ofrece todo tipo de artesanías con una fibra natural por excelencia: la lana. Entre las múltiples opciones de compra que tienen los turistas y visitantes de este departamento se encuentran los ponchos, las colchas y las mantas.

En junio, el festival del Ovechá Rague en San Miguel, Misiones, congrega a la artesanía y la música. En la ocasión se puede comprar ñandutí, cerámica y ao poi.

Pirayú: A unos 50 kilómetros de Asunción, esta localidad del departamento de Paraguarí se destaca -al igual que Itauguá- por su ñandutí. No obstante, tiene un producto que puede ser considerado inigualable en todo el país: es la única ciudad donde las hamacas se hacen a mano, según ratifica con orgullo la profesora Norma Martínez, oriunda de Pirayú.

Las hamacas cuestan entre G. 130 mil -las que son para niños- y G. 250 mil, las que ya vienen con palos listas para ser colocadas.

Piribebuy: El poncho para'i de 60 listas es la estrella de esta ciudad cordillerana. Es una prenda muy utilizada por los artistas folclóricos e incluso, la localidad realiza cada año un festival en honor a tal poncho.

 

Tobatí:  Ubicada a poco más de 60 kilómetros, en el departamento de Cordillera, los artesanos de Tobatí se dedican al tallado de madera y a la marroquinería. Se pueden encontrar carteras, cintos y billeteras.

Además se pueden encontrar cerámicas, sombreros de karanda'y y no faltan las fábricas de ladrillos.

Yataity: Hablar de ao po'i (ropa fina, en castellano) es hablar de Yataity. Camisas, corbatas, vestidos, blusas y pantalones son solo algunas de las prendas de ao poi que pueden ser adquiridas en esta localidad del departamento de Guairá.


Yaguarón: Ubicada en el departamento de Paraguarí, Yaguarón es otra ciudad del Paraguay donde el tallado en madera es estrella. En esta localidad son las figuras de santos las más representativas, pero tampoco faltan los muebles rústicos.

 

Estas son solo algunas de las ciudades destacadas en el país por su artesanía. Detrás de cada obra se encuentra no solo la voluntad, el trabajo y el sacrificio, sino manos talentosas que buscan en este oficio una forma de subsistir y, a la vez, mantener vivas las tradiciones de antiguas generaciones, esas que luchan por no ser olvidadas y nos hacen recordar que el Paraguay va más allá del corazón.

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