Secuestro con bomba, nuevo método aplicado por el EPP

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PASO BARRETO, Concepción (Roque González Vera y Gabriela González Escalada, enviados especiales; Aldo Rojas, corresponsal). Total incertidumbre rodea al secuestro del ganadero Fidel Zavala. Hasta ayer los secuestradores no se pusieron en comunicación con los familiares. Testigos  brindaron ayer los pormenores de las primeras horas del plagio que se atribuye a integrantes del grupo de  delincuentes del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), que de esta forma revela una nueva manera de operar con tinte altamente violento.

En la tarde del jueves, el grupo de delincuentes que integra el EPP realizó una demostración de eficacia: tomó por asalto la Estancia Mabel y secuestró al ganadero Fidel Zavala. La operación comando se inició a las 17:00 horas aproximadamente, cuando los delincuentes coparon el establecimiento ganadero y se quedaron en el sitio, a la espera del Ing.  Fidel Zavala.   

Alrededor de las 19:00 llegó al lugar el asistente del ganadero, a quien emboscaron en un portón y lo obligaron a ingresar al casco principal de la estancia Mabel. El grupo de secuestradores se dividió en dos equipos. El primero, con la responsabilidad de resguardar el perímetro. Siete hombres, fuertemente armados, todos con uniforme  de camuflaje, se instalaron en los alrededores de la vivienda, teniendo bajo control la casa de los peones.   

El segundo equipo, compuesto de cinco personas, entró a la vivienda, donde tomaron como rehén al ganadero. Fidel Zavala es dueño de Rancho Z y la Estancia Mabel pertenece a sus familiares, donde llegó de visita. El comando del EPP tenía armas de guerra, resaltando ametralladoras M-16, FAL y un par de mini Uzi. Actuaron a cara descubierta y los testigos recuerdan que los uniformes eran impecables.   

Fidel Zavala fue sacado a empujones de la Estancia Mabel, lo subieron a su camioneta y tomaron rumbo norte, siguiendo el camino que lleva a Rancho Z, de su propiedad. Los testigos recuerdan que los cinco delincuentes que ingresaron al casco principal subieron a la camioneta, con el rehén.   

El equipo de seguridad perimetral salió del lugar rodeado del mismo silencio con que ingresó. No se escuchó el ruido de otro vehículo, de allí que se presume que huyeron a pie.   

La camioneta no llegó a Rancho Z, quedó abandonada sobre el camino, unos cuatro kilómetros antes de llegar al establecimiento de Fidel Zavala. El punto donde descendieron es el inicio de una picada apenas visible. Se encontraron algunos rastros de pisadas en el lugar.   

Se presume que los delincuentes tomaron rumbo al este, en busca de la protección que pueden brindar los montes situados al norte de la colonia Hugua Ñandu. En los alrededores se tiene una masa boscosa de casi dos mil hectáreas, el monte Burro Ka’aguy.   

Este lugar es el sitio ideal para ocultar a un batallón de combatientes. Tiene un punto de entrada y salida; está rodeado de pasturas naturales, lo que facilita la vigilancia; es monte alto, casi impenetrable.

Tiene las características adecuadas para la construcción de pozos para ocultar rehenes, similares a los que fueron preparados en Tacuatí y donde por espacio de 42 días un comando del EPP mantuvo secuestrado al ganadero Luis Lindstron, en julio del año pasado.   

Trampa cazabobos   

Iniciando una nueva modalidad de terror, los delincuentes del EPP prepararon una trampa "cazabobos" en el vehículo que dejaron abandonado, sobre la ruta que lleva a Rancho Z.   

El oficial 1º Víctor Hugo Romero (29) y el suboficial ayudante Víctor Manuel Martínez (24), responsables de la comisaría de Hugua Ñandu, iniciaron tareas de patrullaje en el camino que lleva a Rancho Z, luego de tomar conocimiento del secuestro.   

Al localizar la camioneta de Fidel Zavala se acercan hasta el vehículo, Víctor Martínez intenta abrir la puerta y en ese momento estalla una granada, cuyo seguro estaba preparado para saltar, habilitando el percutor.

La granada explota y las esquirlas se esparcen con violencia en el lugar. Víctor Martínez recibió un trozo metálico en la cabeza, perdiendo parte de  masa encefálica. Romero tuvo heridas superficiales.   

El suboficial Hugo Romero intenta auxiliar a su compañero, pero al tomar conciencia de la gravedad de sus heridas se dirige, totalmente ensangrentado, al establecimiento Isla Yovái, en busca de auxilio. Ambos policías fueron trasladados hasta el centro de salud de Hugua Ñandu y luego hasta Asunción.   

Causar terror   

El empleo de trampas "cazabobos" es una táctica clásica de combate y tiene como objetivo sembrar terror entre las fuerzas opuestas, aparte de causar bajas. El efecto inmediato que lograron los delincuentes del EPP es que los efectivos policiales se muevan con extremo cuidado y lentitud, por temor a nuevas trampas.   

Los delincuentes del EPP, a diferencia de los policías regulares, se mueven con comodidad y seguridad en los montes que rodean a Hugua Ñandu. Conocen muy bien el terreno, tienen armas, entrenamiento y capacidad para resistir el bloqueo que puedan imponer las fuerzas de seguridad del Estado.   

Con el secuestro de Luis Lindstron demostraron eficiencia, ahora dieron un paso más: voluntad para atacar a sus perseguidores, tal como lo hicieron con la trampa en la que cayó lamentablemente el policía Víctor Martínez.
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